“Ensayo sobre la ceguera”, de José Saramago
En este libro –el más popular de Saramago, publicado en 1995- el autor narra la extensión descomunal de una epidemia de ceguera blanca, donde los infectados aislados en cuarentena explorarán los más bajos instintos del ser humano. La sociedad deberá enfrentarse a su rasgo más primitivo: el instinto de supervivencia a cualquier precio. La novela del portugués, que alcanzó el Nobel en 1998, no sólo recrea lo que le sucede a las personas en su vida cotidiana, sino también las medidas desesperadas del Estado para controlar una peste desconocida.
Relata, además, la soledad de un grupo de personas que debe enfrentar una cuarentena violenta y cruel que saca el mejor aspecto de todos, el de la solidaridad.
“La peste”, de Albert Camus
El narrador se presenta como un testigo de lo ocurrido durante la epidemia de peste que azotó a la ciudad de Orán, en Argel. El cuadro clínico, además de la aparición paralela de centenares de ratas muertas en las calles de la ciudad, alerta a los médicos ante la sospecha de un posible brote de peste bubónica. En 1947, una década antes de obtener el Nobel, Camus publicó este libro donde les puso voz a cada uno de los personajes -desde médicos y turistas a fugitivos- que estuvieron involucrados en lo que significó la enfermedad para el pueblo.
Aunque la obra está ambientada en el siglo XX, debido a los orígenes argelinos del autor, los biógrafos relacionan muchos aspectos con la epidemia de cólera que azotó a Orán en 1849 tras la colonización francesa. Si bien el ritmo de la enfermedad es incontrolable y desconcertante, el fondo de la trama es cómo las personas se enfrentan al absurdo, a lo imprevisible, a lo desalentador, cuando sus creencias y certezas fallan.
“Apocalipsis”, de Stephen King
La trama se centra en un virus gripal letal, creado artificialmente como posible arma bacteriológica, que se extiende por Estados Unidos y provoca la muerte de millones de personas. Los pocos sobrevivientes tienen sueños comunes con una anciana y un hombre joven. A lo largo de la historia, los personajes van evolucionando y se narra cómo eran sus vidas antes del virus y cómo van cambiando una vez que tienen que hacerle frente a la pandemia.
“El Decamerón”, de Giovanni Boccaccio
Es una historia escrita en 1352 sobre diez jóvenes que huyen de la peste negra. Siete mujeres y tres varones, de la clase supuestamente más noble, pasan diez días fuera de su ciudad, Florencia, reunidos y narrando historias que mucho tienen de humor, tragedia y erotismo. Documento ilustrativo de la Italia de la época y manifestación del amanecer del Renacimiento.
La obra se inicia con una descripción minuciosa de la peste bubónica, más conocida como Peste Negra, que azotó a Europa durante la Edad Media, exterminando su población. Los jóvenes protagonistas deciden refugiarse en una villa de descanso para huir de la terrible enfermedad. Para entretenerse, inventan un juego donde cada uno podrá ser rey un día y escoger un tema sobre el cual deben contar historias.
Las primeras historias son un poco el reflejo de la experiencia que dejan atrás, llenas de paisajes sombríos, de dolor y tristeza. En la medida que avanzan las jornadas, los temas van cobrando un tono un poco más lúdico, teniendo a la intriga como elemento fundamental. Para la cuarta jornada, es el amor desdichado el que toma el escenario. Ya, para la jornada siete, la alegría regresa a los relatos que hacen los jóvenes, devolviéndole brillo al ambiente, el cual se mantiene en las próximas jornadas, hasta llegar a la décima, donde el tema es cómo el ser humano logra purificar las cosas que le rodean.
“Soy leyenda”, de Richard Matheson
Robert Neville es el único sobreviviente de una guerra bacteriológica que ha asolado al planeta y convertido el resto de la humanidad en vampiros. El autor se centra en describir la rutina diaria del protagonista y su progresiva degradación ante la falta de contacto con otro ser humano.
Es un perturbador relato sobre la soledad y el aislamiento y una reflexión sobre los binomios como normalidad y anormalidad, bien y mal, que se evidencian como una mera convención derivada del temor y el desconcierto ante lo diferente. La vida del último hombre sobre la Tierra se ha reducido a asesinar el máximo número de los sanguinarios vampiros durante el día, y a soportar su asedio cada noche. El libro fue publicado en 1954
“Contagio”, de Robin Cook
Ambientada en diversas ciudades de Estados Unidos, esta novela del maestro del thriller médico recrea las peripecias de un grupo de médicos y biólogos que emprenden una desesperada carrera contra el tiempo para evitar la propagación de una epidemia mortal.
