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Sábado, 20 de Abril de 2024
Crisis climática

EEUU: Ambientalistas y operadores de represas crean inédita alianza

Paula Huenchumil J.

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El caso del río Penobscot en Maine ayudó a inspirar el acuerdo. Foto: American Rivers
El caso del río Penobscot en Maine ayudó a inspirar el acuerdo. Foto: American Rivers

Tras dos años y medio de negociaciones silenciosas en una iniciativa convocada por la Universidad de Stanford, la industria que opera las represas hidroeléctricas en ese país y varios grupos ecologistas anunciaron que trabajarán juntos para obtener más energía limpia. Además, quieren modernizar cerca de 90.000 represas existentes para que sean más seguras.

Admision UDEC

Sin duda que la crisis climática que se vive en el mundo entero es una de las mayores preocupaciones de las últimas décadas. Por ello, es que distintos grupos de ecologistas, comunidades indígenas y científicos han alertado a los gobiernos y a las empresas sobre el calentamiento global, y las consecuencias de las acciones humanas que lo aceleran. 

En 2016 un estudio de científicos de Canadá publicado en la revista científica BioScience, reveló que las represas que se crean para alimentar las centrales hidroeléctricas en el mundo contribuyen mucho más al calentamiento global de lo que se estimaba previamente. Los investigadores descubrieron que la vegetación podrida en el agua significa que las represas son responsables de la emisión de casi mil millones de toneladas de gases del llamado efecto invernadero cada año. Esto representa cerca del 1,3% de las emisiones generadas por el hombre anualmente en el mundo, según consignó Emol. 

Este martes 13 de octubre la Universidad de Stanford dio a conocer la Declaración conjunta de colaboración sobre energía hidroeléctrica de Estados Unidos: solución climática y desafío de conservación. La cual consiste en un acuerdo entre agrupaciones ambientalistas y operadores de represas para reducir el daño ambiental. Hecho que podría marcar un antecedente respecto a los daños que este tipo de empresas generan al medio ambiente.

La alianza fue convocada por el Instituto Woods para el Medio Ambiente de la Universidad de Stanford, el Centro Steyer-Taylor de Política y Finanzas Energéticas y la Iniciativa de Futuros de Energía, donde están participando representantes de la energía hidroeléctrica del país, la industria y comunidades ambientales y de conservación de los ríos.

Según señala la misma declaración, las partes están motivadas por dos desafíos urgentes. En primer lugar, para descarbonizar rápida y sustancialmente el sistema eléctrico de Estados Unidos. Y, al mismo tiempo, el cuidado de las vías fluviales y de la biodiversidad. Además, durante los próximos 60 días, acordaron invitar a otras partes interesadas, incluidos gobiernos tribales y funcionarios estatales, para que se unan a la colaboración y poder abordar las prioridades de implementación, la toma de decisiones, cronogramas y los recursos.

El documento también establece que en Estados Unidos hay más de 90.000 represas existentes que pretenden modernizar para que sean más seguras y menos dañinas ecológicamente. Los ambientalistas también comunicaron que colaborarán en un conjunto de medidas políticas específicas que podrían ayudar a generar más electricidad renovable a partir de represas ya instaladas.

El diario estadounidense The New York Times, publicó un artículo sobre esta inédita alianza, en el que enfatiza que es una señal de que la amenaza del cambio climático está impulsando a ambas partes a repensar una batalla de décadas.

La silenciosa negociación 

Tras dos años y medio de negociaciones silenciosas, el acuerdo fue firmado por National Hydropower Association, un grupo comercial de la industria y por grupos ambientales como American Rivers, World Wildlife Fund y la Union of Concerned Scientists. 

Dan Reicher, investigador principal del Instituto Woods para el Medio Ambiente de Stanford y director fundador del Centro de Política Energética y Finanzas de Stanford, ayudó a convocar el diálogo entre la industria y los grupos ecológicos.

En la declaración afirman que las partes se inspiraron en un acuerdo de 2004 que sentó un precedente en el río Penobscot en Maine, donde los ambientalistas, las empresas de energía y la Nación Indígena de Penobscot,  llegaron a un acuerdo histórico para mejorar varias represas en la cuenca del río mientras recaudaban dinero para eliminar otras dos represas que habían bloqueado la entrada de peces. 

El académico señaló al The New York Times que ninguna de las partes estaba siendo beneficiada por el estancamiento actual sobre la energía hidroeléctrica, debido a que las disputas regulatorias en torno a la mejora de las presas han dificultado que la industria atraiga inversiones. Mientras que los ambientalistas hasta ahora solo han avanzado lentamente en la eliminación de las presas.

“Lo que es diferente ahora es el cambio climático. La industria se ha dado cuenta de que puede prosperar ofreciendo una importante solución a la crisis climática. Y la comunidad conservacionista se ha dado cuenta de que el calentamiento global es la mayor amenaza que enfrentan los ríos que aman”.

Por su parte, Bob Irvin, presidente de la organización American Rivers, explicó que durante mucho tiempo ha destacado el daño que las represas causan a las vías fluviales del país. Asimismo, comentó que la creciente preocupación por el calentamiento global ha hecho que algunos ambientalistas reevaluaran su antigua oposición a la energía hidroeléctrica.“La crisis climática se ha vuelto mucho más aguda y reconocemos que necesitamos generar energía libre de carbono cuando y donde podamos. Y vemos que la energía hidroeléctrica tiene un papel que desempeñar allí”, añadió. 

Sin embargo, Irvin de American Rivers enfatizó que su grupo todavía se opondría a cualquier esfuerzo para construir nuevas represas en los ríos.



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La WWF o World Wild Fundation ha sido muy cuestionada por sus falsas políticas conservacionistas que en última medida buscan únicamente lavar la imagen de empresas contaminantes. A esto también se le llama el "capitalismo verde" que mediante falsos ecologismos moviliza millones de dólares.

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