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Viernes, 19 de Abril de 2024
Grupos económicos del siglo 21 (Capítulo 6)

Juan Hurtado Vicuña y Eduardo Fernández León: de pequeñas sardinas a grandes tiburones insaciables 

Ernesto Carmona Ulloa

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Eduardo Fernández y Juan Hurtado.Foto: Etcheberry Consultores
Eduardo Fernández y Juan Hurtado.Foto: Etcheberry Consultores

Esta es la sexta entrega de una serie de artículos sobre los principales conglomerados económicos que había en nuestro país a comienzos de este siglo, hace 20 años atrás. Los textos corresponden al libro “Los dueños de Chile” (Editorial La Huella, 2002) y su redacción la replicamos de manera textual a como la escribió el autor en los años 2001 y 2002.

Admision UDEC

Juan José Hurtado Vicuña, 52, ingeniero, hijo del empresario de la construcción Ignacio Hurtado, fue un hombre clave en la privatización de empresas públicas fundadora de la nueva oligarquía que tornó el control del poder económico 15. Tras un postgrado en Harvard, integró el grupo encargado de definir qué empresas públicas serían privatizadas en las postrimerías de la dictadura militar. Adquirió el oficio de “director profesional" de empresas públicas, que ejerció como presidente del directorio de Entel, entre otras grandes empresas, hasta que el 30 de abril de 2001 el grupo controlador Stet International Netherlands N.Y. lo sustituyó por Carlos Hurtado Ruiz-Tagle, con Franco Bertone en la vicepresidencia.

Con el grupo de Eduardo Fernández León construyó una intrincada madeja financiera bajo el paraguas del Consorcio Financiero S.A., "el mayor conglomerado financiero no bancario del país"," desde que ambos grupos compraron en 1999 la mitad que les faltaba del Consorcio Nacional de Seguros Vida al Bankers Trust, en US$ 153 millones. En este nuevo negocio también participan el ex industrial José Antonio Garcés -Banvida S.A.- y Juan Bilbao y Patricio Parodi, ex empleados del Bankers incorporados como socios al 4,6%. Ahora abrigan el sueño del Banco propio, aspiración fortalecida por la pérdida del control del Chile mediante el pacto de accionistas que lideró el grupo Penta. 

Qué Pasa dice que pone una impronta de "eficiencia" en sus empresas. La revista le atribuye el mérito de "haber incluido su nombre -en un plazo de 10 años- en la cerrada lista de los grupos económicos del país"." Hurtado, quien introdujo a su amigo Hernán Büchi Buc en el equipo del ministro de Economía Sergio de Castro, en 1975, es cuñado de Ricardo Rivadeneira, dirigente de Renovación Nacional-casado con su hermana Mercedes-, y de Carlos Larraín Peña, concejal por Las Condes casado con su hermana Victoria. 

El régimen lo nombró director de la Sociedad Química de Chile (Soquimich), la empresa estatal encargada del salitre. Allí nació una amistad imperecedera  con el entonces yerno de Pinochet Julio Pone e Lerou, empleado público que terminó siendo el dueño de la empresa y actualmente reside en Viena, la capital del vals. 

En los '70, Hurtado estuvo en el directorio de Endesa, fue director de Chilectra desde 1977 hasta 1981 y el primer presidente de Chilmetro en 1982-1983. Participó en la privatización de Chilquinta, donde obtuvo el 12% de las acciones, suficiente para controlar la gestión de la energética de la V Región, junto al amigo de familia Eduardo Fernández León, en adelante su aliado de negocios desde su propio grupo económico. 

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Hernán Büchi Buc
Hernán Büchi Buc

En la gerencia de Chilquinta instalaron a Richard Büchi Buc, hermano de Hernán Büchi Buc y brazo derecho de Hurtado. Hoy (en 2002) es gerente general de Entel. Hurtado es el presidente, en tanto su hermano Antonio Büchi Buc, también ingeniero, se desempeña como gerente de planificación corporativa y nuevos negocios en esta empresa, cuya propiedad pertenece mayoritariamente a Telecom Italia. 

