En enero de 1973, después de haberle traspasado la secretaría general del Frente Nacional Patria y Libertad (FNLP) a John Schaeffer, Roberto Thieme -uno de los líderes más reconocibles del movimiento- se abocó a organizar su ansiado Frente de Operaciones, la que estaba destinada a ser la rama paramilitar de La Araña.
Primero Thieme tomó contacto con Miguel Sessa Brignardello, joven ingeniero que había sido nombrado jefe del grupo de universitarios que se adiestraba en defensa personal. Único hijo de una familia de origen italiano, dueña de la fábrica de fideos Imola, Thieme lo eligió para seleccionar a los militantes más preparados y para tomar contacto con ex oficiales de las Fuerzas Armadas, en lo posible comandos, para reclutarlos como instructores.
Los universitarios seleccionados por Sessa conformarían células que a su vez integrarían una nueva estructura denominada Brigadas Operacionales de Fuerzas Especiales (BOFE), repartidas en todo el país con una cifra esperada que bordearía los 500 comandos.
Thieme vendió su avión Cessna y el departamento de su madre donde funcionaba el centro de propaganda, con el fin de obtener los recursos para empezar el proyecto. También formó un grupo de comunicaciones y transporte con las células de pilotos privados del Club Aéreo de Santiago y pilotos comerciales de Lan Chile que militaban en el movimiento.
Los dos mil dólares que obtuvo por el departamento los destinó a adquirir en Mendoza una nueva partida de 70 rifles Batan semiautomáticos calibre 22 y 30 revólveres Rubi extra calibre 38, más municiones. En un accidentado vuelo clandestino de regreso, acompañado por John Schaeffer y su cuñado Eugenio Délano, Thieme internó la carga cruzando la cordillera por Juncal y aterrizando en Rancagua, donde el jefe local del FNPL los esperaba para trasladar las armas a un fundo cercano.
Por el avión y su automóvil consiguió otros nueve mil dólares, parte de los cuales invirtió en una casa en la calle Jorge VI, en Las Condes, destinada a su esposa, de la que estaba separado, y a sus tres hijos. Guardó mil 500 dólares para sus gastos en la clandestinidad.
La nueva empresa requería el máximo de discreción, movilidad y seguridad. No obstante, su desaparición de las actividades públicas no podía generar la impresión de un quiebre en las filas nacionalistas o de la deserción de uno de sus principales dirigentes. Surgió así lo que fue considerado como una solución perfecta: Thieme desaparecería en un simulado accidente aéreo a fines de febrero, cuando gran parte de la gente tomaba sus vacaciones y el mundo político preparaba las elecciones parlamentarias de marzo.
Preparación en Colonia Dignidad
Los preparativos finales para el llamado proyecto Sierra Alfa -por la zona de Sierra Nevada, en Argentina- partieron en el fundo de Colonia Dignidad, donde Thieme se sometió durante dos semanas a un intenso curso básico de comando y a un exigente trabajo físico dirigidos por ex oficiales alemanes que residían en el lugar, bajo el mando de Paul Schäfer. Al mismo tiempo fue adiestrado en la navegación aérea con instrumentos.
Desde el fundo El Lavadero realizó frecuentes vuelos de reconocimientos del territorio elegido para determinar el lugar exacto donde se ubicaría la base. Optó por un área donde existían algunos galpones, en las cercanías de una pista de aterrizaje abandonada, apta para aviones cargueros, que había sido construida años antes por una empresa argentina dedicada a las prospecciones petroleras.
La Colonia Dignidad disponía de equipos de radio con diferentes bandas y frecuencias que permitían comunicarse desde Argentina y desde los aviones en vuelo. Para las salidas nocturnas o con escasa visibilidad existían equipos de radio ayuda. También se contaba con varios hangares y los dispositivos necesarios para pintar y hacer mantenimiento mecánico de los aviones, así como una gran cantidad de combustible.
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Mientras tanto, una nueva conmoción agitaba a las fuerzas opositoras al presidente Salvador Allende, alarmadas por el creciente desabastecimiento de productos básicos y la creación de las Juntas de Abastecimientos y Precios (JAP) cuya puesta en práctica había sido encomendada al general de la FACh, Alberto Bachelet.
