La Beca Arte CCU es una instancia bianual validada por la comunidad de artistas visuales, en la que desde 2010 muchos de ellos participan para obtener recursos suficientes que les permitan hacer investigaciones y exposiciones que requieren de una fuerte inyección de recursos,
Este año, en su quinta versión, ganó Nicolás Grum, pero lo hizo en el Chile previo al 18 de octubre de 2019. De hecho, la ceremonia de premiación que estaba planificada para unos días después del inicio del estallido social no pudo realizarse y debió esperar al 17 de enero de 2020.
De hecho, el premio no era para nada algo cómodo para CCU en las circunstancias actuales, pues Grum accedió a él luego de realizar una controvertida serie en 2018 expuesta en la reconocida feria artística Ch.ACO llamada Orden y Patria, en la que el artista realizó una fuerte crítica al poder de Carabineros.
Tampoco el premio era cómodo para Grum, dado el actual contexto del estallido social, pues después de todo es entregado -vía Ley de Donaciones Culturales, que ofrece exenciones tributarias a quien apoye las artes- por una de las principales empresas del Grupo Luksic. Un conglomerado que ha recibido fuertes críticas en el contexto de crisis actual, en especial por sus operaciones mineras y su disputa por el agua en la región de Coquimbo y por el informe de Big Data que ofreció al gobierno, y que resultó un hazmerreír.
El día de la premiación, había tensión por el discurso que podía decir Grum, pero así y todo asistieron a la premiación Rodrigo Hinzpeter, gerente legal de Quiñenco; Francisco Pérez Mackenna, gerente general de Quiñenco y Patricio Jottar, gerente general de CCU, según atestigua una foto de El Mercurio en Vida Social del 26 de enero pasado, en la que también aparece Carlos Schaerer, director de este medio, que no hizo notas periodísticas sobre el trabajo de Grum en esos días.
El discurso asume la contradicción entre trabajar en la crítica de los poderosos y recibir un premio de ellos: "Llevo varios años trabajando sobre relaciones de poder, criticando a los poderosos, sus estrategias, sus acciones y maquinaciones, y también nuestras resistencias y dolencias… y hoy me encuentro aquí, recibiendo este premio de uno de los hombres más ricos de Chile…", dice en alusión a Andrónico Luksic, el patriarca del grupo.
Grum también abordó el tema del agua, el que representa un conflicto entre Antofagasta Minerals (la minera de los Luksic) y las comunidades de Salamanca y Caimanes: "Hoy el arte no tiene que defenderse a sí mismo, tenemos que defender la libertad, la justicia, nuestra agua, nuestros recursos, ancianes, niñes y mujeres y tenemos que defenderles del poder, del dinero, de aquellos que antes de hacer sus fundaciones filantrópicas han acaparado tanto, que casi nada tenemos todo el resto".
"No nos confundamos y sobre todo no tengamos miedo, no le temamos al caos porque para ordenar una habitación llena de injusticias primero hay que desordenarla [...] No nos confundamos con la violencia, no es lo mismo tirarle una piedra a un zorrillo a que dos zorrillos te rompan las caderas", remató.
El discurso completo
Antes que nada, agradecer a todas las personas presentes y a la Fundación CCU por este premio y mantener esta iniciativa en el tiempo.
Es difícil recibir hoy un premio personal, hoy que todo es o debiera ser colectividad y búsqueda del bien común. Vivimos un momento particularmente importante en nuestro país, hoy más que nunca, producto del contexto, este premio lo siento como un enorme privilegio, y como todo privilegio, como todo premio, encierra en sí mismo, algo de injusticia y contradicción.
Hoy nuestras contradicciones salen a flote, se nos enrrostran y nos obligan a tomar posición. Llevo varios años trabajando sobre relaciones de poder, criticando a los poderosos, sus estrategias, sus acciones y maquinaciones, y también nuestras resistencias y dolencias… y hoy me encuentro aquí, recibiendo este premio de uno de los hombres más ricos de Chile…
El arte tiene mucho de desproporción, y eso es bueno, pero a la vez muy peligroso. Un simple plátano pegado a un muro, un cuadrado blanco sobre un fondo blanco, un tiburón, pueden llegar a valer millones de dólares.
Nuestro trabajo puede llegar a ser tremendamente injusto, si perdemos la relación con lo que pasa allí afuera, en la calle. La calle, como decía Cortázar no es “el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso”.
Hay que jugarse la vida mientras avanzamos. Quiero hacer un llamado hoy a mis compañeras y compañeros de oficio, incluir ojalá a las y los curadores y al resto de las personas que se desenvuelven dentro de este extraño poncho que llamamos cultura. Quiero pedirles que participen de lo que nos sucede, que participemos todas las personas que creemos en la transformación y ¿qué artista que se aprecie de tal no va a creer en la transformación las materias?
Hoy no es tiempo de luchas sectoriales, hoy el arte no tiene que defenderse a sí mismo, tenemos que defender la libertad, la justicia, nuestra agua, nuestros recursos, ancianes, niñes y mujeres y tenemos que defenderles del poder, del dinero, de aquellos que antes de hacer sus fundaciones filantrópicas han acaparado tanto, que casi nada tenemos todo el resto.
No nos confundamos y sobre todo no tengamos miedo, no le temamos al caos porque para ordenar una habitación llena de injusticias primero hay que desordenarla. No nos confundamos con la violencia, no es lo mismo tirarle una piedra a un zorrillo a que dos zorrillos te rompan las caderas. Son terribles los saqueos, mal los cabros que se robaron las guitarras de una tienda de música el otro día en medio de la marcha, pero ni se le compara a quienes se roban el agua en Petorca, por ejemplo, para darle de beber a unas paltas en vez de las personas.
Y lo que es peor aún, el saqueo ha sido y seguirá siendo un delito, dejar sin agua a las personas hoy en Chile no lo es.
Artistas unidos, conscientes de nuestros privilegios, pongámoslos a disposición de esta causa común, no necesitamos hacer arte, porque la calle hoy en día está llena de arte, no necesitamos escribir textos porque la calle está llena de páginas inéditas, lo que necesitamos es definirnos y declarar públicamente nuestro lugar, nuestra bandera de lucha, ese es mi mayor y humilde deseo hoy.
Comentarios
Son buenos sus reportajes,
Pueblo contra su propio
Todos debemos aportar en esta
Buenas tarde , me interesa
Exelente discurso, digno de
Bien rearticular la sociedad.
Me interesan los artículos
Concuerdo plenamente con lo
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