Los sesenta días iniciados el 4 de septiembre de 1970 son de extrema tensión. Las maniobras y la conspiración para impedir el acceso de Allende ad poder adquieren dimensión nacional e internacional. El GAP se organiza, sus miembros escoltan a Allende día y noche. Pocas semanas después y antes de que el Congreso Pleno confirme a Allende, Demid, el referente de los chilenos en Cuba, llega a Santiago junto a tres compañeros a un congreso de... veterinaria.
Los cubanos permanecen en un alojamiento discreto conseguido por Beatriz Allende. Entre ellos vienen especialistas en seguridad que comienzan a entrenar a los miembros del incipiente GAP. Demid y sus compañeros deben extremar las precauciones.
Mientras están en Chile, el 22 de octubre de 1970 un grupo de ultraderecha conectado con altos jefes militares y ayudados por la CIA atenta contra el comandante en jefe del Ejército, general René Schneider, decidido partidario de la vía constitucional, quien muere a los pocos días como consecuencia de las balas recibidas.
En el entorno del candidato triunfante nadie duda de que si no hubiera existido el GAP, el blanco del atentado habría sido el propio Salvador Allende. Se estima que si su seguridad descansara exclusivamente en los organismos policiales y militares, podría ser víctima de alguno de los agentes encargados de protegerlo. Pocas horas después del atentado contra el general Schneider, la directiva del Instituto Chileno-Cubano llega a Guardia Vieja a expresar su apoyo al candidato victorioso ante las dramáticas circunstancias que se viven. La integran el poeta Juvencio Valle; Julio Donoso, antiguo socio de Allende en andanzas político-comerciales en Cuba, y una fiel activista de las cuatro campañas presidenciales de Allende: la abogada Graciela Álvarez. Allende está conmovido. Julio Donoso contará:
-Nos recibió en su dormitorio del segundo piso. Estaba en bata. Saludó cariñosamente a Chela y Juvencio, y a mí me tiró los dedos con un "¿Cómo te va?" incoloro, inodoro e insípido.
Semanas más tarde, cuando ocupe la presidencia, en un gesto de reciprocidad Salvador Allende invitará a la directiva del Instituto a conversar cordialmente en su despacho del palacio de La Moneda. Donoso escribirá:
-Beso cariñoso de Allende a Chela, efusivo apretón de manos a Juvencio y el consabido incoloro, inodoro e insípido tirón de dedos para mi.
Al día siguiente de la muerte del general Schneider, el 24 de octubre, el Congreso Pleno elige Presidente de la República al candidato que obtuvo la primera mayoría relativa: Salvador Allende. Esa tarde el presidente Frei y su esposa María se dirigen a Guardia Vieja, donde realizan una visita protocolar a Salvador Allende y su esposa Hortensia. El matrimonio Allende Bussi les retribuirá la visita al día siguiente. Por petición del Presidente electo, el presidente Frei nombra subdirector general de la policía civil de Investigaciones a Eduardo "Coco" Paredes para los diez días de transición que se inician. Coco será más tarde Director General.
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Desde Colombia llega un telegrama:
Salvador Allende, Santiago Chile, Bogotá, octubre 25/70. Felicito pueblo de Chile acierto elegirte como gobernante. Además ejemplo de civilización democrática dado al mundo. Abrazo cordial, Eugenia Valencia.
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El Presidente electo cita en Guardia Vieja al diplomático Lucio Parada, que será su jefe de protocolo. "Si no me encuentra, estaré en la casa del lado, donde Payita, en la piscina'; le dice". Al cabo de una vida de combate, las puertas de La Moneda han quedado abiertas ante Chicho.
En la mañana del martes 3 de noviembre de 1970, un nuevo Presidente de la República presta juramento. Frei ha llegado en carroza y de frac; Allende, en automóvil y de traje oscuro. En el Salón de Honor del Congreso, Eduardo Frei Montalva se saca trabajosamente la banda tricolor, que en un acto fallido se había puesto bajo el frac, y el presidente del Senado, Tomás Pablo, se la coloca a Salvador Allende Gossens. El Presidente entrante ha aprovechado la tensión del momento histórico para una picardía de la que nadie se percata: ha subido un escalón. En las fotografías que inmortalicen el instante, se le verá de una misma altura que el espigado Frei e incluso algunos centímetros más alto.