Todo empieza cuando Melissa Blumenthal, doctora del Centro para el Control de Enfermedades, organismo gubernamental dedicado a la prevención de epidemias, es enviada a una clínica de Los Ángeles, donde un médico y varios pacientes se hallan en estado crítico a consecuencia de un virus misterioso. Este libro, habla sobre una epidemia de Ébola, generada con dos fines: uno sabotaje, otro político y económico. Lo curioso es que la afección tiene como blanco principal al personal hospitalario. Cook, como médico, sabe de lo que habla y plasma muy bien su conocimiento del tema.
“La peste escarlata”, de Jack London
Una visión apocalíptica basada en un riesgo real y latente para la humanidad: las enfermedades. Aborda, además, la sobrevivencia del más apto y no necesariamente el más inteligente, culto, influyente o adinerado. Publicada en 1912, la obra se centra en los sucesos trágicos ocurridos más de un siglo después, exactamente en 2013, cuando en las principales ciudades de la Tierra se propaga una peste fulminante y veloz, que no discrimina edades, género ni clases sociales. A los infectados se les acelera el ritmo cardíaco y les aumenta la temperatura corporal. Después aparece la erupción escarlata, que se extiende como un reguero de pólvora por la cara y por el cuerpo. Para los enfermos no hay curas ni antídotos, por lo que el mal avanza forzando el éxodo de los pobladores de las ciudades, que igualmente no pueden escapar a su destino, y que convierten al mundo en un caos de saqueos y asesinatos. Los pocos sobrevivientes forman pequeñas comunidades perdidas, mientras la vegetación devora lo que alguna vez fue la civilización. El libro muestra cómo, cuando la humanidad se cree en el pináculo de su desarrollo, la naturaleza lo puede cambiar todo de manera brusca e implacable.
“Diario del año de la peste”, de Daniel Defoe
Cruda, exhaustiva, interesante no sólo desde el punto de vista literario, sino también histórico, por sus prolijas y detalladas descripciones. El lector se da cuenta de que tras epidemias e incendios, poco queda del Londres anterior al siglo XVIII. La obra, escrita en 1722, recorre la vida de una de las principales ciudades de Europa en uno de los momentos más terroríficos de su historia: la peste bubónica que cayó sobre la ciudad en 1666 y que causó la muerte a unas cien mil personas. En el libro, escrito por Daniel Defoe basándose en documentos históricos y en sus propias vivencias de niño, se asiste a un escenario aterrador: una tierra desolada, baldía, abatida por el hambre y el temor al contagio.
El autor aporta datos, recuentos y estadísticas oficiales que dan una dimensión de la tragedia que sacudió a la capital inglesa, lo que sitúa esta obra entre la novela y la crónica periodística.
“La danza de la muerte”, de Stephen King
El rey del suspense debía tener una obra con la presencia de una peste desconocida. “The Stand” -su título en inglés- conocida en Hispanoamérica como “La Danza de la Muerte”, es la cuarta obra del prolífico autor estadounidense. La pieza es una novela post-apocalíptica de terror y suspense publicada en 1978 y reeditada con una versión más extensa en 1990. El libro es una de las obras más conocidas a nivel mundial y la más exitosa del autor en cuanto a ventas en Estados Unidos.
Dividida en tres partes, se relata el escape de una familia y la propagación de un arma biológica, el virus de una super gripe conocido como el “Proyecto Azul” y al que coloquialmente se denomina “el Capitán Trotamundos” y que posee una tasa de mortalidad del 99,4%. La epidemia provoca la muerte de la mayor parte de la población estadounidense y mundial.
“El último hombre”, de Mary Shelley
La autora de Frankenstein escribió esta novela apocalíptica en 1826, pero por diferentes razones la obra se publicó un par de veces y desapareció hasta que fue recuperada en 1965. Compuesta de tres volúmenes, la obra narra la historia de un mundo futurista arrasado por una plaga. La inspiración, dijo Shelley en 1818, le llegó de un descubrimiento personal durante un viaje a Italia. Allí, cerca de Nápoles, dijo que había encontrado la cueva de Sibila de Cumas, una profetisa capaz de conocer el futuro. Shelley aseguró que en el interior de la caverna halló una colección de escrituras proféticas en distintos lenguajes que aseguraban el fin de la humanidad durante el siglo XXI debido a una enfermedad mortal y desconocida. Luego de adaptar aquellas escrituras, escribió un relato que describe la vida del último hombre. En su época, la novela fue muy criticada y la acusaron de “repugnante” y de “crueldad sin sentido”.