"Esta es una acción clara y definitiva para el control totalitario del país. El pueblo de Chile no puede tolerar que se lo someta a esta dictadura sin regreso", declaraba Eduardo Frei Montalva. "Los chilenos tienen la obligación y el deber de resistir las medidas dictatoriales que el gobierno marxista de la Unidad Popular ha decidido implantar en nuestra patria" y "no vamos a tolerar que se nos instalen las checas cuadra por cuadra, ni que se nos vaya a encuestar familia por familia, para entregamos un pedazo de pescado, un poco de sal o un poco de aceite", agregaba el senador del PDC, Rafael Moreno.
Patria y Libertad decidió en aquel verano apoyar a los candidatos de la opositora Confederación Democrática (Code) integrada mayoritariamente por democratacristianos y nacionales, en las elecciones parlamentarias de marzo. Los máximos dirigentes del movimiento creían que los comicios no harían variar sustancialmente el panorama político, pues no se lograrían los dos tercios de representantes necesarios para lograr la destitución constitucional de Allende.
Manuel Balbontín, uno de los pilotos más jóvenes que militaba en el FNPL, fue elegido para participar en el plan de desaparición de Thieme. Nada se le dijo con el propósito de evitar que cayese en contradicciones en la investigación que seguiría al falso accidente. En cuanto al avión, se decidió utilizar el modelo más nuevo del Club Aéreo de Tobalaba, un Piper Cherokee 180 cuadriplaza, que reunía las condiciones perfectas para la misión.
La muerte falsa
El 23 de febrero, a las 07:30 de la mañana, John Schaeffer pasó a buscar a Thieme a su domicilio de calle Málaga 810, donde vivía solo. Una hora después despegaron desde Tobalaba con rumbo a Chillán, donde los esperaban representantes locales del movimiento para un almuerzo en la casa de uno de sus principales dirigentes, el capitán de Ejército en retiro, Rafael Piedra.
Schaeffer y Balbontín continuaron el vuelo hasta Temuco, donde el primero era esperado para una visita de varios días.
Después del almuerzo, Thieme instruyó al empresario Julio Autonell para que se dirigiera a Colonia Dignidad y confirmara su arribo en las últimas horas de la tarde. En seguida, se dirigió al aeródromo local donde Balbontín aterrizaría de regreso de Temuco. En los minutos siguientes despegaron hacia el aeropuerto Carriel Sur de Concepción, donde en uno de los hangares les esperaba el dirigente Sergio Santandreu. Thieme le explicó que realizaría un corto vuelo de reconocimiento en busca de indicios de un supuesto campamento de guerrilleros marxistas. Balbontín, en tanto, acudió a ingerir una merienda.
Thieme pidió instrucciones a la torre de control para un corto vuelo local y despegó hacia la costa. Unos 15 minutos más tarde declaró por radio una emergencia dando como posición "vertical frente desembocadura río ltata", añadiendo que se había producido un incendio a bordo con mucho humo en la cabina.
El controlador de Carriel Sur le pidió que mantuviera la calma, mientras se enviaban medios para el rescate inmediato. Thieme respondió que no tenía ninguna visibilidad y que el avión se precipitaba al mar en la posición dada. Fue la última comunicación entre la nave y el aeropuerto penquista.
El dirigente de Patria y Libertad se mantuvo algunos minutos en la frecuencia escuchando las transmisiones entre el controlador y los helicópteros que salieron al rescate. Continuó ascendiendo y cambió las frecuencias de radio y radioayudas, sintonizando el aeropuerto de Chillán, hacia donde mantenía el curso. Los pronósticos meteorológicos indicaban un frente de mal tiempo que esa tarde se desplazaría hacia la cordillera, lo que resultaba óptimo para sus planes pues nadie sospecharía un eventual vuelo hacia Argentina.
Al sobrevolar por el norte de la ciudad de Chillán, en medio de una fuerte lluvia, inició el descenso hacia el fundo El Lavadero, manteniendo un absoluto silencio radial. A medida que bajaba las señales radioeléctricas se hicieron más débiles, obligándolo a un vuelo visual rasante sobre el lecho del río que cruza la colonia de alemanes, hasta descender en la pista. Había transcurrido casi una hora desde el momento que anunció la emergencia en Concepción.
