“Es mejor tenerla de amiga”, dice un asesor cercano. “No conoce de grises, si no eres su amigo eres su enemigo”, dice un diputado de Renovación Nacional (RN). Esas frases entregadas fuera de micrófono a nuestro medio, aluden a Jacqueline van Rysselberghe, senadora por la Región del Bío Bío y presidenta de la Unión Demócrata Independiente (UDI) por segundo período consecutivo.
La dirigenta no es querida por todos en la UDI, tiene temas pendientes con la justicia por su relación con la asociación de pesqueras Asipes y ha protagonizado varios desencuentros con Sebastián Piñera en el actual gobierno. Aún así está cómoda en el poder.
Esto se explica porque la congresista oriunda de Lonco –acomodado barrio fundado por su familia en Concepción– protagoniza actualmente uno de los momentos más intensos de la derecha en Chile. Desde hace meses Van Rysselberghe intenta bloquear la avanzada de la extrema derecha liderada por José Antonio Kast y lo hace desde la misma vereda, con el objetivo de que los votos no se escapen del partido que ella preside.
Pero esto último también es un tema personal, a Van Rysselberghe no le gusta que alguien pase por encima de donde está su marca.
La derechista encargada de contener a Kast
El objetivo más importante de Jacqueline Van Rysselberghe -además de su propia reelección como senadora- es lograr que el próximo candidato presidencial de la derecha sea de la UDI. Esto automáticamente la enfrenta con José Antonio Kast.
No hay que confundir la contienda entre Kast y Van Rysselberghe como un contraste de ideas. Ambos pelean por quién se queda con la derecha más dura en Chile.
Van Rysselberghe es supernumeraria del Opus Dei y fiel a las ideas conservadoras del fundador del partido, Jaime Guzmán. Está en contra del aborto libre, del matrimonio homosexual y avala la idea de liberar a violadores de Derechos Humanos que se encuentran con enfermedades terminales en la cárcel. Perfil muy similar a Kast, por lo que se prevé que la competencia entre ambos será por quién es más derechista.
En la práctica Van Rysselberghe ya le ha ganado varias partidas al líder de Acción Republicana. La presidenta de la UDI logró juntarse primero y asegurar los apoyos del autoproclamado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, como también del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Recientemente, la senadora parecía ser la más contenta en la derecha con las revelaciones de La Tercera sobre los dineros en paraísos fiscales de José Antonio Kast. “Una situación similar le costó la candidatura a [Laurence] Golborne”, dijo JVR al diario de Álvaro Saieh.
De seguro el conflicto entre ambos continuará, pero aún no está clara cuál es la carta de Van Rysselberghe para La Moneda. Si bien todavía no se saca la foto con el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, un asesor de confianza de la senadora asegura a INTERFERENCIA que ella trabaja “al mil porciento” por Lavín, aunque -asegura el asesor- hay que evaluar cómo se mantiene el desempeño del jefe comunal en las encuestas, porque de bajar no se descarta que la misma Van Rysselberghe se levante como abanderada buscando dar un perfil más de derecha dura a la opción UDI.
“Piñera le teme”
El rol de Van Rysselberghe respecto a Kast vuelve a la senadora una buena aliada de Sebastián Piñera, quien también le declaró la guerra al líder de Acción Republicana en diciembre de 2018, asegurando en una entrevista con Ahora Noticias de Mega que el ex diputado “no es el camino para Chile”.
Pero esto no significa que la senadora esté al servicio del presidente. Al contrario, Van Rysselberghe le ha reclamado a Piñera cada cosa que no le ha gustado durante el actual gobierno.
En marzo de 2018 a la senadora no le gustó el nombramiento de gobernadores en el Bío Bío, reclamó y Sebastián Piñera sacó a Cristián Fuentes (PRI) de la gobernación de la Provincia de Bío Bío y puso a María Teresa Brown, una independiente más afín a los gustos de la senadora.
En junio de 2019 Van Rysselberghe sintió que en el cambio de gabinete de ese mes se benefició a RN en desmedro de la UDI y no asistió a un comité de partidos en La Moneda, forzando al presidente a recibirla personalmente en la casa de gobierno.
En julio pasado, cuando Luis Castillo salió de la Subsecretaría de Redes Asistenciales y asumió Arturo Zúñiga, Van Rysselberghe dijo ante los medios –con un toque de desprecio– que no conocía a la autoridad entrante.
