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Martes, 16 de Abril de 2024
No sólo EE.UU.

Los 'George Floyd' de Chile: los asesinatos y agresiones policiales contra afro descendientes en nuestro país

Paula Huenchumil J.

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Joane Florvil
Joane Florvil

Mientras en Estados Unidos los disturbios no paran y se vuelven cada vez más violentos, la ciudadanía mundial ha solidarizado a través de redes sociales con hashtags como Black Lives Matter o Black Out Tuesday por el asesinato de George Floyd. Pero Chile también tiene un largo historial de abusos, violencia e incluso asesinatos en contra de la población negra.

Admision UDEC

"Negro tal por cual, no estás en tu país”, así relata Jean Claude Pierre Paul (38 años) la agresión fisica y psicológica que sufrió de parte de dos carabineros en el Sapu Rodrigo Rojas de Negri, el 27 de marzo de 2019. Ese día Pierre, un trabajador social que vive hace más de diez años en Chile, realizaba sus funciones en la Oficina de Migrantes y Refugiados de la comuna de Quilicura, lugar en el que se desempeña hasta ahora. 

“A las 10 de la mañana llegó a nuestra oficina una mujer salvadoreña embarazada que fue víctima de violencia por su pareja. Yo avisé a mi superior que la iba a acompañar a constatar lesiones y a poner la denuncia, incluso llegó el agresor al lugar. En el momento de la espera en el Sapu, llegaron dos mujeres haitianas, una de ellas empezó a tener convulsiones y me asomé a la ventana para pedir ayuda nuevamente y me dijeron que tenía que esperar su turno. Volví a tocar la mampara y me dijeron que debía obedecer el protocolo. En ese momento saqué mi teléfono para registrar la situación, porque no es la primera vez que en ese Sapu han muerto migrantes”, explica a INTERFERENCIA.

El profesional solo alcanzó a grabar unos 20 segundos, hasta que el guardia se lo prohibió. Estuvo conversando cerca de diez minutos con vecinos a las afueras del recinto y llegaron dos carabineros en bicicleta. “De repente alguien me tironeó la camisa y me dijo 'con usted necesito hablar'. Me llevaron a una caseta, cerraron la puerta. Me agarró un carabinero, me empujó contra la pared y me dijo, ‘negro tal por cual, no estás en tu país’, me empezó a insultar, crucé mis brazos a modo de protección", recuerda.

“Uf qué difícil…”, dice Pierre, quien se mantiene en silencio unos segundos y continúa su relato. 

“Levantó su mano y me empezó a pegar, que cómo se me ocurría cruzarme de brazos, ‘acá tienes que respetar a los carabineros’. Me empezó a pegar en el pecho”. Pierre confiesa que psicológicamente esa situación aún lo mantiene dañado. "Trato de sobreponerme porque la lucha de los afros, de los migrantes de piel oscura, es mi lucha, no puedo bajar los brazos”.

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Jean Claude Pierre Paul
Jean Claude Pierre Paul

Jean Claude Pierre Paul es uno de los ciudadanos afrodescendientes víctimas de racismo en Chile que la organización Negrocéntricas publicó en sus redes sociales tras el asesinato de George Floyd a manos del policia Derek Chauvin, en Minneapolis, Minnesota.

“Hicimos una publicación donde aparecía la foto de George Floyd, ese posteo tuvo muchas interacciones, pero empezamos a ver comentarios tipo ‘la policía gringa es terrible’, como si aquí no existiera el racismo, como que aquí no pasara nada, por eso decidimos hacer un recordatorio de lo que nosotras venimos denunciando hace tiempo: el racismo estructural de Chile. Teníamos que aterrizar territorialmente el tema, aquí siempre se extranjeriza la maldad, como que aquí fuese el jardín del edén”, explica Paola Palacios (30 años), colombiana residente en Chile y vocera de la agrupación Negrocéntricas y de la secretaría de mujeres inmigrantes.

La muerte de Floyd luego de su arresto volvió a poner como debate principal el racismo y la brutalidad policial en Estados Unidos, generando masivas protestas en distintos puntos del país. Según estadísticas publicadas por el diario estadounidense The Washington Post, desde 2015 han muerto 4.728 personas en ese país víctimas de la violencia policial y, en proporción, un ciudadano afroamericano tiene dos veces más posibilidades de morir por la acción policial que cualquier otro estadounidense.

