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Martes, 16 de Abril de 2024
El desarrollo del capitalismo en Chile (6° parte)

De los capitales para el salitre a la conquista militar de las salitreras

Marcelo Segall

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Ocupación chilena en Iquique.
Ocupación chilena en Iquique.

Entregamos hoy la sexta parte de la serie de artículos sobre la historia económica de nuestro país. El autor, investigador, comunista pero integrante de las filas del trotskismo, publicó este libro en 1958 a través de la Editorial del Pacífico. La obra se transformó en un clásico sobre el tema.

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Hacia el año 1870 los ricos yacimientos salitreros del desierto de Atacama adquirieron una importancia comercial insospechada. Su explotación comercial había comenzado a principios del siglo, derivada de su utilización como componente de la pólvora, aunque ya con bastante anterioridad se había extraído caliche. Pero es a partir de las investigaciones del químico agrícola Liebig cuando se convierte, junto al guano, en abono y en una extraordinaria fuente de riquezas. 

La parte más grande del desierto es la blanqueada por la sal -verdadero lago seco de bórax, nitrato y yodo-; abarca aproximadamente 600 kilómetros de costa, dividida políticamente en esa época, en dos regiones, y de dos países distintos: al norte, Tarapacá, provincia peruana; y al sur, Antofagasta, territorio de Bolivia. Territorios que, después de ser evitados por el hombre como el desierto del Sahara, con el descubrimiento de la importancia del salitre crean un centro de la codicia del aventurero y del comerciante y un foco de las ambiciones de los banqueros, gobernantes y militares. 

La historia económica de los abonos comienza, en Latino América, con el guano; pero, agotada la existencia de explotación fácil, el interés se trasladó al salitre. En el Renacimiento, la lucha comercial más notable era por las especies y las sedas. En la época del capitalismo industrial es por las materias primas que abastecen la agricultura y la industria. 

Materias primas que podemos clasificar en dos campos mayores: las provenientes de la minería y las derivadas de la producción agrícola y ganadera. El abono es una materia prima para la fertilización de los campos y, como tal, una producción de consumo internacional. 

O sea, desde 1870 hasta la guerra del Pacífico, el auge del consumo internacional quintuplicó la producción, reemplazando al huano desde todo punto de vista. Junto al salitre se trabajan dos elementos; un subproducto, el yodo, y uno paralelo, el bórax.

Un cuadro estadístico nos entrega la siguiente progresión de volumen creciente explotación del nitrato de sodio. 

O sea, desde 1870 hasta la guerra del Pacífico, el auge del consumo internacional quintuplicó la producción, reemplazando al huano desde todo punto de vista. Junto al salitre se trabajan dos elementos; un subproducto, el yodo, y uno paralelo, el bórax, que reunidos permitieron superar las entradas del guano y dar al Perú un ingreso extraordinario de rentas. Rentas que eran percibidas en calidad de impuesto o derecho de exportación. No puedo agregar que la Nación recibiera otras garantías, pues el saldo total (o casi) demás sumas pagadas por el producto volvían a salir al exterior. Salida producida por dos fuentes principales: una, las ganancias y pagos de las pulperías de propiedad de los salitreros chilenos y otra, en calidad de utilidad comercial de las empresas que también eran chilenas. La suma de las utilidades salía en distintas formas como dividendo, cuando se trataba de sociedades anónimas; de ganancias líquidas, si eran empresas Limitadas o de propiedad individual o finalmente en calidad de intereses y amortizaciones percibidas por los bancos (habilitadores) de Valparaíso. 

La primera etapa de explotación comercial del salitre es la de la provincia de Tarapacá, conservando, con eso, el Perú el monopolio de los abonos. Situación que varió con el descubrimiento del nitrato en Antofagasta, por los arrieros del empresario José Santos Ossa, a la que se agregó, posteriormente, la extracción de guano en Mejillones y Pica, también por chilenos. Estos yacimientos, ubicados en la zona del desierto controlada por Bolivia, resultaron de costos inferiores gracias a la geografía física: cercanas a la costa las salitreras, y de fácil extracción del guano. Pronto se instalaron grandes empresas y sociedades. De inmediato, esto no tuvo mayor trascendencia; la demanda europea superaba con creces la capacidad extractiva total. Y por otra parte, todas las explotaciones de Tarapacá y Antofagasta eran habilitadas por los mismos banqueros.

