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Viernes, 19 de Abril de 2024
Gestión cultural

Centro Cultural La Moneda: Demandas y denuncias por acoso laboral complican a su directora

Lissette Fossa

En el lapso de poco más de dos años, la gestión como directora ejecutiva de Beatriz Bustos cuenta con ocho denuncias en tribunales laborales, casi todas de 2019, lo que ha implicado pagar más de 26 millones de pesos en indemnizaciones y multas a la Inspección del Trabajo.

Admision UDEC

En mayo de 2018 el epicentro de un pequeño sismo cultural fue abajo del Palacio de La Moneda. Pero no en el mismo Palacio, sino en el Centro Cultural La Moneda, uno de los espacios de arte y cultura más importantes del país.

Allí, se le pidió el cargo a quien fue su directora por once años, Alejandra Serrano. En su reemplazo, en junio de ese mismo año, fue designada por la ministra de Cultura, Alejandra Pérez (anterior a la actual Consuelo Valdés), la curadora Beatriz Bustos. Fueron pocas las explicaciones para sacar a Serrano, quien llevó al Centro Cultural La Moneda a recibir un millón de visitas anuales y a quedarse en la retina de la cultura con exposiciones como la de soldados de terracota de China y algunas obras de Pablo Picasso.

Bustos llegó al Centro Cultural con un currículum impecable: había organizado una muestra desde la Fundación Mar Adentro, otra para el Museo de Bellas Artes e incluso había participado en 2013 organizando el Pabellón de Chile para la Bienal de Venecia, presentando al artista Alfredo Jaar. 

Sin embargo, poco a poco, el equipo que Serrano había armado fue alejándose de la gestión de Bustos. Y no sólo eso, en dos años de gestión, también varios de los trabajadores que llegaron con Bustos se han ido, generando una inusitada rotación laboral.

Según antecedentes investigados por INTERFERENCIA, el ambiente laboral en el Centro Cultural, a pasos de La Moneda, está lejos de transmitir calma y amabilidad para el desarrollo de un espacio cultural.

En un lapso de un año y medio, han ingresado a tribunales ocho denuncias por diversas causas, entre ellas acoso laboral. A diferencia de años anteriores, donde solo existían dos demandas en 2015, estas denuncias parecen ser un llamado de alerta. Además generan gastos que superan los 21 millones de pesos en pagos en acuerdos de conciliación e indemnizaciones. Por otra parte, se cuentan por decenas los despidos y renuncias en los últimos dos años, varios de ellas hacen referencia a un ambiente estresante.

A fines del 2018 ya era conocido en la prensa los despidos y renuncias de gran parte del equipo de Alejandra Serrano. En una entrevista en La Tercera, Serrano informó de los despidos de 16 empleados del área educativa del centro, además de los encargados de educación y audiencias y comunicaciones y marketing, y la renuncia de las dos curadoras y la conservadora del espacio.

“Me parece inconcebible y lamento mucho que suceda esto en Chile, que por un cambio de dirección se permita que algo muy bien evaluado se desintegre sin justificación. El centro cultural, aunque cueste creerlo, tiene un equipo muy pequeño”, comentaba Serrano en la entrevista.

Unos días después, Beatriz Bustos respondía a estas declaraciones, en el mismo medio: “Nos encontramos en un escenario donde había muchos contratos de media jornada, los trabajadores no tenían las condiciones de estabilidad y había cargos duplicados. Hemos regularizado el sistema haciendo contrataciones y mejorado las condiciones laborales”.

Lo cierto es que la renuncias y despidos continuaron tras estas declaraciones, y ocho de ellas llegaron a tribunales laborales. Solo hay una demanda que realiza el mismo Centro Cultural La Moneda, ingresada el 25 de noviembre del 2019, contra la Inspección del Trabajo, por una multa que le fue cursada por el no pago de un bono a tres de sus funcionarios. 

“No pagar íntegramente las remuneraciones, al no pagar un bono denominado ‘horas extras 30%’, bono que se venía pagando desde aproximadamente un año constituyendo cláusula tácita”, dictaba la multa. La demanda fue ganada por la Inspección del Trabajo.