Tres colonos alemanes le esperaban. El avión fue elevado hacia una plataforma de tablones que subía hacia un carro de arrastre y transportado por un tractor hasta un galpón ubicado a unos 500 metros de la pista. Una vez que el aparato estuvo asegurado adentro, varios colonos se dispusieron a cambiar su pintura.
Thieme fue trasladado a la casa principal donde, junto a Paul Schäfer y Alberto, uno de sus ayudantes, evaluaron los resultados de la operación, quemaron la licencia y documentos del piloto Balbontín y las bitácoras y certificados de matrícula del avión.
Minutos después sintonizaron las radios y canales de televisión para escuchar los noticieros. En todas las informaciones relativas al supuesto accidente se daba casi por hecho que el avión había caído al mar y que no existían posibilidades de que Thieme hubiese sobrevivido. En la Radio Agricultura repetían una y otra vez el último comentario político del ex secretario general del FNPL. Al día siguiente, el diario El Mercurio informó que se había confirmado el accidente, al detectarse una gran mancha de aceite sobre la superficie del mar frente al río Itata. La operación había resultado un completo éxito.
Los colonos alemanes trabajaron toda la noche hasta dejar transformado el avión, enteramente pintado de nuevo, con diferente estilo de líneas y colores, luciendo en el timón vertical una matrícula argentina: LV-JME.
El inicio de la escuela de comandos
El frente de mal tiempo había pasado, dejando una atmósfera fresca y transparente. A las 06:00 de la mañana el avión estaba ubicado en el cabezal de la pista, con los tanques de combustible llenos. Tras despedirse de sus amigos alemanes, el ahora desaparecido Thieme despegó hacia territorio argentino.
Una hora después aterrizó en la pista de la mina de manganeso Ethel, propiedad de Guillermo von Zedwitz. Cubrió el avión con una lona y saludó a los escasos operarios del lugar con un perfecto acento trasandino. Les dijo que viajaba desde Bariloche a Mendoza y que pasaba a saludar al dueño del lugar, pidiéndole al jefe de la explotación minera que lo llevara a Malargüe. Después de almorzar un contundente puchero argentino, montó en un camión llegando a su destino al atardecer.
El paso siguiente fue ir por tierra a la zona de la Sierra Nevada para verificar el estado de los caminos y asegurarse de su completo aislamiento. El hijo y el yerno de Von Zedwitz, junto a un arriero que conocía palmo a palmo la zona, le acompañaron en la expedición a bordo de una muy bien equipada camioneta Ford. Se trataba de cruzar dos sierras de intrincados cordones precordilleranos, por unos caminos pedregosos en pésimo estado, sólo posible de transitar en vehículos con tracción en las cuatro ruedas.
Después de ocho horas de viaje acamparon al anochecer en la extensa planicie cerca de la pista abandonada. La enorme superficie estaba deshabitada en más de cien kilómetros a la redonda y pertenecía al Estado. Después de recorrerla en todas las direcciones, Thieme no tuvo dudas de que reunía todas las características para instalar el campamento.
El ex mueblista se dejó crecer la barba y la esposa de su amigo Von Zedwitz le tiñó el pelo en un tono castaño oscuro, lo que sumado al uso de lentes ópticos, cambió totalmente su apariencia. Su nueva identidad era un documento emitido por el Registro Nacional de las Personas argentino, donde figuraba como Walter Thieme.
En Chile, el 4 de marzo se efectuaron elecciones parlamentarias, obteniendo la Confederación Democrática un 57 % de los votos contra un 43% de la Unidad Popular. En Patria y Libertad cundió el desencanto y se resolvió hacer todo lo que fuera necesario para conseguir un rápido pronunciamiento de las Fuerzas Armadas.
Una de las tareas más urgentes fue tomar contacto con los mandos uniformados, especialmente oficiales con mando de tropas en los regimientos del país. Se trataba de conocer sus pensamientos frente al panorama nacional y examinar alguna forma de coordinación para un futuro alzamiento castrense.
Dos días después de realizadas las elecciones, el gobierno de Allende anunció que pondría en marcha una reforma a la enseñanza, plan que llamó Escuela Nacional Unificada (ENU): obligatorio para todos los estudiantes y que incluiría jornadas de trabajo juvenil en las fábricas.