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Mineros del salitre.
Mineros del salitre.

Sorpresivamente, se presentó un factor distinto, no considerado en los cálculos de los economistas peruanos: la depresión cíclica o crisis mundial. La demanda de salitre disminuyó a un mínimo desconocido. 

Posteriormente el gobierno peruano quiso retener en totalidad las utilidades de sus fuentes naturales de riqueza. Medida patrocinada, secretamente, por los mismos propietarios de Tarapacá. Para su cancelación  se contrató un empréstito en la casa francesa Dreyfus. En estas condiciones, la nacionalización constituyó un brillante negocio para sus antiguos propietarios (antiguos comerciantes y hábiles financistas). La utilidad era doble. Por una parte, vendían sus pertenencias o estacas a un precio beneficioso, y por otra, continuaban en calidad de administradores percibiendo honorarios. Vendían las instalaciones antiguas con magníficos avalúos; recibían, en cambio, certificados o vales con la garantía del Estado y con buen interés. Certificados que liquidaron comercialmente, reduciéndolos a dinero efectivo. Dinero que volvieron a colocar en el salitre; pero invertido en nuevas explotaciones de menor costo industrial en Antofagasta. En suma, vendían factorías de costo superior con utilidades, y compraban o instalaban otras de costo inferior de explotación. 

Todo esto no constituyó, visiblemente, un riesgo y una pérdida para el Perú. Con la mentalidad librecambista de la época no era probable un juicio crítico a un plazo largo. Pero, sorpresivamente, se presentó un factor distinto, no considerado en los cálculos de los economistas peruanos: la depresión cíclica o crisis mundial. La demanda de salitre disminuyó a un mínimo desconocido. 

El precio de transacción dejó de ser beneficioso. La competencia, hasta entonces inexistente, favoreció a los productores de menor costo industrial de Antofagasta. Y desde otro punto de vista, la crisis internacional también recayó sobre el Perú: la casa Dreyfus no pudo o no quiso hacer efectivo el empréstito en su totalidad. 

El Estado peruano quedó insolvente: no pagó los intereses y amortización de los certificados o vales, y por otra parte las oficinas salitreras de Tarapacá debieron paralizar sus fuegos por falta de pedidos. La nacionalización, bajo estas condiciones, constituyó un presente griego.  

Mientras tanto los antofagastinos, vale decir Valparaíso, estaban a cubierto del riesgo general. Podían mantener las ventas sin pérdida alguna y aún aumentarlas con utilidades, absorbiendo los mercados del rival de Tarapacá. 

Todos los historiadores chilenos hacen gala de nacionalismo frente a la Guerra del Pacífico. Conservadores y liberales, racistas y socialistas coinciden en hacer gala de nacionalistas.

La exportación de capitales de Valparaíso había contribuido a las explotaciones de Tarapacá. Su retiro del Perú, a levantar Antofagasta. 

La conquista militar de Tarapacá y Antofagasta

"La guerra es la continuación de la política por otros medios". (Clausewitz). "La política es la continuación por otros medios de la lucha económica". (K. Marx). 

Estos postulados nos sirven de hilo conductor para rechazar odas o himnos declamatorios patriotas. Todos los historiadores chilenos hacen gala de nacionalismo frente a la Guerra del Pacífico. Conservadores y liberales, racistas y socialistas coinciden en hacer gala de nacionalistas. Pero, historiadores al fin, en el detalle explican, aunque con parcialidad, el origen salitrero de la guerra. 

Dan como factores principales, los siguientes: 

Uno económico, la aplicación de un impuesto especial a la exportación del salitre, de parte del gobierno boliviano en Antofagasta. 

Otro político, un tratado secreto entre los países del antiguo Tawantinsuyu.  