De hecho, en la base de datos pública de multas impartidas por la Inspección del Trabajo a empresas, el rut del Centro Cultural La Moneda arroja el resultado de cinco multas, todas pagadas y todas correspondientes al 2019. Una de ellas por no pago de remuneraciones, otra por incumplimiento de contrato y otra por no informar a los trabajadores acerca de riesgos laborales, las que suman 110 UTM, es decir, por concepto de pago de multas se han desembolsado 5 millones de pesos. Las otras dos, son sanciones por “no comparecer a citación de la Dirección del Trabajo”.

Tan solo si se cuentan las conciliaciones y demandas cerradas en tribunales de trabajo y las multas cursadas, todas del 2019 y 2020, suman más de 21 millones de pesos en gastos para el Centro Cultural la Moneda. Su presupuesto está compuesto por el aporte del Ministerio de la Cultura en su mayoría, y por recursos propios; éstos últimos son los que absorben las indemnizaciones.

Las demandas

Al menos seis personas que trabajaron en el Centro Cultural La Moneda fueron entrevistadas para este reportaje, pero casi todos prefirieron resguardar su identidad en esta nota, aduciendo el miedo que les provoca alguna reacción de la actual directora, Beatriz Bustos, y de su círculo más cercano.

“El mundo cultural es chico, todos se conocen, entonces es complicado hablar del tema”, afirma una de las consultadas por el medio.

“Yo renuncié, no hice ninguna demanda, pero sí fui afectada por el acoso laboral de la directora del centro cultural. Tuve depresión por este acoso. Al final, preferí retirarme de ahí”, cuenta una de ellas.

Lo concreto es que ocho de los once procesos judiciales que existen alrededor del Centro Cultural La Moneda, en tribunales del Trabajo, .específicamente en el Primer y Segundo Juzgado de Letras del Trabajo-, tienen relación con demandas de trabajadores que pasaron por ese lugar y que no llegaron a acuerdo con el empleador. De esos once procesos, dos pertenecen a demandas del 2015, una a la demanda del Centro Cultural contra la Inspección del Trabajo, que finalmente perdió, y ocho con respecto a materias de derechos, como pago de indemnizaciones, despido con fuero maternal y acoso laboral.

En febrero de 2019 un grupo de seis trabajadores, que cumplían funciones como monitores de las exposiciones, es decir, cumplían labores como guías, decidieron realizar dos demandas en contra del Centro Cultural por despido injustificado y nulidad de despido. Ambas finalizan en mayo de ese año en procesos conciliatorios, donde el Centro Cultural desembolsó en total poco más de 7.550.000 de pesos.

En febrero del mismo año, se presentó una demanda en contra del Centro Cultural La Moneda por despido injustificado con fuero maternal a una cajera del lugar. En la conciliación, el Centro debió pagar 785 mil pesos, lo que finalizó el proceso judicial. 

Dos meses después, en abril, se sumó otra demanda por los mismos motivos, de parte de otra trabajadora despedida con un avanzado embarazo. También termina en una conciliación y el pago de poco más de 600 mil pesos.

En octubre, un trabajador interpuso una demanda por despido injustificado y pago de prestaciones e indemnizaciones, que finalizó en una conciliación donde el empleador pagó 600.000 pesos. Sin embargo, en el detalle de la demanda, destaca una explicación más detallada del ambiente laboral. 

“La relación con mi ex-empleador, no era buena, teníamos diferencias respecto a la forma y fondo de mis tareas diarias, y de las cuales, siempre lo resolvimos de manera verbal, sin perjuicio que, en varias ocasiones, hicimos ver nuestras discrepancias con las nuevas tareas y procedimientos que nos querían implementar”, señala la demanda.

Para ejemplificar esto, el demandante señala que fueron los mismos trabajadores los que pidieron una visita de la Inspección del Trabajo en julio del 2019, porque ciertos acuerdos de días feriados y otras labores estaban impagos. El correo a la Inspección del Trabajo finaliza diciendo: “Dicho sea de paso, dejo constancia de mis consultas y por la denuncia que estoy haciendo, por si en el futuro se toman represalias contra mi persona”.

La segunda semana de diciembre del 2019, otra funcionaria interpuso una demanda por tutela de derechos fundamentales, despido indirecto y cobro de prestaciones. En el texto de la demanda, asegura que fue “víctima de acoso laboral, el cual se ha configurado, entre otras conductas, mediante la imposición de tareas no asociadas a mi cargo, formación y funciones contractualmente pactadas; requerimientos de trabajo fuera de la jornada o extemporáneos; degradación de mi posición”. El problema terminó por generarle a la demandante una depresión nerviosa. Finalmente, esta demanda llegó a acuerdo conciliatorio, tras el pago por parte del Centro Cultural de 12 millones de pesos. Una segunda demanda, por los costos de la enfermedad laboral reconocida por la ACHS, sigue su curso, habiendo sido introducida en junio de 2020.