“Némesis”, de Philip Roth
Esta fue la última novela escrita por el autor estadounidense. En plena Segunda Guerra, Bucky Cantor es un joven judío, líder comunitario en Newark. Por problemas en la vista no pudo alistarse en el ejército y no ha ido al frente, por lo que se siente disminuido frente a sus pares y también frente al mundo. Es verano, él tiene a su cargo a un grupo de chicos en una colonia y llega hasta ellos la epidemia de polio. Algunos de los jóvenes mueren víctimas de la enfermedad. Su novia es Marcia, hija de un médico a quien Bucky admira con toda su alma, por lo que ella es no solo su amor sino una promesa de promoción social y vital. En plena crisis social por la polio, Marcia lo invita a salir de la zona apestada. Lo invita, de alguna manera, a salvarse. “Némesis” es una novela sobre la culpa, los prejuicios, el racismo y la discriminación.
“Los ojos de la oscuridad”, de Dean Koontz
En este bestseller estadounidense, publicado en 1981, existe un virus fatal en los tiempos de Guerra Fría, creado por los soviéticos y bautizado como Gorki-400. La historia, básicamente, es la búsqueda de un hijo por parte de su madre. El muchacho participó de un campamento junto a otros jóvenes en el que todos murieron sin explicación aparente. Sin embargo, detrás de su muerte hay una red de complicidades y misterios relacionados a las armas biológicas.
“La tierra permanece”, de George R. Stewart
En esta obra del autor estadounidense, publicada en 1941, un devastador y desconocido virus asola la civilización, pero su protagonista sobrevive a la plaga. A la deriva, debe afrontar un mundo sin humanidad, de paisajes degradados y donde las hordas de insectos y roedores son los nuevos amos de la Tierra. Finalmente, dará con una superviviente, con la que fundará una nueva sociedad semejante a la de los antiguos nativos norteamericanos. Único testigo del pasado, el personaje asegura: “Los hombres van y vienen, pero la tierra permanece”.
“Los días de la peste”, de Edmundo Paz Soldán
La novela de este autor boliviano transcurre en una prisión llamada La Casona, en un país latinoamericano indeterminado, y está narrada alternando las peripecias y percepciones de 30 personajes que atraviesan todas las capas sociales. Publicada en 2017, la novela posee un ambiente asfixiante, opresivo, sucio y violento, que tiene una escalada cuando se declara una epidemia al mismo tiempo que se produce una crisis política. La prisión como microcosmos, con sus personajes - guardias, presos y familiares- enredados en una maraña de relaciones de poder, económicas, sexuales, sociales, son el reflejo de una sociedad decadente y supersticiosa que no sabe cómo afrontar una crisis.
“Virus y pandemias”, de Ignacio López-Goñi
El microbiólogo López-Goñi publicó este libro hace cinco años y, desde entonces, se ha convertido en el primer referente en libros sobre virus y pandemias. En la obra repasa varias preguntas básicas cuyas respuestas llevan a entender que los virus no son siempre enemigos. Quizás algunas de esas preguntas, que más relevancia tienen ahora mismo, son si un virus puede cambiar el mundo o si pueden producirse nuevas pandemias mundiales. Los amplios conocimientos de López-Goñi y su facilidad para explicar conceptos, que de otro modo nos podrían resultar extremadamente complejos, hace que este título sea muy recomendable y uno de los libros esenciales para conocer mejor las pandemias.
“Las matemáticas vigilan tu salud”, de Clara Grima y Enrique Borja
Con el subtítulo “Modelos sobre epidemias y vacunas” este libro presenta una aproximación desde la ciencia sobre el control de los virus. Aunque a muchos les resultan áridas, las matemáticas son útiles en el día a día y pueden usarse en todo tipo de escenarios. Uno de ellos es para evitar la propagación de virus y otras amenazas sobre la salud.
Aquí, la matemática Clara Grima y el físico Enrique F. Borja elaboran un estudio divulgativo sobre cómo se usan las matemáticas para controlar posibles epidemias y frenar a los virus con vacunas.
“La peste negra”, de Ole J. Benedictow
En el invierno de 1347, las hordas mongolas recién convertidas al islam asediaban el puesto mercantil italiano de Caffa, en la península de Crimea, en el Mar Negro, cuando la peste negra prendió entre los infieles exterminándolos a toda velocidad. Según crónicas de la época, antes de retirar el asedio, los tártaros colocaron los cadáveres amontonados en catapultas y los lanzaron al interior de la ciudad en lo que parece la primera operación de guerra bacteriológica conocida. La enfermedad saltó las murallas y, cuando los bubones empezaron a brotar, los italianos huyeron en sus barcos llevando consigo la peste a los principales puertos de Europa. El horror acababa de comenzar.