Este asesinato, también ha provocado la condena alrededor del mundo, pues ciudadanos se han solidarizado a través de redes sociales y Twitter, donde distintos hashtag se han convertido en tendencias, como Black Lives Matter o Black Out Tuesday, instancia en la que la industria de la música le solicitó a los usuarios de las redes sociales que publicaran una foto en negro en sus perfiles, y que “aprovecharan ese tiempo para tomar conciencia de la importancia de la lucha contra el racismo”. Chile no fue la excepción.

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Paola Palacios, agrupación Negrocéntricas. Foto Jo Jiménez @j0jimenez
Paola Palacios, agrupación Negrocéntricas. Foto Jo Jiménez @j0jimenez

“Nos parece bastante hipócrita que toda la gente ahora está con el hastag #BlackLivesMatter, pero que al mismo tiempo no le hable al vecino haitiano. No se sientan contigo en la micro, vas a pedir un trabajo y te dicen que no eres del perfil porque eres negra, o te gritan negra prostituta. Es un doble discurso que la gente cae muy fácilmente, siento que las redes sociales permiten que el capitalismo utilice las causas sociales a su favor, pero no hay nada de trasfondo. Nosotras estamos tratando de aprovechar la coyuntura, pero el camino es cuesta arriba, en Chile el racismo va subiendo porque también la clase política avala ese avance”, señala Paola Palacios de la agrupación Negrocéntricas.

Palacios plantea que no cree que la perspectiva de las personas en Chile cambie con lo sucedido con Floyd porque “no es la primera vez que sucede. La gente se concentra en lo mediático, este es el tema de hoy, pero la próxima será otro. Cuando se viralizó la imagen del niño sirio en la playa- Aylan Kurdi, niño de 3 años que fue encontrado ahogado en una playa de Turquía- ¿mejororaron las condiciones de los migrantes hacia Europa? No, aún seguimos viendo barcos de gente que los Estados no reciben. Entonces la ciudadanía es muy manipulable, por eso queremos aprovechar que el tema está en boca y posicionarlo, pero la gente sigue siendo igual de racista, porque es una estructura racista. El tema del conflicto del Wallmapu es racismo de Estado y no hay protestas en masa por eso. Lo tienen naturalizado y se reproduce sin siquiera cuestionarlo. Esperamos que se remuevan un par de conciencias más, pero esto no hará que nuestra realidad cambie”.

Para la coordinadora de la Cátedra de Racismo y Migraciones Contemporáneas de la Universidad de Chile, María Emilia Tijoux, esta situación de solidarizar con “hechos brutales” fuera del país, es “recurrente”. 

“Aparece una suerte de 'conciencia´' -y lo digo entre comillas- preocupada por lo que ocurre. Pero en realidad saca la culpa o la responsabilidad que una sociedad tiene acerca de lo que ocurre al interior de su propio país, depositándolo en otro. Pero que asesinen a una persona en Estados Unidos, en Francia, México, Chile o donde sea, a causa del racismo, es un hecho insoportable, repudiable, es un hecho criminal”.

La académica es enfática al señalar que le parece “muy bien” que se denuncie el racismo de Estados Unidos, pero “también está muy bien que lo denunciemos en Chile”.

“Aquí el racismo ha sido contra los pueblos indígenas, contra el pueblo mapuche principalmente, a quien se le castiga, estigmatiza, ridiculiza y encarcela, durante años y años. Por otra parte, tenemos a los migrantes que llegaron a Chile desde los años 90’, desde ahí son varios los casos de asesinatos, de violencia, de personas heridas, de trata de migrantes, que parece que la sociedad no ve, o no se da cuenta, o no lo quiere ver”, agrega Tijoux.

Camila Lima (25 años) se define como feminista antirracista y activista por los derechos de las personas negras. Además, es integrante del colectivo Microsesiones Negras y de la Red de Mujeres Afrodiaspóricas. Junto a Cari Amaral (24 años),  activista afrobrasilera, explican a este periódico que “la negritud se vive distinto en Haití, Nigeria, Colombia, Canadá, Finlandia, Perú, Brasil, Chile, etc. Cada territorio tiene una historia y una violencia particular hacia sus comunidades racializadas”. 