Estos factores son verídicos. Analizados aisladamente pueden ser "causas bellis". Pero, en realidad es un esquematismo simplista y nos dejamos guiar sólo por dos factores. La historia sería muy sencilla de explicar de esta forma. Estos dos elementos, -el económico y el político- son causas inmediatas; pero, existe un clima y un telón de fondo más complejo en la estructura del proceso histórico, que son sus causas mediatas. Aislar los dos factores indicados, conduce a una deformación subjetiva del juicio sociológico, es decir, a un nacionalismo chovinista, justificador de la guerra. 

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Ocupación chilena en Antofagasta.
Ocupación chilena en Antofagasta.

O sea una causa general que corresponde a una tesis marxista clásica: la guerra es sólo un viejo canal de escape a las contradicciones del capitalismo. Una declaración de guerra trae consigo muchas ventajas aparentes.

La Guerra del Pacífico comienza, militarmente, con la conquista de Antofagasta por la Expedición al mando del coronel Sotomayor. Cuyo pretexto y realidad era impedir por la fuerza de las armas el remate de las pertenencias de la "Compañía Salitrera de Antofagasta". Esta es una causa inmediata. La causa concreta mediata y más importante, es otra. Se encuentra en la crisis económica mundial y sus derivaciones. Los historiadores de Chile, al margen de una perspectiva internacional y económica, han olvidado este elemento fundamental en la vida moderna. Y puedo decir que cada punto focal de la historia contemporánea ha sido regido por esta característica del sistema burgués de sociedad. Uno de los más conocidos historiadores, quizás el más leído, y negador de que la evolución política es superestructura de la económica, nos descubre involuntariamente este telón y clima de fondo en la siguiente frase, que coloca en su "Historia de Chile": "Jamás una administración se había encontrado en situación más delicada, al punto de declararse inconvertible al billete de banco y que el riesgo de una revolución era tal, que sin la guerra ésta no habría sido posible evitar". 

O sea una causa general que corresponde a una tesis marxista clásica: la guerra es sólo un viejo canal de escape a las contradicciones del capitalismo. Una declaración de guerra trae consigo muchas ventajas aparentes: es una máquina que consume el exceso de mercadería en depósito, moviliza toda la población inactiva y despreocupa a los hombres de los problemas vitales. Chile se encontraba en una depresión fulminante: la agricultura y la minería estaban paralizadas, los precios por los suelos, los productos sin compradores y, por último, en peligro la industria salitrera.

Otra razón, causa importante de la declaración de guerra se encontraba en la poderosa intervención política de los habilitadores y propietarios de salitreras de Valparaíso. La influencia preponderante de la banca porteña en el gobierno, hizo el resto: su interés era impedir la aplicación de impuestos a su negocio salitrero antofagastino de parte del gobierno boliviano. Los gravámenes los dejarían en igualdad de condiciones de costo, y quizás peores, que su competidor de Tarapacá, vale decir el gobierno de Perú.

Como los habilitadores eran parte determinante en el gobierno, pudieron fusionar fácilmente los conceptos de patria a sus inversiones comerciales. Y es así como, cuando el gerente Jorge Hicks de la Compañía Salitrera de Antofagasta, un empleado inglés, pidió la protección del gobierno chileno; se le respondió con la conquista militar de Antofagasta 

¿Existía un acuerdo secreto entre el Perú y Bolivia? Seguramente. Los historiadores dicen haberlo comprobado. Pero las causas de la guerra son una completa red, que unifica el comercio de los nitratos, la crisis económica general y los desaciertos de los gobiernos. 

Todo esto explica las frases pronunciadas en 1880 en el Parlamento por el diputado Enrique Mac-Iver, particularmente ligado a los intereses salitreros, y por lo tanto, dispuestos a eliminar todo posible competidor. 

Dijo el brillante demagogo radical: "Tan nacionales son las salitreras de Tarapacá como las de Antofagasta, Aguas Blancas y TaItal. Si estas pertenecen a sociedades o personas chilenas, pertenecen aquellas a la nación chilena, al fisco chileno... Las contadas salitreras particulares que existen actualmente en Tarapacá pertenecen también a chilenos o extranjeros avecindados en Chile". 

Su discurso recibió el aplauso de todo el Parlamento. Era patriótico... y salitrera, y contribuyó a decidir la conquista definitiva de las provincias; pero, en el fondo, sólo demuestra dos cosas: la habilidad maquiavélica del diputado y el interés de liquidar la competencia futura posible del salitre de Tarapacá. 