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Desde la tribuna lo aplauden las mujeres de la familia: Hortensia Bussi, Inés y Laura Allende, las hijas Carmen Paz, Beatriz e Isabel. A la salida, en ausencia de su madre fallecida, el Primer Mandatario abraza a Mama Rosa y hace ofrenda a su antigua niñera del minuto en que culmina su carrera hacia la Presidencia iniciada en Tacna cuando Chichito pronunciaba ante ella los primeros discursos encaramado en una silla. En el camino hacia la catedral, donde se celebrará un Te Deum, un reportero pregunta a Hortensia Bussi:
-Señora... ¿muy emocionada?
-Lo puede ver usted mismo -responde la Primera Dama, mientras se esfuerza por contener las lágrimas.
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A la transmisión del mando ha venido Carlos Rafael Rodríguez, viceprimer ministro cubano. Los dos países restablecen relaciones diplomáticas. El escritor y diplomático Jorge Edwards abrirá como encargado de negocios la misión de Chile en La Habana donde... será declarado persona no grata. El nuevo embajador cubano llegará dos meses más tarde.
Minutos después del juramento de Allende como primer mandatario, se inician febriles negociaciones secretas con el nuevo presidente de Bolivia, el general progresista Juan José Torres, en las que Beatriz participa de cuerpo entero. A la mañana siguiente, en el segundo día del nuevo gobierno, Chato Peredo, que había sido capturado en Tipuany, y un grupo de sobrevivientes de la guerrilla llegarán en estado de desnutrición al norte de Chile. El acuerdo entre el general Torres y el presidente Allende ha cuajado. Beatriz recibirá con lágrimas y abrazos a sus amigos bolivianos liberados. Será el último acto de la hija de Salvador Allende como miembro de la sección chilena del ELN. Tati se irá a trabajar a La Moneda al lado del Chicho. En sus primeros meses, el nuevo gobierno dará asilo a 70 brasileños, nueve uruguayos y 12 mexicanos, que se sumarán a los 17 sobrevivientes bolivianos. La lista irá creciendo. Beatriz será la madrina de todos.
A pesar de la debilidad de Salvador Allende por las mujeres, su primer gabinete está compuesto por quince ministros... de sexo masculino, incluidos cuatro obreros. En el palacio de La Moneda se efectúa una recepción en homenaje a los intelectuales llegados a la transmisión del mando. Feliz, Hortensia Bussi, la Primera Dama, hermosa como siempre, conversa con Julio Cortázar, García Márquez y otros invitados y recibe los honores de Manuel Rojas, Francisco Coloane, Pablo Neruda, que se dirige a ella como "Tencha la dulce". La Payita circula entre la concurrencia con una sonrisa enigmática en los labios. Carmen Paz, Beatriz e Isabel rodean al Chicho. El Presidente se aleja un momento para tomar del brazo a un periodista y preguntarle:
-¿Es cierto que nuestra amiga se mudó a Lo Barnechea?
-Sí, pero no la he ido a ver.
-Averigüe la dirección. Llámeme a La Moneda y me cuenta.
El periodista cumplirá el encargo. El Presidente anotará los datos y la oportunidad de usarlos no tardará en llegar. Gitana como siempre, con el dinero originado en la venta de la vivienda de Encomenderos, Inés Moreno se ha comprado una parcela arbolada en Lo Barnechea, cerca de la tradicional Hostería Las Delicias donde Chito Faró compuso la canción Si vas para Chile. La casa está en el número 14.050 de la calle Raúl Labbé, encajada en el cerro al fondo de un callejón.
Inés se ha mudado en soledad a esa parcela que llegará a ser la vivienda donde más tiempo habrá habitado en su vida. El Presidente no tardará en acudir.
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Al asumir su alto cargo Salvador Allende ha insistido en que él no es "Su Excelencia" sino el "compañero Presidente': Beatriz le cobra la palabra y llega a Guardia Vieja a proponerle que la nueva denominación se incorpore a la Constitución Política del Estado. El Presidente se está vistiendo para ir a visitar a Jorge Alessandri y recaba, sobre la marcha, la opinión de un abogado que se halla presente por casualidad. El abogado señala que la Constitución contiene normas generales y que modificarla sería complicadísimo. Indica que esas cosas figuran en los reglamentos de protocolo. Tati no se da por satisfecha. "Me voy a hablar con Carlos Altamirano" dice y... el asunto no se volverá a mencionar".
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(*) Extracto del libro “Salvador Allende. Biografía Sentimental”; Catalonia; 2007; de Eduardo Labarca.
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