Entrevistar a alguien del conglomerado global de hackers conocido como Anonymous no es tarea sencilla. Además de pasar muchos filtros para ganar algo de su confianza, como periodistas debemos establecer también nuestros propios métodos para constatar que estamos frente a un miembro del colectivo con cierto grado de convocatoria y representatividad; y no alguien que busca crédito personal aprovechándose del anonimato.

Algunos los critican, otros los veneran. Pero si hay algo que nadie puede poner en duda es que desde sus inicios, Anonymous ha develado grandes conspiraciones, espionajes, abusos y acuerdos políticos y económicos que se han hecho a espaldas de las personas y que han afectado a millones de personas.

Operan en el anonimato por muchas razones. La principal: no creen en la gloria personal. La segunda: sus operaciones son ilegales y por ello deben proteger su identidad todo el tiempo. Ahí radica la principal dificultad para dar con ellos.

Esta historia comenzó hace varias semanas y con varios intentos fallidos. El colectivo se comunica en espacios de la más profunda, encriptada y compleja web, y sólo genera algunas interacciones en redes sociales, más que nada para visibilizar su trabajo y masificarlo.

Pero desde el viernes 18 de octubre Anonymous ha estado activamente apoyando las movilizaciones sociales en Chile. Y no sólo con acciones concretas en el ámbito digital, sino también en la Plaza de la Dignidad, en la calle, apoyando a la llamada Primera Línea.

Es frecuente ver entre los posteos de varios de sus miembros alusiones, fotos, comentarios y diálogos cercanos. Por eso los buscamos, por eso quisimos conversar con uno de sus representantes quien, a nombre del colectivo, adelanta algunos de los próximos pasos de la “Operación Chile”.

Y, ¿cómo sabemos que esta entrevista –realizada de manera escrita mediante medios electrónicos- es real? Simple. Nos alertaron unas horas antes sobre su última gran filtración de datos y sucedió tal y cómo nos anticiparon. Fue así como a través de un chat dimos forma a esta conversación.

¿Quiénes son Anonymous?

Somos un colectivo que incluye algunos hackers, pero no todos lo son. Más bien, cualquiera que esté de acuerdo con nuestro manifiesto puede ser parte del colectivo. Somos un colectivo con presencia global. Estamos en Asia, Europa, Latinoamérica, USA, Oceanía y África. Una de nuestras operaciones emblemáticas fue la de la lucha contra la pedofilia, un ícono de lo que queríamos transmitir y hacer, una de nuestras primeras acciones masivas. Esa operación fijó un camino: develar abusos de todo tipo. Eso nos mueve.

¿Cómo surge la idea de realizar esta llamada ‘Operación Chile’?

Los lazos de amistad y hermandad entre los miembros de Anonymous son muy potentes. La solidaridad es un valor intransable. Si vemos que un país hermano está luchando por una causa justa y no está obteniendo respuesta, convocamos a una especie de consejo. Y si las condiciones son apropiadas, lanzamos la operación. Así fue con Chile.

Supongo así que tienen también miembros de Chile en su colectivo…

La situación de Chile ya estaba siendo monitoreada desde antes del estallido social de octubre. Una operación anónima es en sí misma una intervención activa, donde convergen miembros de países vecinos también. Lo más cercano en tiempo y geografía fue la ‘Operación Amazonía’, y ya en esa época estábamos mirando a todo el continente. En casi todos los países sudamericanos existen células de Anonymous y están comunicadas. Ellas están atentas y solicitan el apoyo que su país necesita.

Eso podría explicar la sensación de cercanía que los chilenos han sentido tanto en los mensajes, posteos de redes sociales y, por supuesto, las acciones que han realizado desde el 18 de octubre.

La explicación a esa cercanía que siente el pueblo chileno y esa sensación de que ese poder de trabajo está más cerca, se debe a que se rompió una barrera idiomática y se lograron establecer relaciones muy cercanas entre Latinoamérica y la elite de Anonymous.