La "conexión Büchi-Hurtado" no excluye a ningún miembro de la numerosa familia: Marcos Büchi Buc se desempeña como presidente del Consorcio Seguros Generales, por añadidura es presidente de la Asociación de Aseguradores de Chile y gerente general del Consorcio Seguros de Vida, cuyo directorio integran Hernán Büchi Buc, Eduardo Fernández León y Juan Hurtado Vicuña. 

Ambos consorcios responden al Consorcio Nacional de Seguros, propiedad conjunta de Hurtado y de Fernández León. Hurtado trasladó a Richard Büchi a Entel desde que tomó su control de gestión con un 15% adquirido a nombre de Chilquinta. Entonces, designó a Marcos Büchi Buc en Chilquinta. 

Hacia fines del gobierno militar, Hurtado se benefició con la privatización del yacimiento Punta de Cobre -hoy Pucobre-, de la Empresa Nacional de Minería (Enami), en la III Región, hoy bajo control-57%- de Pacífico V Región S.A., otro holding Hurtado en alianza con José Said Saffie, quien preside el directorio. 

Además, allí tienen sillones Sebastián Piñera Echeñique, Guillermo Said Yarur, Salvador Said Somavía, Domingo Said Kattan, René Abumohor Touma y Raimundo Valenzuela Lang. Hurtado Vicuña, quien también figura como director de Pucobre, ingresó al negocio de seguros en 1996 cuando compró Cruz Blanca Previsión y Seguros (P&S) a Manuel Cruzat - US$ 200 millones- para desguasarla (vendió la Isapre) y hacer caja para adquirir el 25% 
del Consorcio Nacional de Seguros en US$ 100. 

Pucobre produce concentrados y cátodos de cobre que vende a Enami. En 1998 vendió 86.644,122 toneladas métricas de concentrados y 7.700 de cátodos que se exportaron a Europa y Norteamérica. Posee 124 concesiones mineras y otras propiedades en Copiapó y Tierra Amarilla, incluidos yacimientos mineros, plantas de beneficio e instalaciones. 

Factor Büchi: capitalismo popular 

La apropiación masiva de empresas públicas fue denominada "capitalismo popular", fórmula que el diputado-presidente de la UDI Pablo Longueira reclama hoy (en 2002) para Codelco. Una prueba de fuego de esta ''teoría económica" la padeció Soquimich cuando su jefe, el empleado público Ponce Lerou, se transformó en el dueño. (Más tarde, José Yuraszeck ofreció una versión mejorada de la fórmula en Chilectra). 

Hurtado se retiró del servicio público decidido a continuar su exitoso capitalismo popular, abandonando el Ministerio de Economía en 1979 para entrar de lleno en los negocios con sus hermanos José Ignacio, José Nicolás, Pedro José, María Mercedes y María Victoria.

Hasta la década de los '80 tuvo fuerte presencia en el sector agrícola. En esos tiempos Hernán Büchi Buc fue un ministro de Economía de gran influencia política, que empleó en el gobierno a sus hermanos Richard y Marcos y en 1989 fue candidato presidencial como eventual sustituto o sucesor de Pinochet. 

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Richard Büchi Buc
Richard Büchi Buc

Büchi trabajó para el grupo Hurtado como presidente de P&S mientras el dueño ejercía la vicepresidencia. Hoy (en 2002) no le falta pega, más bien está sobre empleado. Sirve al grupo Luksic como presidente de Lucchetti y se desempeña como director de numerosas empresas, entre otras Falabella, Quiñenco -holding Luksic controlador del Banco de Chile- Madeco -industria de la rama minero-metalúrgica Luksic-, Soquimich Comercial 
S.A. y Sociedad Química Minera de Chile S.A. -de Ponce Lerou-, Empresa Eléctrica Pilmaiquén y Metalpar. La Tercera lo llamó "director profesional". Fue un elogio, porque también es director de Copesa S.A., la empresa propietaria del diario. 

