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Martes, 16 de Abril de 2024
Libertad de expresión

El nuevo flanco de Piñera: ¿se está erosionando la libertad de prensa en Chile?

Víctor Herrero A.

Al Presidente y su gobierno no les agrada la prensa crítica, sea chilena o extranjera. Pero otra cosa es ignorar por completo cientos de denuncias de agresiones, detenciones, amenazas y espionajes a periodistas.

Admision UDEC

“Prefiero el ruido de una prensa libre, que el silencio de una prensa amordazada”, expresó en junio de 2016 Sebastián Piñera, al referirse a la querella que la entonces presidenta Michelle Bachelet entabló en contra de la revista Qué Pasa por supuestas injurias y calumnias.

Pero hace sólo un mes el Presidente mandató a su asesora Magdalena Díaz para tratar de hacer justamente eso: acallar a un medio de prensa cuya cobertura política le resulta incómoda a La Moneda. Díaz llamó al dueño del canal La Red a Miami para quejarse de la línea editorial y pedir la salida de su director ejecutivo Víctor Gutiérrez. La queja presidencial que transmitió, y que INTERFERENCIA reveló en exclusiva, fue que el “canal se fue a la izquierda (…) el daño que se le hace a la democracia con esta línea editorial es complicado, pues genera divisiones en el país”. Ángel González, ciudadano estadounidense de origen mexicano, le recordó amablemente que la cobertura del canal de su propiedad era parte del ejercicio del periodismo y de la libre expresión.

Es cierto que muy pocos gobernantes se sienten cómodos con la prensa, en especial si esta es crítica del gobierno y fiscaliza el desempeño de las autoridades. Existen excepciones, como la canciller alemana Ángela Merkel que afirmó que en los tiempos actuales -marcados por restricciones a las libertades ciudadanas debido a la pandemia sanitaria y por brotes de autoritarismo- es más importante que nunca el papel celoso de los medios de comunicación. “Los periodistas deben poder confrontar a un gobierno y a todos los actores políticos con una perspectiva crítica”, afirmó en mayo del año pasado.

Pero en el Chile actual la prensa que confronte al gobierno con una perspectiva crítica se tiene que someter al enojo de las autoridades. Y así sea la prensa extranjera. Cuando la semana pasada los diarios The New York Times y The Washington Post publicaron un artículo y una columna de opinión, respectivamente, afirmando que el exitismo del gobierno con la campaña de vacunación habría creado “una falsa sensación de seguridad”, el ministro Enrique Paris salió a responder: “Hoy día, curiosamente el Washington Post y el New York Times ambos se ponen de acuerdo, parece, para transmitir esta noticia. Esta noticia no es verdad”. Por cierto, la declaración del principal vocero del país en materia de la pandemia deja entrever que al parecer desconoce que ambos medios son rivales periodísticos.

Todos los gobiernos tienen también su prensa favorita y para el ministro Paris lo fue durante algunos meses del año pasado el diario digital El Líbero, a quien agradecía públicamente en las ruedas de prensa por las preguntas de su periodista acreditada. Muchas de esas preguntas, por cierto, eran funcionales a la agenda que llevaba adelante el ministerio. Otras rozaban la adulación, como cuando el 20 de julio la reportera de ese medio le preguntó al ministro qué pensaba de los altos índices de aprobación que arrojaba su figura en la encuesta semanal de Cadem.

En el frente presidencial, el medio escrito predilecto de La Moneda ha sido el diario La Tercera. En julio de 2019 Piñera nombró a su dueño, el empresario Álvaro Saieh, como el embajador encargado de organizar la participación de Chile en la Exposición Universal de Dubai. A fines de enero de 2020, con la popularidad de Piñera en caída libre y con protestas casi diarias en torno al palacio presidencial, el diario publicó un artículo titulado “Un Presidente en la calle: la caminata de Piñera por Teatinos”, que iba acompañada de una fotografía de gran tamaño.  En la nota se informaba de una intrascendente caminata del mandatario por los alrededores de la casa de gobierno y se describía que había sido tranquila, comparándolo con otros personeros políticos que habían sido ‘funados’ por transitar en la vía pública.