Cuéntennos un poco acerca de las operaciones en Chile.

Las acciones realizadas se dividen en grupos. Hacking, defacement y DDos. Los hacking por lo general incluyen grandes filtraciones, conocidas como leaks. Llevamos dos: Pacoleaks y Milicoleaks. El hacking también incluye defaces y filtraciones de carteras de datos de las cuales hemos hecho bastantes (Ejército, Sename, Carabineros, etc...). Por lo general, bases de datos. Finalmente están los ataques de denegación de servicio, que por lo general son el “coctel” en una operación, para luego avanzar a acciones más específicas y profundas.

¿Y qué balance hacen de las operaciones realizadas en Chile?

Bueno, las operaciones que contabilizamos en Chile son todas exitosas, son más de 300. De hecho, consideramos que esta operación completa ha sido todo un éxito. El calendario de ataques aún no tiene fecha de término. Apoyaremos a Chile en sus demandas hasta que consigan lo que necesitan. Aún queda mucho más.

Existen evidencias muy significativas en la historia de la ‘Operación Chile’. Sin embargo, quedan entorpecidas o al menos limitadas; cuando pasan a ser públicas y le corresponde a la justicia hacer lo suyo. Muchas veces eso tarda, o simplemente no llega…

Creo que acá existe una gran responsabilidad del periodismo, así como también de la opinión pública. Exigir y presionar para que estos descubrimientos se traduzcan en acciones concretas judiciales y de castigo. En Europa algunos hackers ya trabajan más conjuntamente con periodistas, y en Chile algo de eso se está comenzando a hacer. Entonces, nosotros sí cumplimos con nuestro objetivo que es exponer. Debemos crear alianzas colaborativas para que esa exposición se traduzca en resultados judiciales también. Estamos abiertos a conversar. Esperamos estos meses que llegara una instancia como esta, donde pudiésemos hablar de lo que estamos haciendo; pero no pensamos que sucedería. Mucha gente tiene miedo de hablar con nosotros. Y es importante trabajar en conjunto.

¿Qué opinan de los comentarios y críticas que existen en redes sociales donde ciudadanos comunes los instan a hacer acciones de relevancia para las necesidades inmediatas de la población, como por ejemplo intervenir las bases de datos de DICOM, de deudores universitarios o habitacionales?

Equifax pone a disposición de cada uno de sus clientes la plataforma Dicom (PCD o BED) para que puedan operarla. Esto incluye a la banca, educación, grandes y pequeñas empresas. El sistema utilizado por ellos incluye un respaldo físico, pagarés, facturas o contratos, según corresponda. Por lo tanto, un ataque programado probablemente no tendría los resultados esperados.

¿Por qué?

Con eso no. Pero tenemos en marcha una operación que será un golpe fuerte, como lo ha sido hasta ahora lo que hemos hecho. Hemos intervenidos dos paraísos fiscales, nos quedan aún tres más y en alguno de ellos habrá información que afecte a Sebastián Piñera y otros poderosos de Chile. Islas Vírgenes podría ser la que sigue. Espérennos.

Y la llamada ‘Operación Navidad’, ¿en qué consiste?

Es una operación que reivindica a los niños abusados. Tenemos al SENAME en la mira, así como también algunas fundaciones y la iglesia. Estamos recopilando muchos antecedentes y documentos. Eso lo develaremos en estos días. Las inquietudes de Chile son las inquietudes de Anonymous. Desenmascarar a Piñera y apoyar a los niños, es nuestra prioridad.

Lo que ustedes hacen es, al final del día, una actividad ilegal. ¿No temen irse todos presos?

Es una preocupación constante, muchos de nosotros alrededor del mundo han sido encarcelados por hacer hacktivismo, por mostrar y exponer a gobiernos corruptos, pero eso no nos detendrá. Si cae uno, se levantaran 10.