Hoy (en 2002) a Büchi no le falta pega, más bien está sobre empleado. Sirve al grupo Luksic como presidente de Lucchetti y se desempeña como director de numerosas empresas, entre otras Falabella, Quiñenco -holding Luksic controlador del Banco de Chile- Madeco -industria de la rama minero-metalúrgica Luksic-, Soquimich Comercial 
S.A. y Sociedad Química Minera de Chile S.A. -de Ponce Lerou-, Empresa Eléctrica Pilmaiquén y Metalpar. La Tercera lo llamó "director profesional". Fue un elogio, porque también es director de Copesa S.A., la empresa propietaria del diario. 

En la crisis de 1983, Hurtado adquirió en la Sindicatura de Quiebras Ladrillos Refractarios Lota Green. Más tarde se hizo de Inmobiliaria Los Pajaritos, Compañía Nacional de Cueros, la productora de alimentos para peces Alitec y Muebles Andes. En 1997, salió del negocio energético al vender el 90% de Enerquinta (con presencia en Chile, Argentina y Perú) en US$ 560 millones, más un pasivo de US$ 270 millones, a PSEG Americas y Sempra Energy International. Se mantiene en Entel mediante un pacto con Telecom Italia S.P.A., propietaria del 54,76% de las acciones a través de su filial Stet International Netherlands N.V. En 2001, el holdmg Entel tuvo utilidades por US$ 129 millones, a través de Entel, Entel PCS, Entel Telefonía Personal, Telefonía Móvil, Entel Telefonía Local, Americatel Centro América, Americatel Perú, Entel Call Center, Americatel USA y Micarrier. 

El sueño del banco propio

Hurtado y Fernández León lograron controlar por años al Banco de Chile solo con el 3,5 % de las acciones, mediante un pacto con Carlos Alberto Délano -grupo Penta-, Juan Cúneo -Falabella- y Alfredo Moreno... hasta que los barrió el grupo Luksic en 2001. Ambos grupos armaron una compleja telaraña para ejercer su control financiero, utilizando compañías anónimas cerradas o empresas de responsabilidad limitadas controladoras de propiedad en compañías abiertas más allá de lo permitido por la Superintendencia de Valores y Seguros. Por ejemplo, en P&S los controladores excedieron el 66% permitido. Para "desconcentrar", hubo una Oferta Pública de Acciones (OPA), lanzada por el grupo Hurtado a través de Jeremy Ltda. en agosto de 2001. 

Jeremy Ltda. no poseía acciones ni participaba en la administración de P&S, pero sus controladores formales eran los hermanos José Ignacio, María Mercedes, María Victoria, Juan José, José Nicolás y Pedro José Hurtado Vicuña, además de Sara Yrarrazabal Larraín, pariente en segundo grado de Juan Hurtado Vicuña, propietarios todos de más de dos tercios de las acciones. Yrarrázabal compró los títulos en ese mismo mes. La OPA se efectuó fuera de la Bolsa, a través de la corredora Deutsche Securities. 

Además de "cumplir" con la Ley N° 18.046, por haber superado el control de la sociedad, los controladores se propusieron el "cierre" posterior de P&S para asegurarse el 100% de sus utilidades en el Consorcio de Seguros, de Hurtado, Eduardo Fernández León y otros accionistas, debido a que las sociedades anónimas cerradas son menos fiscalizables. En los dos tercios de P&S -67,29%- participan acciones adquiridas a través de distintas sociedades, más los títulos de Sara Yrarrázabal. De esta manera, Previsión y Seguros S.A. -otra sociedad que controlan- posee el 31,28% de P&S, Inversiones Metropolitana Limitada -que es de su entera propiedad- detenta el 10,36% e Inversiones Caliboro Limitada -de Inversiones Metropolitana Limitada- tiene el 22,70%, además de Sara Yrarrázabal, dueña de 2,95%. 

Hurtado y Fernández León lograron controlar por años al Banco de Chile solo con el 3,5 % de las acciones, mediante un pacto con Carlos Alberto Délano -grupo Penta-, Juan Cúneo -Falabella- y Alfredo Moreno... hasta que los barrió el grupo Luksic en 2001.