Perú con una economía aún en las primeras formas del mercantilismo conservaba el régimen semi esclavista del "indenture contrae", un semi feudalismo con el pongaje indígena y sólo recientemente había liberado (no totalmente) los esclavos.

Hay muchos otros elementos de prueba en las alternativas y antecedentes de la Guerra del Pacífico, confirmando estas tesis. Su dilucidación es muy interesante; pero, su análisis exige una extensa monografía y múltiples carillas. No es exactamente el método y el fin de estos ensayos. 

Aspectos generales que condicionaron la derrota peruana 

Es agradable examinar, aún de pasada, la relación dialéctica entre la economía, el grado de progreso técnico y la eficacia militar; el armamento, el triunfo militar y la etapa del desarrollo de la sociedad. Era un tema muy afecto al agudo y lúcido criterio de Federico Engels y Guillermo Federico Hegel y Nicolo Maquiavelo, y es, también, una investigación fina y decididamente práctica; pero, me limitaré solo a la parte sociológica. 

Perú con una economía aún en las primeras formas del mercantilismo conservaba el régimen semi esclavista del "indenture contrae", un semi feudalismo con el pongaje indígena y sólo recientemente había liberado (no totalmente) los esclavos. El latifundismo predominaba, sin contrapeso, tanto en la economía general como en el gobierno político. 

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Faenas en oficina salitrera.
Faenas en oficina salitrera.

La principal actividad era la caña de azúcar en los valles. La población estaba dividida, más bien, en castas que en clases sociales modernas. El indio y el negro no sólo eran explotados individualmente, sino eran considerados animales inferiores distintos de la aristocracia limeña. Existía una capa intermedia, el "cholo", mezclas indígenas negras y blancas, que se consideraba, a sí misma, superior a los indios y negras; colocándose en la lucha social en forma fluctuante: a veces, actuaba contra la parte de color de sus compatriotas.

En el Perú, no sólo no combatió la totalidad de la población, sino al contrario, para su latifundismo, armar a los cholos, indios y negros era un riesgo mayor que perder Tarapacá. 

En cambio, en Chile la unidad nacional estaba constituida por un grado del desenvolvimiento capitalista, caracterizado por un desarrollo determinado de la minería, un capital mercantil-bancario y una agricultura totalmente burguesa. Liquidada la esclavitud y la servidumbre. Un idioma común. Un gobierno de coalición entre la capa mercantil de Valparaíso y los latifundistas, llamado régimen liberal y finalmente compuesto de una sola raza. 

Naturalmente en ambos países sus ejércitos reflejaban la situación general existente y su grado de evolución. El chileno estaba compuesto por una sola categoría racial, una sola ideología patriota, formado básicamente por mineros, pujantes y organizados, y que por su contacto con la técnica industrial, tienen más conocimientos con el uso de los armamentos. Y esto explica el "sin igual valor". etc. En el Perú, no sólo no combatió la totalidad de la población, sino al contrario, para su latifundismo, armar a los cholos, indios y negros era un riesgo mayor que perder Tarapacá. 

Desde los comienzos de la conflagración hubo "secretos" partidarios de Chile; entre éstos predominaban los liberales, cuyas simpatías estaban basadas en el progreso social que representaba en Sudamérica el régimen democrático capitalista chileno. Situación similar a la producida en los espíritus libres en toda la historia. Por ejemplo, en Alemania, en la época de su conquista por Napoleón y su ejército francés; Goethe, Beethoven y aún el filósofo prusiano Hegel eran bonapartistas... 

Chile, a pesar de sus diferencias sociales, luchas políticas y de clase, constituía una auténtica unidad nacional. En cambio, el Perú era la dictadura de una casta y a la vez raza, sobre otras clases y nacionalidades. Chile tenía una sola cultura. El Perú, dos distintas y antagónicas: la devenida del imperio incásico y otra paralela, proveniente de España. 

La palma de la victoria estuvo en manos de la Nación de organización más avanzada. En otros términos, el triunfo militar de Chile fue el producto de su estadio superior de organización capitalista y nacional.

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