La emergencia ocurrida en Osorno, que dejó a los habitantes de esa ciudad sin agua por más de 10 días, provocó que cierto sector de la población se volcara en contra de la empresa responsable del desastre, Essal, que hasta la actualidad continúa siendo dirigida por Guillermo Pickering -ex subsecretario del Interior del gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle- y que hace algunas horas anunció compensaciones a sus clientes por más de 2.500 millones de pesos.
En particular, el castigo mayor que pidieron algunos dirigentes -incluidos políticos de derecha, como el militante y senador por Renovación Nacional, Andrés Allamand- fue que se le quitara la concesión que tiene la empresa para la producción y distribución de agua potable en la ciudad.
Esto implicaría cancelar el contrato que Essal mantiene solo con Osorno -no con la región de Los Lagos- por este tema en específico, y no así quitarle el servicio que entrega en la recolección y disposición de aguas servidas.
Una fuente relacionada en esta materia, comentó a INTERFERENCIA que esta posibilidad es muy difícil que se concrete, pues la falta cometida por la filial de Aguas Andinas no tendría el mérito suficiente para proceder de esa manera. Además, según la misma fuente, se podría transformar en un precedente histórico desde la privatización, contrario a los intereses del sector sanitarias y de la política de concesiones.
Sin embargo, la cancelación del contrato no fue rechazada de plano por Alfonso Swett, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, uno de los gremios más importantes del mundo empresarial, el que a través de una declaración tildó como “errores graves” los cometidos por Essal y subrayó que “en la institucionalidad chilena, la pérdida de una concesión es una opción. Pero la misma institucionalidad establece que esa opción se debe ejercer a través de un debido proceso”.
En caso de que se lleve a cabo este procedimiento, la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) tendría que tomar el control del servicio cancelado a la empresa, a la espera de que se licite otra vez y de los distintos recursos judiciales posibles.
Es recién ahí cuando distintos actores del mercado internacional podrían comenzar a interesarse en hacerse de ese contrato, al menos por la capacidad y recursos que manejan, pues claramente esta no es una oferta tentadora para capitales pequeños, pues se necesita capacidad de inversión y economías de escala.
MARUBENI
En abril de este año, Empresas Públicas de Medellín (EPM) anunció que invitaba a presentar propuestas para soltar Aguas de Antofagasta, que opera en la Segunda Región de Chile. Hasta el momento, según información que pudo conocer este medio, ese sería un buen indicador para pensar en cuál empresa se podría tentar con lo que pueda ocurrir en Osorno.
Sin embargo, uno de los oferentes más interesados son los capitales españoles del grupo Suez, que están detrás de Aguas Andinas, los mismos que controlan Essal y que tienen presencia en países como México, Colombia, Argelia, Perú, Brasil, Turquía, Estados Unidos y también Reino Unido.
Ante este escenario, un grupo compuesto por capitales japoneses estaría en condiciones de asumir ese sector productivo en aquella localidad. Se trata de Aguas Nuevas S.A., que opera hace 15 años en Chile y que comenzó con Aguas del Altiplano (región de Arica y Parinacota y región de Tarapacá), Aguas Araucanía (región de la Araucanía), Aguas Magallanes (región de Magallanes), y desde agosto de 2018 concretó su entrada en Aguas Chañar (Atacama), donde han llevado a cabo una gestión que ha tenido buenos resultados en la encuesta anual que realiza la Superintendencia de Servicios Sanitarios.
Aguas Nuevas tiene cerca de 4.800 kilómetros de longitud en su red de distribución, según lo declaran en su memoria anual de 2018. Sus controladores son Innovation Network Corporation of Japan y Marubeni Corporation, ambos provenientes de Japón. Este último socio también controla la propiedad de Aguas Décima desde 2006, la única empresa sanitaria que opera en la región de Los Ríos. Es decir, y de manera directa e indirecta, los propietarios de Aguas Nuevas tienen intereses en al menos cinco regiones de Chile, lo que lo convierte en un actor a considerar ante una eventual cancelación del contrato de Essal en Osorno, aunque ellos no hayan demostrado su voluntad de estar en ese sector.
THAMES WATER - ANGLIAN WATER - BLACKROCK
Según información dada a conocer por Bloomberg, EPM también envió invitaciones para ofertar por Aguas Antofagasta a otros grupos internacionales. Dentro de ellos, se encontraría Thames Water, empresa privada sanitaria de capitales alemanes y británicos, fundada en 1989, que ya se retiró de este rubro en Chile en 2005, cuando vendió al grupo de inversión Southern Cross su control de Essbio.
De todas formas, lo dicho por Bloomberg demostraría al menos que Thames Water continúa siendo un agente atento por su característica de actor mundial.
La misma agencia de noticias estadounidense indicó que los capitales colombianos también invitaron a participar en la venta de Aguas Antofagasta a Anglian Water, firma que opera en el Reino Unido, que se retiró de Chile en 2003, específicamente de la propiedad de Esval (V Región). Anglian Water la pasó a controlar en 2000 -cuando compró la participación de Enersis- y, según prensa de la época, luego de haber acumulado millonarias pérdidas, terminó vendiéndola al grupo Consorcio, relacionado a la familia Hurtado Vicuña.
Por último, la fuente consultada por Bloomberg destacó en ese minuto que Aguas Antofagasta se le ofrecería a fondos de inversión de infraestructura como BlackRock y Toesca Asset Management.
Dentro de estas cartas podrían estar eventuales interesados en la operación de agua potable relacionada a Essal, aunque en ningún caso se trata de cosas concretas, sobre todo cuando lo más probable que ocurra, según fuentes consultadas por INTERFERENCIA, es que no se le revoque la concesión a la empresa controlada por capitales españoles.
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