Aquel proyecto provocó un rechazo casi visceral de dos instituciones muy importantes, la Iglesia Católica y la Armada.
El 11 de marzo, cientos de militantes de Patria y Libertad se reunieron en el Cine Normandie, en plena Alameda Bernardo O'Higgins cerca de Plaza Italia, para escuchar las palabras de varios dirigentes y al final un vibrante discurso de Pablo Rodríguez llamando a redoblar la inclaudicable lucha en contra del marxismo.
Por su parte, por esos mismos días, Thieme estaba instalado en Mendoza, en el departamento de Enrique Cardoso, un abogado de Cuyo muy dispuesto a ayudar a la causa de los nacionalistas chilenos.
De allí salió hacia Buenos Aires donde se hospedó en el Hotel Sheraton para establecer contactos con algunos argentinos que le ayudarían a vincularse con el gobierno militar del general Alejandro Lanusse.
La inteligencia militar argentina
Una semana después se vio explicando su proyecto de entrenamiento paramilitar a un brigadier general que pertenecía a la inteligencia del Ejército argentino, quien le aseguró que ellos no harían nada para impedir esos planes, siempre y cuando no se vieran involucrados ciudadanos de su país.
Le expresó también que, tanto en el gobierno argentino como en las Fuerzas Armadas, existía una gran preocupación por el curso que seguía el gobierno marxista chileno y que las relaciones entre ambos países se habían enfriado bastante por la actuación que había tenido el presidente Allende en el caso de unos guerrilleros de izquierda fugados del penal de Rawson.
A continuación, el alto oficial argentino le entregó a Thieme varios nombres de los contactos que debería hacer para obtener los equipos y el armamento que requería para instalar el campamento paramilitar. El contacto entre ambos, de ahí en adelante, sería Juan Schoennenbeck.
A fines de marzo, tras conseguir los abastecimientos para instalar un campamento destinado a unos 500 comandos y recibir la promesa de que se los harían llegar a mediados de mayo en un avión carguero, Thieme regresó satisfecho a Mendoza. Había adquirido también un equipo de radio que instaló en Malargüe y que le permitía mantener comunicaciones permanentes con la Colonia Dignidad, en Parral.
El organizador de Sierra Alfa se desplazaba entre Mendoza y Malargüe volando en el Cherokee. Al viajar a Buenos Aires utilizaba una ruta de dos horas y media, desde San Rafael hasta la ciudad de General Villegas utilizando como radioayudas para la navegación el ADF que captaba las emisiones de las radios de los pueblos intermedios. En General Villegas dejaba el avión guardado en un hangar del aeródromo local a cargo de un amigo de Pacho Orfila, piloto civil mendocino, y luego tomaba el tren hasta la Capital Federal.
Desde principios de 1973 el gobierno de Allende se había opuesto a autorizar la extensión de las transmisiones televisivas de Canal 13 a Concepción, pero después de una dura batalla legal, pudo llegar a esa ciudad a través del Canal 5 de Talcahuano. Miembros de la Unidad Popular, sin embargo, obstaculizaron la señal mediante interferencias radioeléctricas.
El jefe de la Democracia Cristiana de la Universidad Católica, Enzo Pistachio, denunció la violación de la autonomía universitaria citando el dictamen de la Contraloría General de la República y una resolución del Consejo Nacional de Televisión, que establecían el derecho de Canal 13 a extenderse en forma independiente a todo el territorio nacional.
Los directivos del Canal 13, encabezados por el sacerdote Raúl Hasbún, se contactaron con la jefatura de Patria y Libertad solicitando ayuda. Se acordó enviar a un grupo operativo a Concepción a cargo de Miguel Sessa y los técnicos electrónicos Michael Townley y Rafael Undurraga, con el fin de detectar y neutralizar las fuentes de la interferencia. Después de un par de días investigando lograron ubicar el origen de ellas en un edificio que pertenecía a la empresa estatal de Servicios Eléctricos.
Sessa decidió entrar al edificio y sustraer el equipo que producía la interferencia. Para no ser denunciados encerraron, maniataron y amordazaron al cuidador del recinto, Jorge Henríquez González, dejándolo en una pequeña bodega. El hombre padecía una afección cardiaca y falleció horas más tarde.
