El día que María Angélica Ojeda recibió su primer jubilación, lloró. Ella esperaba tener una pensión de cerca de 400 mil pesos mensuales, tras trabajar desde 1987 como profesora de matemáticas, solo con una laguna de cesantía de dos años. Ese día, en cambio, supo que recibiría solo 185 mil pesos mensuales.
“Me dio ataque de llanto en la calle, era para llorar. El primer monto que vi era de 362 mil, o algo así, pero cuando vi bien la colilla de pago, era mucho menos, pues me habían pagado dos meses, es decir, que por mes era mucho menos. No podía ser. Es tan duro darte cuenta de esa realidad”, comenta.
Ojeda además de vicepresidenta del Colegio de Profesores comunal de Antofagasta, la ciudad donde trabajó y envejeció, es viuda, tiene dos hijas, vive sola, pero con ocupaciones: nadar en la piscina, caminar por su ciudad, ir al cine, leer y reunirse con su club de lectura. Y marchar, porque desde hace cinco años protesta contras el sistema de AFP en su ciudad.
Como dirigenta de los docentes de su ciudad, participa también en el movimiento No Más AFP. Después de varias reuniones, se habían ofrecido cerca de diez personas para demandar a sus AFP en Antofagasta, pero finalmente decidieron llevar un caso por región, y eligieron el de ella.
“Vieron que en mi caso ganaba muy poco como jubilada. El dividendo de mi casa era mayor incluso a lo que yo ganaba, mi jubilación es de 185 mil pesos y mi dividendo es de 212 mil pesos, entonces ni siquiera alcanza para pagar mi casa, y tampoco mis cuentas, mi comida, nada”, cuenta Ojeda.
Así fue como la profesora decidió participar de un recurso de protección, el que fue presentado por su abogado. El 17 de septiembre la Corte de Apelaciones de Antofagasta se pronunció acogiendo los argumentos del recurso y solicitando el pronunciamiento del Tribunal Constitucional. El recurso apelaba, principalmente, a que los fondos eran propiedad privada de la profesora, por tanto, ella exigía retirarlos de la AFP Cuprum, donde cotizó, ante la urgencia por pagar su casa y sus necesidades básicas.
Este martes 24 de febrero, el Tribunal Constitucional decidió acoger en trámite el caso de Ojeda, el cual -en caso de fallarse a favor de la profesora- puede sentar el precedente del principio del fin de las AFP tal como se conocen hasta ahora, pues cualquier otro pensionado podría exigir el retiro de sus fondos anticipadamente, como sucede en Perú.
- ¿Cómo fue el proceso para realizar esta demanda?
- Yo participo en el movimiento No Más AFP, en el comunal de Antofagasta. Además soy dirigente del Colegio de Profesores de Antogafasta. Ahí vimos como estrategia a nivel nacional que teníamos que solicitar a las AFP que nos devuelvan los fondos. Obviamente nos iban a decir que no. Eso era parte de la estrategia, para pedir después un recurso de protección, porque el objetivo nuestro era que de alguna manera la Justicia determinara que acá se apela al derecho a la propiedad.
Esto, porque uno ahorra sus fondos previsionales, pero la verdad uno no puede disponer de ellos, y cuando uno tiene una propiedad, uno puede disponer de ella, disfrutarla, usarla o venderla. Pero con nuestros fondos previsionales no ocurre lo mismo.
En suma, lo que queríamos decir es que la propiedad de nuestros fondos es una falacia.
De los 14 recursos que hicimos en cada región, como No Más AFP, quedaron admitidos nueve, y esperábamos que, cualquiera fuese el fallo de Antofagasta, iríamos a la Corte Suprema, ya sea por si perdíamos o por si Cuprum lo pedía si es que la Corte nos daba la razón.