Una semana después, el 23 de diciembre del año pasado, ingresó otra demanda en contra del Centro Cultural, también por tutela laboral, derecho a la vida y la integridad y libertad de trabajo y protección. La demandante también acusa, en este texto legal, ser víctima de acoso laboral y las mismas prácticas de persecución y menoscabo.

El texto cita incluso una reunión, en donde la directora, junto a Sergio Trabucco (actualmente fuera del Centro Cultural), habrían dudado de su capacidad para ejercer sus labores, por sufrir lupus, lo que la demandante señala como un acto discriminatorio. Este proceso sigue en trámite en tribunales.

Todas estas demandas, presentadas en menos de un año, suman un gasto por parte del centro cultural La Moneda de 21 millones de pesos, monto que podría subir en caso de que el empleador perdiese las dos demandas en curso.

Mesa de trabajo

Según afirman dos ex funcionarias del Centro Cultural La Moneda, ambas tuvieron conflictos parecidos en su trabajo a los relatados por una de las demandantes, con respecto al trato directo de Beatriz Bustos, que implicaron cambios arbitrarios de oficina y cuestionamiento constante a su labor, incluso frente a sus compañeros de trabajo.

Durante el 2019 una ex trabajadora del Centro Cultural, que estuvo ligada a Recursos Humanos, comentó a través de su cuenta de Twitter, en agosto del año pasado, sobre el ambiente laboral: “Ese lugar está plagado de malas prácticas laborales, hostigamiento y malos tratos por parte de la dirección”, publicó.

INTERFERENCIA tuvo acceso a dos cartas de renuncia correspondientes a 2018 y 2019, que hacen alusión al ambiente laboral.

En una de ellas, se afirma que una de las razones de la renuncia es “el mal clima laboral que se ha generado en los últimos meses”, mientras otra asegura que “el motivo de mi decisión se basa en el mal clima laboral que existe desde hace un tiempo, sumado a los constantes y permanentes acotaciones descalificatorias hacia algunos de mis compañeros realizados por la directora ejecutiva (...) me han hecho sentir un hostigamiento permanente del cual no puedo seguir siendo objeto, ya que ha afectado en gran medida mi estado de salud”.

Consultada por las acusaciones de acoso laboral, las demandas y las afirmaciones que se refieren al ambiente laboral, la presidenta del sindicato del Centro Cultural La Moneda, Carla Díaz, afirma que están al tanto de estas acusaciones y que están dialogando con el Centro Cultural “por esto y por varias situaciones anexas”.

“Hemos tenido varias reuniones. En general el diálogo con el sindicato siempre se ha mantenido, y cosas como que vayan o no a trabajar personas en cuarentena, esas cosas están corregidas”, agrega Díaz.

Sobre las acusaciones de acoso laboral que apuntan a Beatriz Bustos, Díaz prefiere no referirse al respecto, pero consigna que “estamos siendo asesorados por un abogado sobre ese tema” y que se ha dialogado en la mesa de trabajo con la dirección del Centro Cultural.

Consultado por las demandas laborales interpuestas en 2019 contra el Centro Cultural, Alan Trampe, uno de los integrantes del directorio, afirmó a INTERFERENCIA que optaba por no comentar el tema y que “no maneja esa información”.

El directorio del Centro Cultural está compuesto por nueve integrantes, seis de ellos elegidos por la ministra de cultura, quien designó también a Bustos como directora ejecutiva.

INTERFERENCIA se contacó con Beatriz Bustos para pedirle su visión del conflicto, pero no hubo respuesta de su parte.



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Mal que no paguen lo que esté acordado cuando y como debe ser pagado. Pero cosas como " tuve diferencias de opinión con mi jefe y se lo dije" es parte de cualquier trabajo. Que te digan que algo está mal, es parte del trabajo. No todo lo que hacemos está bien... Y eso se puede ver cómo "descalificatorio"... Esas cosas son parte de las susceptibilidades individuales. Si habían cargos repetidos y hubo despidos, eso genera mal clima independiente de lo justificados que puedan estar...

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