Michael Townley en escena
El inesperado desenlace de la operación obligó a la jefatura del FNPL a enviar a Sessa a Argentina y recomendarle a Michael Townley que regresara a Estados Unidos. Mientras tanto, el director de Canal 13, el sacerdote Raúl Hasbún, declaraba que "todos tenemos un pecado de omisión, pero llegará la hora en que esta horrible pesadilla que está viviendo Chile le será disipada, porque toda pesadilla tiene un despertar. No nos arredran las campañas de injurias, de calumnias, porque nosotros estamos con la verdad y ellos con la mentira".
A principios de abril, Sessa, Federico Ringeling, Carlos Vial y otros integrantes del FNPL llegaron a Buenos Aires, luego de cruzar clandestinamente la cordillera por el sur, apoyados por militantes de la provincia de Cautín. En el lado argentino recibieron la ayuda del estanciero Andino Grandi. Thieme se trasladó a un departamento en la calle Cangallo, cerca de Florida y Corrientes; los prófugos se ubicaron en los suburbios del barrio Martínez.
En Chile, John Schaeffer reemplazó a Sessa poniendo a cargo de la organización de las nuevas brigadas a Vicente Gutiérrez, un ex oficial de la Armada, experto en comandos, con cursos en Quantico, Estados Unidos, que operaba con la identidad falsa de Javier Palacios. Este creó una nueva estructura operacional que dio origen a las Brigadas Operacionales de Fuerzas Especiales (Bofe).
Thieme decidió iniciar a fines de mayo el traslado de los primeros militantes que recibirían instrucción. Viajarían desde el fundo El Lavadero hacia la base Sierra Alfa a bordo de un carguero bimotor Douglas OC-3 para 30 personas, que proporcionaría Juan Costabal, socio y gerente general de la Línea Aérea del Cobre, Ladeco, quien contribuía económicamente al movimiento desde hacía más de un año.
El Douglas sería complementado por un bimotor Cessna Skymaster de seis plazas que pertenecía al diputado del Partido Nacional (PN), Patricio Phillips, y que volaba el comandante de Lan Chile, Mario Esquivel, y el instructor del Club Aéreo de Santiago, Mario Anfruns. Los pilotos para el OC-3 serían seleccionados, coordinados y dirigidos por Jorge Arturo Prat, piloto de Ladeco.
Para no comprometer la seguridad y el abastecimiento de la operación con un exceso de militantes, se decidió trasladarlos en grupos de 25, manteniendo como residentes en la base a un contingente flotante de no más de 100 personas. Una vez cumplido el período de entrenamiento de un mes, los militantes retornarían a su lugar de origen, provistos de un equipo completo, incluyendo un fusil automático FAL.
Thieme y Sessa se abocaron a ultimar los detalles para la instalación del campamento. Las listas de necesidades iban desde artículos de aseo personal y doméstico hasta generadores de electricidad; desde motos para todo terreno hasta vehículos de carga; desde pistolas hasta lanzacohetes individuales; desde guantes hasta parkas. En el departamento de Cangallo se acumularon archivadores y mapas, libretas y cuadernos. Los pertrechos, en tanto, se fueron depositando en una bodega en la periferia de Buenos Aires, cerca de la base Aérea de Morón.
A fines de abril, Thieme y Sessa tomaron el tren hacia General Villegas, donde esperaron que en la maestranza del aeródromo local se terminara de repintar el Cherokee y ponerle nueva matrícula para poder viajar desde la base Sierra Alfa hacia Chile.
Cuando la nave estuvo lista despegaron hacia Mendoza a las 14:00 horas, volando a tres mil metros de altitud con rumbo oeste sobre la pampa húmeda. Dos horas después el motor empezó a fallar, bajando sus revoluciones. Thieme decidió dirigirse hacia Luján de Cuyo, a una pista privada, alternativa a la de Mendoza que habitualmente usaba el piloto Pacho Orfila y que se encontraba lejos de las zonas pobladas.
