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Martes, 16 de Abril de 2024
[La columna de Yasna Lewin]

Cebadas de privilegios

Yasna Lewin

Las palabras de Marcela Cubillos, acusando a la presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncón, de “sembrar división” y “pavimentar el camino a la tiranía”, no es más que la añoranza de esa derecha que no está acostumbrada al diálogo ni al debate político, sino a las instituciones contramayoritarias de la agonizante Constitución del 80.

Admision UDEC

La incomodidad es un desagrado emocional o físico de baja intensidad que experimentamos con bastante frecuencia ante condiciones poco deseadas. El privilegio es una prerrogativa de ciertas personas o grupos que poseen derechos y gracias mayores a los demás. La minoría es la representación más pequeña de un conjunto.

Aclarados los tres conceptos, la constatación de que alguien se siente incómoda porque ha perdido un privilegio debido a su minoría no solo resulta inofensiva, sino más bien generosa, especialmente si quien lo dice busca explicar las causas de la denostación política y ontológica que ha sufrido.

Es lo que planteó en una entrevista la presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncón, cuando fue requerida por las críticas de la derecha contra el uso de su lengua y la manifestación de sus juicios. En lugar de refutar los reproches, la presidenta de la Convención optó por el análisis político y tuvo la nobleza de situar las expresiones de sus adversarias en un contexto objetivo de correlación de fuerzas.

Los sujetos políticos se acostumbran a alternar en posiciones de mayoría o minoría. El problema de la derecha, o al menos de su sector radical, no está en el tamaño de su bancada, sino en carecer de aquella vocación y formación democrática que permite dialogar y contribuir a los acuerdos.

Sin embargo, la constituyente Marcela Cubillos reclamó airadamente contra su presidenta por “sembrar división” y “pavimentar el camino a la tiranía”; lo que, según ella, no hizo ni siquiera Isabel Allende -hija de algo así como la encarnación de Satanás- cuando presidió la Cámara de Diputados.

Cubillos siente nostalgia por el estilo de la actual senadora socialista, quien presidió la Cámara antes de las reformas constitucionales de 2005, una época dorada de cómodos privilegios constitucionales para la derecha: en el Senado existía una bancada de nueve senadores designados, las Fuerzas Armadas tenían la misión constitucional de tutelar la democracia, sus comandantes en jefe eran inamovibles ante el Presidente de la República y detentaban la facultad de auto convocar al Consejo de Seguridad Nacional para representarle al poder civil lo que le vinera en gana.

A pesar de la derogación de esas instituciones, la derecha mantuvo por otros siete años el privilegio institucional de un sistema electoral binominal que la empataba en el Congreso a pesar de su minoría electoral. Y hasta hoy conserva los confortables diques de contención de los quorum supra mayoritarios y el Tribunal Constitucional, sin ninguna necesidad de astucia política ni capacidad de diálogo.

Con paciencia y tolerancia, Elisa Loncón intenta explicar la estridencia de Cubillos y el hostigamiento de Teresa Marinovic: “Siempre han estado en una situación de privilegio y ahora se sienten incómodos en su realidad de minoría”, fue exactamente lo que dijo.

Pero fue dadivosa la líder de la Convención. Las limitaciones de la derecha no radican solamente en su falta de votos, sino en la costumbre de hacer política utilizando los dispositivos contramayoritarios de la agonizante Constitución del ’80. Durante tres décadas, la derecha habló de consensos para encubrir la imposición de su voluntad. Ahora, sin subsidios ni trampas de representación, acusa de “sembrar división” a quien le hace notar su condición de minoría.

Los sujetos políticos se acostumbran a alternar en posiciones de mayoría o minoría; es parte de la responsabilidad de los representantes de la soberanía. El problema de la derecha, o al menos de su sector radical, no está en el tamaño de su bancada, sino en carecer de aquella vocación y formación democrática que permite dialogar y contribuir a los acuerdos.

Cubillos y Marinovich forman parte de una generación política que carece de cultura de diálogo, porque nunca necesitó destrezas de negociación. Se cebaron en la abundancia del autoritarismo y ahora deben mantenerse a flote en una marea adversa, sin haber aprendido a nadar. En todo caso, más que lecciones de natación o clases de ética, el principal aprendizaje que le hace falta a las convencionales de derecha es el poyewn o amor recíproco que enseñó Elisa Loncón en la sesión del miércoles pasado.



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Comentarios

Comentarios

Gracias por la lucidez

Así es Yasna, ojalá algún noticiario entregara este análisis. Estas señoras la única manera de que sean visibles es haciendo pataletas de niñas malcriadas, porque de otra manera es imposible. La prensa solo habla de sus rabietas y mal educadas intervenciones que duran algo así como 10 minutos y no de lo que realmente convoca a los constituyentes que, es lo que la gente necesitamos saber. Farandulizar y cararicaturizar por parte de los medios a un proceso histórico, una falta de respeto.

Excelente crónica, toda la razón la derecha oligárquica no esta acostumbrada al dialogo, se niegan aceptar que ya no tienen el poder en sus manos.

Gracias Yasna, siempre muy asertiva con tus comentarios de la realidad politica de este País

Excelente reflexión. La derecha golpista solo da golpes, no dialoga.

Estoy de acuerdo con el analisis, han sido muchos años de privilegios montados sobre una constituciòn espuria sin ninguna legitimidad, sustentada en el uso de la fuerza militar y el chantaje economico. La voz de la mayorìa ha sido acallada de diversas maneras pero fue inevitable el clamor ce cambios, al darnos cuenta de la falsedad del modelo institucional que pretendieron imponer por siempre.

Muy certera Yasna, por favor más párrafos sobre este tema.

Quisiera leer sus reportajes Gracias

Acostumbradas a jugar cómodamente en la cancha que les diseñó Jaime Guzmán, también tenían a su favor al árbitro y sus ayudantes. La cosa está cambiando y se quedan fuera de juego. Voto por esta YASNA :)

Excelente crónica y análisis.

No solo las señoras Cubillos y Marinovjch, también el sr Mayol reclaman por su "perder sus privilegios", que lo sustentaban el poder económico y político, y en antaño también el militar. Buen análisis Yasna, mucha lucidez en tu crónica.

Hola me gusta leer las noticias y reportajes. Gracias

Excelente comentario muy acertado y directo eso que hace tanta falta aún en chile , gracias Yasna Levin

Quiero ver la columna de @Yasnalewin

Que grato para el alma y nuestro espíritu, tener la oportunidad de leer una columna con la de Yasna Lewin, tanto años que personas como la Cubillos, han tenido como su parlante Al Mercurio, la Tercera y otros como Canal 13, Radio Agricultura. Me siento muy feliz de cancelar mensualmente mi suscripción de Interferencia, para ser parte de la descripción tan certeza de Yasna, Fueron controladores de todo, de la Educación, de la Salud, de nuestro ahorros en la AFP, no hay que olvidar su ultimo proyecto "Aula Segura", que no era otra de tener el control y el poder sobre la educación. Cada día debe ser más difícil concebir el sueño para estas marionetas de la Humanidad // Nota de la Redacción: Este comentario fue editado para sacar una frase ofensiva hacia las mujeres.

Marcela Cubillos y su marido, Andrés Allamand, son una dupla peligrosa. Su patriotismo y compromiso político guardan estricta relación con la mantención de los privilegios del 20% del rechazo... Marinovich, es un error de casting...

Me encantó su análisis y la frase " se cebaron en la abundancia del autoritarismo", refleja muy bien a la derecha.

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