A través de Inversiones Previsa el grupo controló Cruz Blanca Previsión y Seguros, que se dividía en cuatro ramas: Isapre Cruz Blanca, una de las mayores del sistema de salud privada; Cruz Blanca Seguros de Vida, en asociación con Citibank; Cruz Blanca Seguros Generales y Cruz Blanca Internacional. Hurtado valorizó la participación de Previsa en Cruz Blanca en US$ 135 millones. La expansión internacional del grupo incluye fondos de pensiones y seguros invertidos en Colombia (Empresa Promotora de Salud) y Bolivia. 

El grupo participa, además, en Pacífico Quinta Región y su filial Punta del Cobre S.A., inversiones inmobiliarias Brisas de Santo Domingo, proyecto donde también están presentes sus socios y amigos Leonidas Vial (Corredora Larraín Vial), Eduardo Fernández León y Gonzalo Ibáñez Langlois y en "negocios menores" como Muebles Andes e Inversiones, Salmones Quellón y la curtiembre Compañía Nacional de Cueros Ltda. 

CNA Life anunció en marzo de 2002 la venta de su negocio en Chile -CNA Vida- al Consorcio Financiero S.A., operación que englobó a CNA Holding Ltd., propietaria de CNA Chile, Compañía de Seguros de Vida S.A. y a la Sociedad Parque Punta Arenas S.A. 

El Consorcio Vida, bajo el alero del Consorcio Financiero, controla Consorcio Seguros Generales, Vitalis Seguros de Vida, Consorcio Créditos Hipotecarios, Consorcio Corredores de Bolsa e Investis, administradora de fondos mutuos. El Consorcio compró en US$ 42 millones varios pisos del edificio de Abraham Senerman en el Bosque Norte, que arrendarán al Citibank, e invirtió 11 millones de dólares en el camino Chicureo-La Dehesa. Su filial inmobiliaria Consorcio Créditos Hipotecarios, aliada con CorpGroup, Francisco Pérez Yoma, Enaco, Aconcagua, Salfa y Geosal, más otras sociedades ligadas a los accionistas de Consorcio -Almendral y FFV-, configura en 2002 al mayor inversionista inmobiliario del país. Esta nueva posición de mercado reabrió el apetito por un banco en los estómagos siameses del dueto Hurtado-Fernández. 

Hurtado participa en la Compañía de Petróleos de Chile (Copec) -controlada por Anac1eto Angelini- y además, una silla en el directorio. También es director de la Sociedad Química Minera de Chile (Soquimich), Soquimich Comercial S.A., Chilquinta, Colbún S.A. y del Consorcio Seguros de Vida. Su hermano José Ignacio Hurtado Vicuña se desempeña como presidente de Invernova, S.A. 

El Consorcio Financiero, que poseía 12% de Colbún, encabezó en septiembre de 2001 una compra que extendió su influencia al 35,67% de la eléctrica, por US$ 144,2 millones, 35,67% de la eléctrica. La operación benefició a Sebastián Piñera, Moneda Asset (Sergio Undurraga y Pablo Echeverría), Juan Hurtado Vicuña, Eduardo Fernández León, el fondo Chile Fund y Compass Group. La operación se reflejó en el nuevo directorio de Colbún elegido en noviembre: Sebastián Piñera, Juan Hurtado Vicuña y Fernando Franke -por el 35,67% de la eléctrica-, más Emilio Pellegrini, Yves Jourdain, Eric de Muynck y Carl Weber, del grupo controlador Electropacífico -de la belga Traetebel-, y el grupo Matte, poseedores del 41%. 

“Industria de la salud”

Eduardo Fernández León, 63, Opus Dei, cabeza del grupo homónimo, se inició en la fábrica de helados Chamonix. Hoy (en 2002) está concentrado en seguros, negocios inmobiliarios y la llamada "industria de la salud", 
siempre en alianza con el grupo Juan Hurtado Vicuña. Participa en el control de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) desde 1995, a través del 24% de las acciones adquiridas por Chilquinta, controla- da a su vez por Vicuña y Fernández con el 17% de las acciones. Chilquinta, que surgió de la privatización de Chilectra durante la dictadura, inicialmente se encargó de la distribución eléctrica en la V Región (Valparaíso) que luego descartó con la venta de Enerquinta. El capital mayoritario de Entel pertenece ahora a Telecom Italia S.P.A., propietaria del 54,76%, pero Hurtado continúa en la presidencia. La mayor preocupación de ambos es dotar hoy de un banco al Consorcio Financiero S.A., holding que comparte con Hurtado Vicuña y otros accionistas minoritarios. 

