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Jueves, 18 de Abril de 2024
Análisis

Frente Amplio y primarias: los caminos que alejan de La Moneda

Víctor Herrero A.

Este artículo fue publicado el jueves pasado en el newsletter Reunión de Pauta, de INTERFERENCIA, el cual llega de forma exclusiva a nuestra comunidad de suscriptores.

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El espectáculo de las primarias fallidas de la oposición no debería ser sorpresa para nadie. En prácticamente ningún momento desde marzo de 2018 los partidos opositores se han puesto de acuerdo en algo. Una de las pocas excepciones fue la acusación constitucional contra el ex ministro del Interior Andrés Chadwick, un asunto que se caía como fruta madura dados los niveles de brutalidad policial desplegados en esos días de octubre de 2019 (aunque después fue aún peor).

Pedir unidad a conglomerados que entre sí -e incluso dentro de sí- actúan como agentes libres es una ilusión. Pareciera ser que varios de sus líderes se muestran confiados dado el alto nivel de rechazo que provoca el gobierno actual. Pero en ello se equivocan.

En las elecciones para gobernadores, cuyas primarias era lo que al final se estaba discutiendo, los candidatos del oficialismo gozan de buena salud. Varios de sus alcaldes, por ejemplo, están entre las figuras con mayor adhesión popular y podrían buscar el salto a las gobernaciones regionales.

En otras palabras, la oposición está equivocada si cree que estamos presenciando el desplome de la derecha. Lo que hay es un derrumbe político de un presidente de derecha, cuyos costos apenas lo cargan sus otros representantes políticos.

Y así, entre recriminaciones mutuas, ayer se produjo un leve reordenamiento dentro de las fuerzas opositoras.

El Frente Amplio sigue apostando por un camino propio y parece más interesado en diferenciarse de los otros sectores de la oposición, que buscar una más modesta unidad electoral.

El Frente Amplio sigue apostando por un camino propio y parece más interesado en diferenciarse de los otros sectores de la oposición, que buscar una más modesta unidad electoral en una de las varias elecciones que tendremos en los próximos meses.

El Partido Comunista, al insistir en un blindaje total para sus candidatos en la segunda, cuarta y sexta región (a cambio estaba dispuesto a no llevar nombres en ninguna otra), también contribuyó a que la idea de primarias unitarias naufragara.

Finalmente eso llevó a un quiebre de facto de la alianza Unidos por el Cambio (PC, Pro y Partido Regionalista Verde), ya que el partido progresista decidió unirse al bloque de la DC y Convergencia Progresista (PS, PPD y PRSD). Este grupo parece un revival de la Nueva Mayoría, cambiando al PC por el PRO. O un reflejo de la antigua Concertación que reincorpora a su rebaño a Marco Enríquez-Ominami y su partido.

Todos los pequeños cálculos electorales, trampas y trampitas, de este proceso caótico son una muestra más de cuán alejados están esos partidos de la ciudadanía. Como dijo alguien en twitter: “Se han conformado dos nuevas alianzas: la Nueva Minoría y el Frente Estrecho”.

Sin embargo, criticar a la clase política sale gratis, aunque es, efectivamente, una herramienta política (basta con ver la campaña del Rechazo o el discurso de José Antonio Kast). 

Esta vez los dirigentes del Frente Amplio están cometiendo un error estratégico por dos razones.

Su insistencia en una suerte de camino propio para diferenciarse de la Concertación y ex Nueva Mayoría ya parece haber cumplido un ciclo.

La primera: su insistencia en una suerte de camino propio para diferenciarse de la Concertación y ex Nueva Mayoría ya parece haber cumplido un ciclo. Aunque algunos de sus líderes históricos siguen en el Congreso (José Miguel Insulza) o son los favoritos de la prensa tradicional a la hora de realizar las entrevistas dominicales (Ricardo Lagos, Mariana Aylwin y un largo etcétera), lo cierto es que estas fuerzas son hoy mucho más progresistas que hace sólo unos pocos años. (Por cierto, a varios dirigentes del FA también les encanta verse los domingos en los diarios tradicionales).

La segunda: la unidad opositora es importante si la centro izquierda quiere recuperar el poder. A diferencia de sus amigos del Podemos de España -que pueden mantener gran parte de su ‘pureza ideológica’, ya que el sistema parlamentario les permite acceder al gobierno con mayor facilidad- en un sistema presidencial como el nuestro el Frente Amplio tiene que pactar si es que pretende alguna vez llegar al poder.

Y detrás de todo esto no están solo simples cálculos electorales. En gran parte de Occidente vivimos una época de creciente debilidad democrática y el avance de fuerzas con tintes antidemocráticos.

Y detrás de todo esto no están solo simples cálculos electorales. En gran parte de Occidente vivimos una época de creciente debilidad democrática y el avance de fuerzas con tintes antidemocráticos. Basta con nombrar a Donald Trump, Jair Bolsonaro, Viktor Orban, entre otros.

Y en Chile vivimos una época aún más delicada. Las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el estallido social (no hay que olvidar que hubo cuatro informes internacionales condenando a nuestro país), la continua presencia de fuerzas militares (ya llevamos más de seis meses con toque de queda nocturno) y la creciente radicalización de algunos sectores del Rechazo, por suerte aún minoritarios, que exhiben esvásticas nazis, o la evidente protección policial para un sector político que se manifiesta mientras que al otro lo reprimen, deberían ser motivos de preocupación más que suficientes para entender la urgencia de unir a la centroizquierda.

A modo de ilustración de las lógicas de la política y guardando todas las proporciones, en la última elección limpia de la República de Weimar, en noviembre de 1932, entre los socialdemócratas y los comunistas tenían más votos y diputados que el Partido Nazi. La falta de unidad -torpedeada en parte por los comunistas que, siguiendo los lineamientos de la Tercera Internacional, no pactaban con ‘partidos socialistas burgueses’- allanó el camino para que Adolf Hitler llegara por medios democráticos e institucionales al poder ejecutivo en enero de 1933.  

“Es erróneo pensar que alguien pueda forzar un régimen dictatorial sobre la nación alemana (…) La diversidad del pueblo alemán requiere la democracia”, escribió ese mes el periodista y escritor alemán Theodor Wolff.

Obviamente este no es el caso de Chile. Pero la lógica de la falta de unidad indica que la centroizquierda no será capaz de volver a La Moneda en 2022 aunque sus candidatos saquen más votos. No hay que olvidar que en la primera vuelta de las presidenciales de 2017, los candidatos de la centroizquierda sumaron 55,43% de los votos.



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Comentarios

Comentarios

¿Cuál sería la idea de que vuelva al poder un conglomerado de "centro izquierda", con la DC incluida en ese bollo?...a la democracia burguesa, a eso anhelan volver?....no se trata de renovar las manos dónde van a ir a parar las colinas, se trata de transformaciones reales, profundas, el reformismo es la utopía que les mejora la vida a una manga de parásitos y nada más.

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