La nota comenzaba así: “Durante su mandato (1958-1964), el ex presidente Jorge Alessandri solía caminar todos los días desde su departamento en calle Phillips hacia el Palacio de La Moneda. Desde esos tiempos, el hecho de ver transitar a pie a un Primer Mandatario por las calles céntricas de Santiago no es algo que se vea a menudo. Pero este miércoles 29 de enero de 2020 la escena volvió a verse”.

La pieza periodística fue encargada ‘desde muy arriba’, según contaron fuentes al tanto, insinuando que la Secretaría de Comunicaciones (Secom) habría gestionado toda la puesta en escena y se habría coordinado con la dirección de ese diario.

Agresiones, amenazas y espionajes

Mas allá de la prensa más amigable o más crítica con La Moneda, la relación de Piñera con los medios de comunicación se ha deteriorado fuertemente, en especial desde el estallido social. En la mayoría de los pocos puntos de prensa que ha realizado, el mandatario no permite preguntas directas de los periodistas, independiente del medio que sean. Y muchas de las entrevistas que ha dado, en especial con la prensa local, han sido previamente pauteadas, dejando poco espacio para preguntas críticas.

Pero más preocupante resulta que durante este gobierno se han multiplicado las vulneraciones al ejercicio de la prensa. Según información del Observatorio por el Derecho a la Comunicación, entre octubre de 2019 hasta marzo de este año se han registrado y denunciado 294 casos de agresiones y detenciones de periodistas, cifras que no se daban desde la época de la dictadura. La mayoría de estas agresiones han sido cometidas por la fuerza policial, aunque también hay casos de manifestantes atacando a periodistas e instalaciones de prensa, como fueron los ataques a las sedes de El Mercurio en Valparaíso y Antofagasta, y del diario El Líder en San Antonio.

Menos del 30% de las denuncias por detenciones arbitrarias y agresiones en contra de periodistas ha llegado a un proceso judicial. El gobierno nunca se ha pronunciado respecto de esta situación. Por eso, el mes pasado el Colegio de Periodistas se reunió con el fiscal nacional Jorge Abbott para expresar su inquietud. “Estas agresiones han sido denunciadas en diversas instancias nacionales e internacionales; sin embargo, aún no existe una respuesta por parte de las autoridades y las agresiones siguen en alza”, expresó en un comunicado la entidad gremial. “Por eso (estamos) realizando una serie de encuentros con autoridades del Estado para denunciar la situación de vulneración de derechos en los que se encuentra el ejercicio del periodismo y la impunidad en la que quedan los casos de agresiones a la prensa por parte de agentes del Estado”.

Cuando el sábado 27 de marzo el equipo de TVN compuesto por el periodista Iván Núñez y el camarógrafo Esteban Sánchez fueron atacados con disparos en la comuna de Tirúa, el gobierno ya no pudo ignorar el debate que se viene dando sobre el estado de la libertad de prensa y las agresiones contra los periodistas en Chile. El vocero Jaime Bellolio afirmó que ese hecho “pretendió, a través de esa violencia, acallar la voz de la libertad de prensa, de poder cubrir información”.

Por otro lado, La Moneda ha mantenido silencio sobre las recientes revelaciones de Ciper que muestran que el Ejército engañó a la Corte de Apelaciones para poder pinchar el celular de Mauricio Weibel y así espiar a este periodista que destapó hace unos años el escándalo del Milicogate.

El artículo también revelaba que el espionaje contó con la venia del entonces ministro de Defensa y actual miembro del Consejo para la Defensa del Estado, Alberto Espina. El propio Weibel aseguró en una entrevista con El Desconcierto que “la libertad de expresión en Chile está resquebrajada”. Y agregó: “El escenario político es que estamos ad portas de la elección más importante de nuestra historia, que es la elección de constituyentes. Es tremendamente grave que esa elección se esté dando en un contexto de ataque a la prensa. Insisto, va mucho más allá de mí, esto tiene que ver con que no se puede construir una sociedad democrática, una sociedad de derechos plenos y respeto a los derechos humanos si es que no tenemos protegida la libertad de expresión”.

En las últimas semanas los casos de intimidación y agresiones a periodistas se han vuelto más frecuentes. Aquí algunos ejemplos.

- El viernes 19 de marzo se viralizó en redes sociales un video de la periodista Claudia Aranda, quien denunció haber sido detenida y torturada por funcionarios de Carabineros.

