“En realidad, siempre he sido negro. Pero no pensé que fuera negro. Pero ahora tenemos más coraje para vernos a nosotros mismos de esa manera”, dijo José Antônio Gomes, quien en septiembre anunció su candidatura a la alcaldía de la ciudad de Turmalina, en Brasil.

El testimonio es recogido en un artículo de The Washington Post, el cual da cuenta de cómo algunos brasileños que se consideraron blancos durante mucho tiempo, ahora se identifican como negros en un proceso de redefinición racial, inspirados en la lucha por la equidad.

“No fue hasta este año, cuando estallaron las protestas por la justicia racial en los Estados Unidos después del asesinato de George Floyd bajo custodia policial, que la propia incertidumbre de Gomes se resolvió. Al mirar televisión, se vio a sí mismo en las miles de personas que protestaban en medio de multitudes racialmente diversas. Se vio a sí mismo en Floyd. Gomes se dio cuenta de que no era mestizo. Él era negro”, señala la publicación.

El periódico estadounidense informa que Brasil es el lugar con más personas de ascendencia africana que cualquier otro país fuera de África. Pero rara vez se identifica como una nación negra. “Se ha visto a sí mismo como simplemente brasileño, un tapiz de origen europeo, africano e indígena que ha desafiado las categorías raciales más rígidas utilizadas en otros lugares. Algunos eran más oscuros, otros más claros. Pero casi todo el mundo era una mezcla”.

Sin embargo, el artículo enfatiza en dos factores en este proceso de autoidentificación. En primer lugar, las políticas de acción afirmativa -es decir, políticas de educación que se enfocan en alcanzar la igualdad entre grupos-, que han diversificado las instituciones brasileñas. Y en segundo término, la lucha por la igualdad racial en Estados Unidos, la cual ha inspirado un movimiento similar en Brasil, donde un número creciente de personas se está redefiniendo. Es decir, brasileños que durante mucho tiempo se consideraron blancos están reexaminando sus historias familiares y concluyendo que son "pardos" -categoría colonial que se uilizaba para describir mestizaje entre descendientes de esclavos africanos con europeos e indígenas- y  otros que se consideraban pardos, ahora dicen que son negros.

The Washington Post añade que Brasil todavía lleva la impronta de la colonización y la esclavitud, donde la clase y el privilegio están fuertemente asociados con la raza, por lo que la reconfiguración racial ha sido sorprendente. 

Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, durante la última década el porcentaje de brasileños que se consideran blancos ha caído del 48 al 43%, mientras que el número de personas que se identifican como negras o mestizas ha aumentado del 51 al 56%”.

“Estamos viendo claramente que más personas negras se declaran públicamente negras, como lo harían en otros países”, dijo Kleber Antonio de Oliveira Amancio, historiador social de la Universidad Federal de Recôncavo da Bahia al periódico estadounidense. "El cambio racial es mucho más fluido aquí que en los Estados Unidos".

The Washington Post plantea que una de las ilustraciones más claras de esa fluidez, y el creciente movimiento para identificarse como negro, fue el proceso de registro para las aproximadamente 5.500 elecciones municipales celebradas. Los candidatos debían identificarse como blancos, negros, mestizos, indígenas o asiáticos. 

Según el análisis del diario de los datos de registro electoral, casi 17.000 que dijeron que eran blancos en 2016 ahora son mestizos. Alrededor de 6.000 que dijeron que eran mestizos ahora son negros. Y más de 14.000 que dijeron que eran mestizos ahora se identifican como blancos.

Una de las explicaciones que otorga el artículo es que “durante gran parte de su historia, la élite intelectual de Brasil describió al país más grande de América Latina como una ‘democracia racial’ y dijo que su historia de entremezclas le había librado del racismo que azota a otros países. Alrededor de 5 millones de africanos esclavizados fueron enviados a Brasil, más de 10 veces el número que terminó en América del Norte, y el país fue el último en el hemisferio occidental en abolir la esclavitud, en 1888. Desde entonces, su historia ha sido de profunda desigualdad racial: Los blancos ganan casi el doble que los negros en promedio, y más del 75% de las 5.800 personas asesinadas por la policía el año pasado eran negros”.

Además, el periódico da algunos ejemplos, como cuando el futbolista brasileño Neymar dijo que no era negro. O el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, quien dijo que sí, al menos en parte. 

“La autodeclaración como negro es una cuestión muy compleja en la sociedad brasileña, y una de las razones de esto es que el mito de una democracia racial todavía está en la cultura política en Brasil. La noción de que todos estamos mezclados, y debido a esto, el racismo no podría existir en el país, sigue siendo dominante”,  concluye Wlamyra Albuquerque, historiadora de la Universidad Federal de Bahía.