Eduardo Fernández León trabajó para el grupo Los Pirañas -Javier Vial, Fernando Larraín y Ricardo Claro-, quienes se enriquecieron comprando pequeños paquetes accionarios del sector inmobiliario y financiero en la década del '60. En estos afanes volvió a encontrarse con Manuel Cruzat, de quien fue compañero de colegio y más tarde entraron juntos a los negocios en el Banco Hipotecario, donde ya estaban Ricardo Claro, Javier Vial y Fernando Larraín. 

Comenzando los '90, “El Negro” –como le dicen a Fernández sus más cercanos- y sus amigos compraron el 20% de Banmédica y tres años después, otro 20% al Bank of América. Fernández siguió incrementando su participación hasta tener el control y erigirse en "industrial de la salud". A mediados del 2000 comenzó la fusión de las matrices de las isapres Banmédica y Vida Tres, de sus amigos Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano. 

Bajo el alero de la dictadura militar, Cruzat y Larraín dieron vida al holding Forestal, que llegó a controlar 100 empresas. Allí fue donde Eduardo Fernández León fortaleció su relación con Hurtado Vicuña para incursionar juntos después en Chilquinta, negocio que los condujo a Ente!. Fernández y Hurtado abandonaron a Los Pirañas, oliendo la crisis que vendría en 1982/83, con el 10% y el 4%, respectivamente, de Forestal S.A. Cuando Cruzat-Larraín se desmoronaba, Fernández se incorporó a la propiedad de Elecmetal, donde ya estaba Ricardo Claro, alejado antes de Los Pirañas. 

Fernández terminó vendiéndole a Claro su participación en Elecmetal en 1986, a fin de tener caja para comprar las empresas que comenzaban a privatizarse, como Laboratorio Chile y Chilectra V Región, origen del holding Chilquinta, negocio efectuado con Hurtado Vicuña, José Enrique Diez y los chileno-uruguayos Gianolli Gainza y Sergio Leearos. Hurtado puso en la gerencia a Richard Büchi Buc -permaneció 7 años- e incorporó a Antonio Büchi Buc a la filial argentina. 

Comenzando los '90, “El Negro” –como le dicen a Fernández sus más cercanos- y sus amigos compraron el 20% de Banmédica y tres años después, otro 20% al Bank of América. Fernández siguió incrementando su participación hasta tener el control y erigirse en "industrial de la salud". A mediados del 2000 comenzó la fusión de las matrices de las isapres Banmédica y Vida Tres, de sus amigos Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano. 

El holding Chilquinta se expandió a Argentina y Perú, vendió Enerquinta a mediados de 1999, tuvo presencia en las sanitarias Aguasquinta y Aguasdécima, en alianza con Aguas de Barcelona, y negocios inmobiliarios en Chile y Argentina, con el 99,99 del capital accionario de Inmobiliaria Almendral. 

Chilquinta terminó vendiendo sus activos en US$ 560 millones, más el traspaso de una deuda de US$ 270 millones, al consorcio estadounidense Sempra-PSEG, obteniendo ganancias por US$ 255 millones que aumentaron la presencia de Hurtado-Fernández en Entel y aseguraron su control del Consorcio Nacional de Seguros. 

Chilquinta entró a Entel en 1994, con el 15%. Cuando la Comisión Antimonopolios instó a Telefónica de España a elegir entre Entel o CTC, la fórmula para tomar el control fue un pacto con la italiana Stet Telecom. Y Juan Hurtado Vicuña, desde la presidencia, y Richard Büchi, en la gerencia general (fue reemplazado en Chilquinta por su hermano Marcos), transformaron el monopolio de larga distancia en una firma global de telecomunicaciones cuando aún el conservadurismo del "mercado" no lo estimaba buen negocio. 