- El lunes 29 de marzo, en el contexto de las manifestaciones por el Día del Joven Combatiente, el medio Piensa Prensa denunció que la periodista y dirigenta del Consejo Regional Metropolitano del Colegio de Periodistas, Ana María Oliveros, fue herida por perdigones en su pómulo izquierdo mientras cubría la jornada en Villa Francia.

- Ese mismo día en Concepción, el periódico digital Resumen dio cuenta de una detención ilegal a uno de sus reporteros mientras se encontraba en las afueras de la Cárcel El Manzano cubriendo un punto de prensa de organizaciones estudiantiles. Según denunció Resumen, “esta mañana fue detenido ilegalmente un reportero de Resumen, Javier Arroyo, quien concurría a ejercer labores periodísticas. Nuestro trabajador cuenta con salvoconducto para realizar estas actividades, además de su respectiva credencial. Sin embargo, Carabineros vuelve a excederse en sus competencias y no escuchó las explicaciones del profesional y además grabó el procedimiento con un cámara que no es institucional, sino con su propio teléfono”, adjuntando el video del momento de la detención. El periodista estuvo retenido cinco horas antes de ser liberado.

- El domingo 28 de marzo Michael Lieberherr Pacheco, que se encontraba hace un tiempo reporteando en terreno la posible responsabilidad de empresas mineras en desastres ambientales que afectan a diferentes localidades rurales de la cuarta región, recibió una llamada de amenaza. “Era la voz de un hombre, el tono era amenazante y me dijo que estaba en la mira y que tenía que irme de Illapel”, relata Lieberherr. Este periodista ha colaborado con INTERFERENCIA y publicó en febrero de 2019 junto a Lila Osorio el reportaje “Cómo minera Los Pelambres destruyó gran parte del patrimonio diaguita”.

Junto al Consejo de Coquimbo del Colegio de periodistas, la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile denunció públicamente el hecho, ya que la labor periodística de Lieberherr en la zona forma parte de su trabajo de titulación. “Estas acciones atentan contra del ejercicio periodístico, intentando amedrentar a quienes en su periodo formativo y/o profesional nos informan sobre temas de interés local y nacional. Esperamos que las autoridades que les compete asegurar el derecho a la información investiguen el origen de las amenazas, busquen a los responsables y aseguren el libre ejercicio del periodismo en la zona”, señalaron ambas organizaciones.

Lieberherr decidió irse de Illapel.

Frente a todos estos y muchos otros casos, La Moneda todavía no se ha pronunciado.

Tal vez el gobierno podría recordar el discurso que un ex presidente de la Sociedad Interamericana de la Prensa dio en un encuentro anual celebrado en Nueva York.

“Como presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa hago un llamado a los mil miembros en este hemisferio y a otros que creen en la civilización democrática, a condenar todos los gobiernos que restringen el derecho de sus ciudadanos a saber qué está ocurriendo en sus propios países y en el mundo. Llamo a esta gran comunidad a condenar también todos los gobiernos que amenacen y hostiguen a los medios informativos […] Es nuestro deber combatir con todas nuestras fuerzas la falsa reivindicación a la posesión de la verdad […] Al establecernos como guardianes vigilantes y decididos de este derecho fundamental de todos nuestros ciudadanos, los medios de comunicación de este hemisferio deben también escudriñar la pureza de sus motivos y la honestidad de sus acciones. Solo podemos condenar si podemos demostrar pública y constantemente que de verdad realizamos la gran función de transmitir una información certera”.

El discurso es del 6 de junio de 1969 y lo pronunció Agustín Edwards Eastman, el fallecido dueño de El Mercurio.



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Asi como el concepto de libertad de expresión, esta directamente asociado al concepto democracia, ésta, está asociada a la existencia de la clase media. Estos atropellos a la libertad de expresión son un sintoma de que la democracia como expresión de la voluntad de una mayoría informada, lease educada y con cierta preparación, está desapareciendo. Es tanta la riquesa y el poder que concentra la oligarquía que ya no les es nisiquiera necesario cuidar laa formaa democráticas, entre ellas, su relación con la prensa. La prensa libre e independiente es tambien expresión de esa clase social en retirada, no existe la una sin la otra.

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