Cuando Nicolás Hartwig, de 28 años, subió una foto de un par de páginas de un libro de castellano usado en escuelas francesas para aprender el idioma, nunca pensó que se viralizaría en miles de “compartidos” y “me gusta” en Facebook y otras redes sociales.
En las páginas que su amiga Pía sacó y le envió, -otra estudiante chilena en Francia-, y que luego Hartwig subió, se puede ver cómo el libro muestra imágenes del estallido social en Chile y las manifestaciones ocurrida en octubre del año pasado, e invita a reflexionar sobre la relación entre la imagen y los derechos, las fotografía y la política.
La imagen se viralizó en dos días y generó una serie de debates online sobre cómo los franceses reflexionaban, en las clases de castellano, sobre las manifestaciones ocurridas en Chile hace apenas unos meses atrás.
En Francia, las clases de castellano son parte de electivos, en lo que se conoce como el liceo, que cubre desde los últimos años de la enseñanza escolar en ese país. Los jóvenes pueden optar por variados idiomas para estudiar, dependiendo de la escuela, como el italiano, el alemán, el español, entre otros. El libro -realizado por once expertos de la editorial Magnart- publicado en redes sociales por Hartwig, es una de las 13 opciones de libros que los docentes de Francia pueden elegir para impartir las clases de español. Dichos libros son de editoriales privadas, que trabajan con el currículum escolar que el estado francés designa.
Desde inicios de octubre del años pasado, Hartwig, trabaja como asistente de lengua española, una pasantía que es parte del programa de asistentes de lengua, que invita a hablantes de lengua nativa a apoyar a profesores en las escuelas, lo que le permite ganar un salario, impartir algunas clases y aprender francés. Allí ha podido observar cómo los alumnos de último año del liceo, lo que se conoce como “año terminal”, se relacionan con estas temáticas, como la movilización social en Chile.
“Francia es un país que es conocido por ser un país que siempre se manifiesta apenas les tocan un derecho ganado, como que no la dejan pasar. Y también el derecho a la huelga está expresado en la Constitución, hay otro entendimiento de la protesta, hay más conciencia de derechos”, comenta Hartwig a INTERFERENCIA, quien es asistente de lengua española en un pueblo de la región de Pays de la Loire.
En el libro educativo fotografiado, se pueden ver al menos cinco imágenes relacionadas con el estallido social y las protestas. A lado de las imágenes, se explica que dichas manifestaciones comenzaron con protestas estudiantiles y se invita a reflexionar sobre la imágen y su intención política detrás. En la misma unidad del texto, se analizan imágenes publicitarias, fotografías que se han transformado en íconos, como la del Che Guevara, y campañas políticas, como las de las elecciones presidenciales en España.
Según analistas del currículum escolar, lo que hay detrás de la elección de imágenes del estallido social chileno para un libro escolar es la manera de enseñar y los objetivos del currículum escolar.
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Por el lado de la forma de enseñar, se hace a través de problemas y preguntas, y desde ahí se inicia un diálogo y un aprendizaje. Para los franceses, la clave está en centrar el currículum en torno a problemas y reflexionar sobre estos, en vez de trabajar alrededor de temáticas específicas, como aún se hace en Chile.
Por otra parte, según Claudio Millacura, académico de la Universidad de Chile y encargado de la Cátedra de pueblos indígenas de esa casa de estudios, los países europeos como Francia y Finlandia, buscan en sus currículum formar ciudadanos, críticos y reflexivos, a diferencia de un currículum enfocado en el desarrollo de las persona en una sociedad de mercado, con énfasis en el consumo y en el desarrollo de conocimientos específicos.
“Detrás de eso hay otra intencionalidad al currículum chileno, que es formar ciudadanos que sean capaces de reflexionar y fortalecer el sistema republicano, y para eso se necesitan ciudadanos que sean capaces de confrontar información, alcanzar un análisis crítico de lo que le están presentando. No es que no haya temas prohibidos, sino que el tema lo determina la concepción de democracia, si fortalece la democracia, la educación pública pone en discusión estos temas”, afirma Millacura.
“En Chile las definiciones respecto a la educación no han sido consultadas, nosotros heredamos un sistema diseñado en dictadura y que tenía como finalidad introducir y fortalecer los principios que iban a permitir que Chile se transformara en un país con economía de libre mercado. Con los años, la vuelta a la democracia, eso no ha cambiado, se ha consolidado. Acá el currículum es la expresión que permite consolidar un sistema económico. Aquellos temas que no se ajustan con los grupos que dirigen este país y no calzan con el modelo económico van siendo excluídos”, agrega Millacura
Para la académica del Instituto de Estética de la Universidad Católica, Dai Liv Fuentes Araya, encargada del curso Narración Fotográfica, la decisión de reflexionar en torno a la imágen y las manifestaciones recientes tiene que ver con una herencia francesas de la importancia de la imagen política.
“Cuando miremos hacia atrás y con distancia, como lo miran desde Francia, vamos a entender la magnitud de lo que significa como proceso social estas imágenes, entonces tener registro de lo que está ocurriendo es fundamental. Yo vengo del área del diseño, y Francia tiene una herencia donde hay preponderancia a que las imágenes tuviesen relevancia en los discursos políticos, lo vimos en mayo del 68 e incluso antes”, señala Fuentes Araya.
Para la docente, le hace sentido que los alumnos de clases de español puedan debatir sobre este tema con un soporte gráfico, ya que “la foto disminuye la brecha que sí tiene el idioma, hay que cosas que se perciben en la foto, que leyendo no sería de la misma forma en que se entienden”. Sin embargo, advierte que la importancia de estas fotos viene de antes y no ha dependido de si son consideradas en el currículum de cursos europeos: “Estas fotos han sido importantes todo este tiempo, no solo ahora, debe haber un propio reconocimiento identitario en ellas, en Chile”, agrega.
“Yo creo que esto, verlo en un texto escolar en Chile, es difícil que pase. Sé que se hacen análisis en clases de arte sobre fotografía, pero no tan abiertamente como acá y por eso mismo me llamó la atención y pedí compartirla y se viralizó en un par de horas”, comenta Hartwig.
Lo cierto es que, según Millacura, Chile está lejos de agregar estos contenidos para que los escolares los analicen, por variados motivos. Algunos se relacionan con la falta de formación de los educadores y con una visión de la historia que evita enseñar y analizar hechos recientes.
“La historiografía clásica de este país ha transmitido la visión de que tiene que transcurrir una dimensión de tiempo que permita cierta objetividad para analizar hechos, pero esa visión es añeja, los sistemas educacionales hoy día entienden que se tienen que ir adecuando a los hechos”, opina.
Para Millacura, en Chile aún no se ha dado un debate abierto sobre el currículum, que permita que los alumnos reflexionen sobre la historia reciente, es por eso que nos pueden sorprender estas fotografías en un libro escolar. “En Chile hay un temor enorme a discutir sobre lo que queremos aprender, a hacer esa conversación”, agrega.
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