Para nosotros fue impensado que el magistrado de la Corte de Apelaciones de Antogafasta determinara que había una contradicción en el derecho a propiedad, definido en la Constitución. Yo pienso que cuando se trata de la propiedad de las grandes empresa, se defiende el derecho a propiedad, pero cuando es la propiedad de los trabajadores, no se defiende. Si tuviera una enfermedad terminal y necesitara ese dinero para tratarme, no podría hacerlo.
- ¿Cómo subsiste usted con esa jubilación?
- Yo vivo con ayuda de mi familia y además soy viuda, por lo que tengo una pequeña pensión, que son 65 mil pesos, pero es una ayuda.
Esa es la realidad, nosotros los pensionados no podemos vivir con la jubilación. Nos obligan a seguir trabajando, y uno ya no está con la misma energía ni con el mismo entusiasmo. Yo creo que uno se debiera pensionar para disfrutar, para hacer lo que no pudiste hacer antes, cuando trabajabas. Yo antes soñaba con quedarme en la casa y ver los matinales.
De todas formas, ahora puedo hacer cosas que antes no hacía, acá en Antofagasta hay buen clima, yo voy a la piscina, pertenezco a un club de lectura. Pero yo me imagino a otras personas que no tienen mi situación. Además nos enfermamos y hay que costear los remedios.
- ¿Cómo se imaginaba su periodo de jubilación cuando era joven y trabajaba?
- Es que los últimos diez años trabajando tuve un buen sueldo, entonces yo pensaba que iba a ser una pensión mejor que ahora. Los profesores tenemos la posibilidad de acceder a bonos, por mérito, por desempeño. Entonces, esas cosas permitían mejorar mucho mi renta, que a veces variaba, pero rodeaba 1 millón 200 mil pesos, en los últimos dos años de trabajo al menos.
Entonces yo pensaba que iba a recibir como 400 mil pesos de pensión, que iba a poder pagar el dividendo de 212 mil pesos y vivir con el resto, como soy viuda, no tengo muchos gastos. Pero cuando fui a buscar la primera pensión, me dio ataque de llanto, era para llorar. En ese momento pensé que tenía que desocupar mi casa, sacar mis cosas y arrendarla, porque no me iba alcanzar, y mi hija me dijo que no, que era mi casa, que no podía irme. Y ella empezó a ayudarme económicamente.
Pero yo pienso en las personas que no tienen hijos o con hijos que no pueden ayudar a sus padres, no sé cómo lo hacen, no me imagino cómo viven los otros jubilados.
- ¿Cómo entró a No Más AFP? ¿Después de jubilar?
- No, de antes, como vicepresidenta del comunal del Colegio de Profesores, participamos en el movimiento. Pero además yo siempre he creído que si la gente no se organiza para resolver sus problemas, no lo va a resolver de forma individual. Ahora yo estoy siendo un ícono en Chile; esta profesora que demanda por sus fondos de AFP, pero yo quiero ser la esperanza, la luz, para que los pensionados cambien su situación.
Se trata de ser solidaria con mis pares, sobre todo con las mujeres, porque tenemos pensiones más bajas que los varones.
- ¿Usted tiene fe en que pueden cambiar el sistema de AFP?
- Sí, tengo fe. El Tribunal va a tener que decidir esto. Y nosotros estamos hiriendo el corazón mismo del capital en Chile. Si hasta han reaccionado el ministro Nicolás Monckeberg, el ministro Felipe Larraín. Ellos dicen que vamos a quebrar las AFP. Eso no lo hubiese imaginado. Pero como dirigente, a mi lo que me interesa es la seguridad social, que la gente esté bien y desde esa base partimos. Tenemos que resolver estos problemas en Chile, pero todos juntos, organizados.
Comentarios
Por último que le entreguen
Estoy totalmente, de acuerdo
Facil, retiramos los fondos,
Toda la razon y apoyo a la
Toda la razón y apoyo a la
100% APOYO A MARIA ANGELICA,
Todo mi apoyo a la profesora
apoyo también a la profesora.
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