Accidente y detención
Sobrevolaron la pista de destino, perteneciente a las viñas Arizu al sur de Mendoza, y aterrizaron sin potencia. Estacionaron el avión bajo unos árboles y se encaminaron a las casas del predio. No había nadie y luego de una hora optaron por caminar hacia Luján. Cuando llevaban unos 15 kilómetros recorridos, por una solitaria autopista aparecieron sorpresivamente las luces de tres automóviles a toda velocidad. En un minuto, ambos chilenos estaban tendidos boca abajo en el suelo con las botas de los policías federales en sus espaldas y los cañones de las metralletas apuntándoles a la cabeza.
Los subieron a diferentes vehículos y enfilaron hacia el cuartel central de la policía de Mendoza. En el trayecto los interrogaron con rudeza. Los agentes federales argentinos creían que eran extremistas chilenos de izquierda. La provincia estaba bajo estado de emergencia debido a la ola subversiva que los montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) impulsaban en toda la República Argentina.
Al llegar a destino fueron insultados, esposados y encerrados en un calabozo. Thieme percibió que la situación podría agravarse y pidió hablar con el jefe provincial de la policía. Ante él se presentó como un militante nacionalista y antimarxista desaparecido en Chile desde febrero pasado y le solicitó que verificara sus referencias con el alto oficial de la inteligencia militar que estaba al tanto de sus actividades en Argentina.
Una hora más tarde fue conducido nuevamente a su despacho. El trato varió completamente. Le sacaron las esposas y le ofrecieron emparedados y café, mientras iban a buscar a Sessa.
Ya más relajados, intercambiaron opiniones sobre el extremismo marxista que asolaba el cono sur del continente. Poco después los dos chilenos fueron enviados al Regimiento de Mendoza, donde les esperaba su comandante, quien los recibió cordialmente y les ofreció su hospitalidad asignándoles un cómodo dormitorio con baño privado.
Después de dormir algunas horas, fueron invitados a almorzar con el comandante y tres altos oficiales de inteligencia, uno de cada rama de las Fuerzas Armadas que habían llegado de Buenos Aires para entrevistarlos. Luego de intercambiar información sobre el estado de avance del proyecto Sierra Alfa, los militares les ofrecieron apoyo en todo lo necesario para seguir adelante con el proyecto. El avión sería revisado y reparado por personal de la Fuerza Aérea y trasladado a la base de la Cuarta Brigada Aérea, con asiento en el Aeropuerto Internacional del Plumerillo. Desde allí, se les dijo, podrían continuar vuelo hacia donde quisieran.
Sólo una inquietud perturbaba a los uniformados. Temían que, pese a las órdenes de mantener el aterrizaje en el más estricto secreto, el hecho se filtrara hacia los medios de prensa. Optaron entonces por esperar hasta el siguiente para evaluar la situación.
A las 07:00 de la mañana les llevaron el desayuno y los diarios locales. En las portadas de los periódicos aparecían las fotografías del avión y en las páginas interiores amplios antecedentes sobre la detención de ambos. A los pocos minutos estaban sentados frente a los oficiales de inteligencia, quienes dadas las circunstancias les aconsejaron que pidieran oficialmente asilo político en la Argentina. Ellos se encargarían de hacer las gestiones ante el presidente Lanusse para que los trámites fueran breves y así, posteriormente, poder seguir apoyándolos secretamente en el proyecto Sierra Alfa.
Esa noche, mientras los tres oficiales volaban de regreso a Buenos Aires portando toda la documentación que los dirigentes de Patria y Libertad habían elaborado durante la tarde, Thieme y Sessa cenaban con el comandante del regimiento y dos de sus ayudantes. De improviso, se acercó otro militar y le susurró algo en el oído al jefe del cuartel, quien se puso de pie y salió del comedor sin decir una palabra.
Malas noticias desde Chile
Unos quince minutos después regresó y se integró a la mesa mostrando un rostro preocupado. Miró a Thieme y le dijo: "Roberto, tenemos malas noticias de Chile. Su hermano Ernesto y otros jóvenes de Patria Libertad cayeron en una emboscada y hay muertos".
En las horas siguientes los dos chilenos se enteraron que Ernesto Miller (el medio hermano de Thieme) había recibido siete impactos de bala y que se encontraba en estado de coma; por su parte, el jefe de la juventud en Quinta Normal, Mario Aguilar, había fallecido como consecuencia de un balazo a quemarropa en el estómago. También estaba herido el joven militante Kurt Handwerk, de sólo 15 años de edad.