“En Chile, la conversación sobre racismo hacia personas negras es super incipiente. En un mundo globalizado y donde la información viaja tan rápido, es esperable que nos enteremos de noticias lejanas, que empaticemos e intentemos solidarizar con la causa dentro de lo posible. Lo que es cuestionable y perjudicial es ignorar las realidades de nuestros territorios. Si las personas chilenas blancas aprendieron el nombre de George Floyd en algunos días, es lo mínimo que aboguen también por compañeros haitianos que han sido asesinados y asesinadas por instituciones o personas racistas, como el caso de Jean Ricot-Luis, haitiano asesinado por la mafia de las inmobiliarias ilegales”, dicen. 

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Camila Lima, integrante del colectivo Microsesionesnegras
Camila Lima, integrante del colectivo Microsesionesnegras

Esta semana, el Colectivo de Mujeres afrodescendientes Luanda de Arica creó una campaña llamada “Es racismo cuando…” Camila Rivera (32 años), afrodescendiente chilena, señala a nuestro medio que “el objetivo es expresar situaciones racistas que hemos vivido, son prácticas que debemos erradicar y solo podemos hacerlo si las identificamos. El racismo existe en Chile, genera desigualdad y esto aumenta en un contexto de pandemia, debemos hacernos cargo de esta vulneraciones”.

Respecto al asesinato de George Floyd, indica que es una realidad que no se aleja de este territorio. “Es una situación lamentable que nos invita a dialogar cuáles son esas prácticas racistas a las personas que pertenecemos a algún pueblo. Históricamente nuestros cuerpos han sido racializados y han generado múltiples formas de discriminación. Lo que estamos viendo en la discusión actual es cómo visualizamos las acciones racistas cotidianas, prácticas que son diarias, reales, que las encontramos en los medios de comunicación, en los textos educacionales, en el imaginario colectivo, que nos deja a las mujeres negras en una situación relegada”, agrega.

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Camila Rivera afrodescendiente chilena, Colectivo de Mujeres Luanda
Camila Rivera afrodescendiente chilena, Colectivo de Mujeres Luanda

El caso de Joane Florvil

Monise Joseph, tenía 31 años cuando murió esperando atención en la sala de emergencia del Hospital Barros Luco en mayo de 2019. “Nunca llegó un médico, nunca nadie la tomó en cuenta a la señora”, consignó CHV Noticias, un caso que se sumó al de la muerte de Rebeka Pierre, solo una semana antes, quien falleció en un paradero a minutos de ser dada de alta en Cerro Navia. 

En 2017 Louis Fritzner, un trabajador haitiano, fue víctima de una ataque xenofobico siendo acuchillado por un chileno. Ese mismo año, en el mes de agosto, Joane Florvil, ciudadana haitiana, acudió al guardia de la Oficina de Protección de Derechos (OPD) para pedirle que cuidara a su hija mientras ella resolvía un asunto por el robo que había sufrido su pareja, Wilfrid Fidele.

Florvil fue en busca de un traductor dejando a su hija de meses de vida al cuidado del guardia del lugar. Ante ello, los funcionarios municipales decidieron avisar a Carabineros por lo que consideraron “un abandono de menores”. Florvil fue detenida para ser puesta a disposición de los tribunales para formalizarla por el delito. Luego presentó complicaciones de salud, siendo internada en la ex Posta Central. Joane Florvil, murió un mes después y jamás volvió a ver a su hija. 

"La incapacidad de comunicación con Joane Florvil o Monise Joseph, habla de un contexto de profunda xenofobia y racismo hacia personas negras migrantes. Hay una deshumanización de las personas negras, que para muchos, de forma conciente o inconciente, son percibidos como seres inferiores. En este sentido, la falla comunicacional es una que nace desde la cosmovisión racista que a todos se nos enseña a través de los medios de comunicación masivos. Por ejemplo, las narrativas criminalizantes de las personas migrantes empobrecidas, las leyes de migración hiper-burocráticas que tratan a las migrantes como una amenaza a la seguridad interior y como enemigos de la población chilena", comenta Camila Lima del colectivo Microsesiones Negras. 