El mejor y más completo estudio sobre la plaga que destruyó el mundo bajomedieval es sin duda 'La peste negra (1346-1353): la historia completa', del noruego Ole J. Benedictow. Una exposición excepcional que relata el origen y difusión de la peste por Asia Menor, Oriente Medio, norte de África y Europa, el modo, el ritmo y la estacionalidad de la propagación, sus alucinantes tasas de mortalidad y sus peculiares y nada obvias vías de transmisión.
“La plaga que viene”, de Laurie Garrett
Cuando Laurie Garrett comenzó a trabajar como periodista, su formación en inmunología se basaba en la creencia generalizada de que se habían derrotado varias de las enfermedades infecciosas más importantes. Al iniciarse los años 80’ la ciencia biomédica se concentró en el cáncer y en las enfermedades cardíacas, creyendo que los antibióticos y las vacunas habían derrotado las amenazas infecciosas. Garrett, sin embargo, siguió registrando la aparición de enfermedades mortales y misteriosas como el ébola y otras.
A fines de los 80’, al llegar el SIDA, Garrett buscó respuestas: ¿Por qué aparecieron nuevos virus y bacterias, aparentemente de la nada? ¿Por qué la medicina moderna no pudo vencer al VIH y otros microbios emergentes? ¿Cómo luchaban los científicos contra estas enfermedades?
En 1992 y 1993, Garrett fue miembro de la Escuela de Salud Pública de Harvard, donde trabajó con los doctores Mary Wilson, Uwe Brinkman, Andrew Spielman para comprender los orígenes de los virus aparentemente "nuevos" y su propagación mundial en la era de la globalización.
En 2005, encabezó un análisis de los vínculos entre la seguridad nacional y el VIH. El informe se produjo dos años después de que la epidemia de SARS sacudiera a China y a otras naciones, lo que provocó una gran preocupación por las bacterias y los virus que estaban desarrollando formas resistentes a los medicamentos.
Laurie Garrett investigó y escribió “La plaga que viene” durante diez años. El libro fue publicado por primera vez en 1994 y se transformó en un éxito de ventas.
“Polio: una historia estadounidense”, de David M. Oshinsky
Cómo se produjo un cambio de actitud tan drástico en solo una generación se explica en “Polio: una historia estadounidense”, de David M. Oshinsky . Si bien se anuncia que el libro abarca todo el siglo XX, Oshinsky se centra principalmente en las décadas intermedias, cuando la carrera por encontrar una vacuna era feroz.
Comienza con una descripción de la historia de la poliomielitis, pero tras avanzar un tercio del libro, se introduce en la complicada relación entre las campañas privadas de recaudación de fondos, la nueva máquina de medios de posguerra, la política partidista y la ciencia de la virología. Oshinsky nos lleva del optimismo de abril de 1955, cuando los periódicos aparecían en los titulares proclamando que "la poliomielitis es conquistada", a la repentina ola de escepticismo que golpeó al país ese mismo año después de que docenas de niños recibieron vacunas de los Laboratorios Cutter de Berkeley, California, contrajeron la enfermedad y quedaron paralizados.
Hay muchos hilos temáticos en este libro que serán de interés para los historiadores médicos. Primero, los historiadores de la ética médica y la experimentación humana encontrarán que la discusión de Oshinsky sobre el dilema moral del uso de niños como sujetos de investigación, en los primeros ensayos de vacunas con virus vivos, es convincente.
“Ébola: la historia de un virus mortal”, de David Quammen
¿Dónde se aloja el virus del Ébola? David Quammen busca la respuesta a esta pregunta y se propone descubrir la clave del origen de la enfermedad, así como las causas de su propagación.
Desde el primer brote registrado en el bosque del Congo en la década de los 70’, hasta el más reciente en el oeste de África, aquí se cuenta la historia completa del virus del Ébola: su pasado, su presente y su futuro. A lo largo de estas páginas, el rigor científico se entremezcla con una narrativa aguda que muestra a la enfermedad en su dimensión real, estableciendo una distancia con la percepción limitada y muchas veces exagerada de los medios.
Los virus en general, y el del Ébola en particular, son una amenaza silenciosa e impredecible. Descubrir dónde está el virus, cuál es el animal portador y cómo se transmite al hombre, motivó a David Quammen, bajo la guía de biólogos, inmunólogos, infectólogos y veterinarios, a emprender la búsqueda de la especie huésped, el eslabón perdido que ha provocado tanto pánico en la comunidad internacional.
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