Estos sólo son algunos de los desencuentros entre la presidenta de la UDI y el mandatario, y los que han sido públicos.
Pero en la relación entre Piñera y Van Rysselberghe también existen favores. La senadora hizo que la UDI fuera el primer partido en proclamar la candidatura del empresario a La Moneda en 2017 y lo acompañó fuertemente en la campaña. En tanto, Sebastián Piñera en 2011 le dio un fuerte empujón a la senadora nombrándola como intendenta del Bío Bío, mientras que actualmente en La Moneda dan una preferencia tácita a Joaquín Lavín en la carrera presidencial.
La comandante en jefe de la UDI
En 2015 el partido fundado por Jaime Guzmán entró en crisis con el estallido del caso Penta y SQM. El financiamiento ilegal de campañas políticas llevó a históricos dirigentes como Jovino Nova y Pablo Longueira a retirarse de la política activa. Este vacío lo aprovechó Van Rysselberghe, apoyada por dichos personajes, y ganó las elecciones internas de 2016 con un 62,4% de los votos y un amplio respaldo de las cúpulas de la colectividad.
Pero históricamente el estilo de Van Rysselberghe, cargado al personalismo, ha generado conflictos dentro de su propio sector. La congresista acostumbra a formar equipos de extrema confianza y aísla a quienes no pertenecen.
En marzo de 2010, cuando fue nombrada como intendenta del Bío Bío, Sebastián Piñera le dio total libertad para designar los cargos en la zona. Van Rysselberghe no respetó los tradicionales cuoteos y tanto parlamentarios de RN como de la UDI en la zona se fueron en su contra. Esto culminó en abril de 2011, cuando tuvo que renunciar a la Intendencia debido a una serie de irregularidades de su gestión en la entrega de viviendas sociales, hechos que casi la enfrentan a una acusación constitucional, la que incluso era apoyada por diputados de la derecha.
Actitud similar llevó a que en la UDI se levantara una fuerte oposición a su dirigencia. En las elecciones internas de 2018 varios que la habían respaldado en 2016, como el senador Juan Antonio Coloma, se fueron de su sector y apoyaron a la lista presidida por Javier Macaya. Así y todo alcanzó a ganar con un 51% de los votos.
Pero lo más llamativo del estilo de Van Rysselberghe tiene que ver con el perfil de las personas que nombra. “De sus cercanos ninguno destaca políticamente, no le gusta que le hagan sombra”, dice un ex asesor de la congresista.
En los hechos esto es evidente, por ejemplo, su carta para la secretaría general de la UDI en la actual gestión es Jorge Fuentes, un militante de 33 años que viene de ser alcalde de Los Álamos, una pequeña comuna de la Provincia de Arauco. Posiblemente un desconocido a nivel nacional antes de que la senadora lo pusiera en el cargo.
En el Bío Bío también sus apuestas han sido débiles. Para sucederla en la alcaldía apostó en 2012 por Emilio Armstrong, un militante UDI que alcanzó sólo un 37% de los votos versus el 55% del demócrata cristiano Álvaro Ortiz.
En 2016 el candidato de la UDI por Concepción fue Cristián Van Rysselberghe. El hermano menor de la familia, de profesión astrónomo, no podía ocultar su nerviosismo en los puntos de prensa durante la campaña, dando la impresión de que no tenía muchas ganas de estar postulando al municipio. Él tuvo peor desempeño y alcanzó un 34% de los sufragios, perdiendo así contra el mismo Ortiz que en esta pasada tuvo un 47%.
Sí tuvo éxito Enrique Van Rysselberghe, otro de sus hermanos. Este ha ganado tres veces como diputado en la zona, pero su perfil político es mucho más pasivo que el de su hermana y es difícil imaginarlo como futuro presidente de la UDI. Más bien lleva una agenda propia, le gusta atender a la ciudadanía en las calles de Concepción y se mantiene alejado de las peleas internas y los titulares polémicos que caracterizan a su hermana.
Acá está el punto débil de Jacqueline Van Rysselberghe, según uno de sus asesores cercanos: “No existe alguien que continúe su legado”, afirma. Da para pensar que Van Rysselberghe tiene su propia doctrina, la que terminará cuando ella decida bajarse de la política.
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Por eso esta ayudando a undir
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