Extranjero sí, migrante no

"El caso de Joane Florvil hay que pensarlo en la superposición de dimensiones. Mujer en primer lugar. Negra. Pero además haitiana y pobre. No hablaba castellano, la barrera de la lengua. Mal mirada. Es una suerte de condena, una acusación que la coloca en un lugar inferior frente al chileno. Ante alguien que no maneja el idioma, se le castiga. Las más castigadas del campo de las migraciones son las mujeres y por lo tanto, sus hijos. Si una persona se encuentra con algún sueco, italiano, alemán, cuya lengua no habla, no cabe la menor duda que la persona chilena intentará darle las indicaciones, nunca hará lo mismo con una persona de Haití o un afrodescendiente”, señala Tijoux.

La también editora del libro Racismo en Chile: la piel como marca de la inmigración (Editorial Universitaria, 2016) explica que en Chile hay una diferencia cuando se habla de migrantes o extranjeros. “Cuando se habla de migración se entiende o imagina en base a siete países: Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, República Dominicana, Haití y Venezuela. La migración contiene al racismo, porque hacemos una diferencia radical con aquellas personas. Cuando decimos migrantes, ya estamos hablando de racismo. A eso nos referiremos con la diferencia de inmigrante y extranjero”.

Paola Palacios (30 años), vocera de la agrupación Negrocéntrica, señala que la organización está compuesta por mujeres afrodescendientes migrantes y mujeres afrochilenas. “Cuando llegué a vivir aquí es que vi cómo el racismo es muy frontal, la gente te grita cosas en la calle, no se quieren sentar contigo en la micro, en la escuelas cuesta que reciban niños afrodescendientes”.

Respecto a la violencia obstétrica señala que es una de las más recurrentes. "Una compañera cubana cuando fue a parir, llevo una pañoleta que decía ‘Cuba’, para que se dieran cuenta que hablaba español y la trataran mejor. En Chile se dice que no hay racismo porque supuestamente no hay negros, eso es falso, recientemente fue reconocido el  pueblo tribal afrodescendiente”.

“Chile no supo y no sabe tratar a los mapuche, a los aymara... la vida de un negro vale menos cualquier cosa. La televisión chilena es capaz de hablar del asesinato de Geroge Flyod, pero no de Camilo Catrillanca. Identifican al policia de Floyd, pero no al de Camilo. Tampoco la prensa habla de los policías que detuvieron a Joane, le quitaron la vida a una persona migrante. Nos siguen mirando como cosas. La prensa alimenta la odiosidad, como lo hace en el sur del país con el pueblo mapuche y luego justifican que la policía pueda matar “, dice Jean Claude Pierre Paul.

En mayo de este año, la Corte Suprema ratificó la condena contra Municipio de Lo Prado por discriminación contra Joane Florvil, pero rebajó la multa de 20 unidades tributarias mensuales (UTM), equivalentes a casi 1 millón de pesos, a 5 UTM, casi 250 mil pesos.

“Hay que avanzar en condenar el discurso de odio y el racismo, y que las personas recapaciten en torno a sus conductas individuales que perpetúan la estructura racista. A veces como que nos exigen a nosotras educar a la población, y nosotras no tenemos que desarticular algo que nos oprime. Las personas blancas, blanco-mestizas, que se benefician de la estructura racista tienen que empezar a hacer las reflexiones y ceder sus espacios de privilegios”, reflexiona Paola Palacios.



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Comentarios

Comentarios

Gracias por su valiente trabajo Dame otra forma de colaborar. No uso tarjetas de crédito.

Excelente trabajo! gracias

No pueden comprar la violencia que sufre el pueblo afroamericano, que estuvo esclavizado por siglos y que ha sido blanco de brutalidad policial por décadas con lo que experimentan migrantes afrodescendientes en Chile. La policía chilena tiene un historial de brutalidad, tortura, violación y asesinato contra el propio pueblo chileno y en especial contra el pueblo Mapuche. No vengan aquí a tratar de imponer modas extranjeras.

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