La miopía cortoplacista de los neoliberales criollos -y quizás algún "complejo" ante los hispanos- hizo que las acciones se derrumbaran con el ingreso del multicarrier. Samsung perdió dinero, no suscribió los aumentos de capital previstos y vendió al grupo Luksic. Después vinieron los buenos negocios de Americatel y de las licencias PCS. En enero del 2001 los italianos de Telecom se quedaron con el control comprando a los chilenos el 25,63% -el grupo Matte vendió su 3,5%- en US$ 820 millones, con una utilidad contable de US$ 470 millones. Las negociaciones estuvieron a cargo de Hurtado. Fernández, quien cultiva un bajo perfil, fue representado por su cuñado Juan José Mac Auliffe. A Chilquinta le quedan la Inmobiliaria El Almendral y el 50% de Aguas Décima que está vendiendo sigilosamente. 

La fortaleza del grupo Fernández León, siempre en alianza con el inseparable Hurtado Vicuña, radica hoy en el Consorcio Financiero, el alero que cobija los negocios de seguros del binomio. En 1997 adquirieron el 50% del Consorcio Nacional de Seguros de Vida al Bankers Trust, a través del holding Banmédica -de Fernández- y Cruz Blanca Previsión y Seguros S.A. -de Hurtado-, en US$ 218 millones. A través de este Consorcio integraron del pacto de accionistas que controló el Banco de Chile bajo el liderazgo del grupo Penta. 

El resto del Consorcio llegó en 1999, a raíz de la fusión del Bankers con el Deutsche -por el desinterés germano en el rubro seguros en Chile- al precio de US$ 153 millones. El Consorcio Nacional de Seguros pertenece en 50% a Hurtado Vicuña, 25% a Fernández León y 25% a José Antonio Garcés. De este surco emergió el reciente Consorcio Financiero, con la incorporación de los ex empleados del Bankers -en el manejo del Consorcio- Juan Bilbao y Patricio Parodi como "socios trabajadores" con 4,6% de la propiedad. Marcos Büchi quedó en la gerencia general del Consorcio Nacional de Seguros. "Los expertos del mercado" garantizan el interés de El Negro en este negocio por su presencia directa en el directorio, contra su costumbre de hacerse representar por Gonzalo Ibáñez o Mac Auliffe. 

El Consorcio Nacional de Seguros de Vida tiene entre sus filiales a Seguros Generales, Créditos Hipotecarios, Corredores de Bolsa y Vitalis, concentrada en la administración de fondos de terceros, una sociedad por partes iguales con Compass Group. 

La rama inmobiliaria construyó la torre del Citibank, tiene asociaciones con Geosal en Quilicura, con Francisco Pérez Yoma en Pudahuel y con Fernández Wood en Puente Alto y Curauma, entre otras. 

Aunque los Hurtado prefieren actuar solos en el sector inmobiliario a través de Constructora Ignacio Hurtado -nombre del padre-, Fernández también "se entretiene" en el rubro. Fue gestor del barrio El Golf, de las Brisas de Santo Domingo y de las 600 hectáreas de Brisas de Chicureo. Compra, vende y construye oficinas, departamentos y casas, exclusivamente de lujo o semilujo, como el edificio de oficinas Isidora 2000, erigi-do en el "Sanhattan" para Anacleto Angelini, operaciones que efectúa a través de Enaco y Cimenta. Con Hurtado comparte el proyecto residencial Ayres del Pilar, 400 hectáreas al norte de Buenos Aires –ahora (en2002) bastante riesgoso por el colapso transandino-, y en las Brisas de Santo Domingo, en asociación con los Penta Lavín y Délano. Tanto Hurtado como Fernández tienen negocios con distintos socios que suelen cruzarse. Al fin y al cabo, son todos amigos ... y del mismo origen. 

Eduardo Fernández, premio ICARE 2000 al mejor empresario, "es uno de los empresarios inmobiliarios más grandes y exitosos del país", según la revista Capital. Apoyó con mucha discreción la campaña presidencial de Joaquín Lavín pero, como dicen sus cercanos, en forma indirecta, de acuerdo a su estilo, y fue uno de los fundadores de la Universidad de los Andes, de propiedad del Opus Dei, una de las pocas acciones no empresariales que se le conoce.

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