A más de 3.900 metros, en plena Cordillera de los Andes, fueron encontrados los restos de una mujer prehistórica que podría cambiar la concepción de los roles de género en la antigüedad. En el departamento de Puno, Perú, el esqueleto de una mujer vestida de cazadora y rodeada de armamento sorprendió a arqueólogos de la Universidad de California, puesto que hace unos 9 mil años habría recorrido las alturas andinas al acecho de vicuñas y guanacos.
“Estos descubrimientos subrayan la idea de que los roles de género que hemos asumido en la sociedad actual – o que muchos han asumido – podrían no ser tan naturales como se creen”, comentó el doctor en antropología, Randy Haas, al medio especializado en ciencia, Live Science. Haas participó en los trabajos antropológicos en Perú; encontrando, además, otros 27 individuos enterrados con herramientas de caza, de los que 11 correspondían a mujeres y 15 a hombres.
El Dr. Haas es coautor del artículo científico “Female hunters of the early Americas” (en español, “Cazadoras en la América temprana”), donde a raíz de los hallazgos – además de estudios adicionales – aseguran que habría una participación más bien similar entre sexos a la hora de cazar. (Revisa acá el paper en inglés, Female hunters of the early Americas, publicado en la prestigiosa revista de descubrimientos científicos, Science Advances).
El Dr. Haas explicó al medio norteamericano, The New York Times, que “las primeras mujeres en las Américas eran grandes cazadoras”, excediendo el rol histórico que se les ha dado de solamente recolectoras de alimento. Sin embargo, no todos concuerdan con sus conclusiones.
Para el antropólogo de la Universidad de Wyoming, Robert L. Kelly, los hallazgos no son suficientes para derribar la teoría de hombre-cazador y mujer-recolectora. Según expresó al NYT, la muestra obtenida por el equipo de Haas es muy pequeña como para asegurar que la tarea de cazar correspondió tanto a hombres como a mujeres, agregando que “la interpretación de elementos funerarios, como acto cultural y simbólico, no es simple ni directa”, por lo que no era posible sacar grandes conclusiones al respecto.
Según explica un artículo de la revista Science Magazine, la “hipótesis del hombre cazador” – teoría predominante respecto a la división de tareas a partir del género – tiene su génesis durante un simposio en Chicago el año 1966, en el que se estableció que los hombres cazaban mientras que las mujeres recolectaban, roles que rara vez se intercambiaban. Dicha teoría, según detalla el medio, ha sido reforzada por estudios actuales de grupos cazadores recolectores de Africa, como los Hadza de Tanzania y los San, ubicados al sur del continente.
Para Bonnie Pitbaldo, arqueóloga y académica de la Universidad de Oklahoma, el hallazgo de la cazadora entrega “el mensaje de que las mujeres siempre han estado capacitadas para cazar y, de hecho, han cazado”. La doctora agrega que el descubrimiento no debería sorprender. “Estas mujeres vivían en lo alto de la Cordillera de los Andes, a 3.900 metros de altura todo el tiempo. Si puedes hacer eso, seguro puedes echar abajo un ciervo”, indicó a Science.
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