El incidente se registró en la tarde, cuando Miller dirigía una concentración de la juventud de Patria y Libertad en el centro de Santiago. Sorpresivamente, al avanzar por la calle Huérfanos, casi esquina con Ahumada, desde una camioneta en marcha se bajaron cinco individuos con las caras cubiertas y dispararon con armas semiautomáticas y pistolas calibre 9 contra el pariente de Thieme.
Los atacantes huyeron perdiéndose entre el gentío, pero Mario Aguilar pudo seguir a uno de ellos, que antes de ser alcanzado, entró al lobby del Hotel Carlos V. Al verse arrinconado, disparó sobre el cuerpo de Aguilar hiriéndolo mortalmente en el estómago.
La reaparición de Thieme en Argentina y el baleo en el centro de Santiago provocaron un gran revuelo en Chile. En La Moneda se interpretó lo acontecido como un intento más para desestabilizar al gobierno y se solicitó al Congreso autorización para decretar el Estado de Sitio. Mientras tanto, Ernesto Miller se debatía entre la vida y la muerte en la Clínica Santa María, donde los equipos médicos lo operaron varias veces de sus múltiples heridas. Había recibido una bala en la cabeza, una en el cuello, una en el pulmón, dos en el estómago, una en un testículo y una en el muslo.
En Mendoza también cundió la preocupación en el regimiento donde permanecían los dos jefes del FNPL. Cientos de personas se apostaron en el frontis del recinto militar gritando consignas en contra de los "fascistas chilenos" y de los militares "gorilas" que los protegían.
Esa misma noche, varios vehículos con soldados fuertemente armados trasladaron secretamente a Thieme y a Sessa al Batallón de Comunicaciones del Ejército argentino, ubicado al sur de la ciudad.
Transcurrió una semana de negociaciones y de presiones del gobierno chileno para que no se les concediera asilo político a quienes se calificaba de golpistas y sediciosos. Finalmente, la Casa Rosada optó por aceptar la petición con las únicas limitantes de que ninguno de los dos asilados podría residir en territorio limítrofe con Chile ni efectuar actividades políticas en la República Argentina.
En la base de la Cuarta Brigada Aérea, antes de salir rumbo a Buenos Aires, los dos asilados fueron despedidos por el comandante, el comodoro Indio Fernández, quien les reiteró su total disposición a apoyarlos y cuidar del avión Cherokee que ya había sido trasladado al lugar. Tras abrazarlos, les dijo: "si tienen otra emergencia en el futuro aterricen directamente aquí en la base".
Dos días después, ya en Buenos Aires, les informaron que el gobierno chileno había presentado una solicitud de extradición y que, aun cuando ella no sería concedida por las autoridades argentinas, cumpliendo con los procedimientos diplomáticos para estos casos, deberían ordenar la detención preventiva de ambos durante el tiempo que demorara la tramitación y resolución. Para prevenir el arresto les aconsejaron que salieran del territorio argentino y reingresaran clandestinamente con nueva identidad.
Tras un breve análisis acordaron que Sessa retornara secretamente a Chile para seguir trabajando en la organización de las Brigadas Operacionales. Thieme optó por viajar a Paraguay para volver posteriormente a Buenos Aires y continuar con la coordinación del equipamiento para la base Sierra Alfa.
Entre el 20 y el 25 de mayo se efectuó en Temuco el Primer Consejo Nacional de Dirigentes del FNPL, de donde emanó una declaración titulada Revolución Nacionalista, que expresaba los alcances de su ideología y que los apartaba significativamente de la derecha tradicional.
El 24 de mayo el Presidente Allende inició una visita oficial a Buenos Aires para asistir a la asunción del Presidente electo Héctor Cámpora. El peronismo triunfante llegaba a la Casa Rosada, pero Thieme confiaba que ello no afectaría su trabajo. Para eso contaba con inmejorables relaciones en las Fuerzas Armadas argentinas.
(*) Extractos editados del libro El rebelde de Patria y Libertad, del periodista Manuel Salazar Salvo, autor de esta serie de artículos.
Mañana quinta y última parte: El abortado golpe de Estado nacionalista.
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