Año tras año, Mark Zuckerberg, el magnate fundador de Facebook, se propone una meta para aprender algo nuevo. En enero de este año se planteó realizar una serie de discusiones públicas sobre el futuro de la tecnología en la sociedad y sobre todo, seguir avanzando en el último proyecto de Facebook: leer la mente.
El proyecto fue anunciado en abril de 2017, con la finalidad de construir un dispositivo que permita a las personas escribir tras simplemente imaginar que están hablando. Originalmente, el dispositivo fue presentado con el nombre de Building 8 y su tecnología pretendía crear un sistema capaz de tipear 100 palabras por minuto directamente obtenidas desde el cerebro.
Sin embargo, no hubo grandes resultados, hasta ahora, que un proyecto de la Universidad de California de San Francisco -financiado por Zuckerberg- arrojó como resultado un algoritmo que logró decodificar palabras desde la actividad cerebral y luego traducirlas en tiempo real en un computador. Así lo señala el paper Real-time decoding of question-and-answer speech dialogue using human cortical activity (Decodificación en tiempo real del diálogo pregunta-respuesta usado la actividad cortical humana, en español) del pasado 30 de julio, publicado en la prestigiosa revista Nature, cuyos autores son David A. Moses, Matthew K. Leonard, Joseph G. Makin y Edward F. Chang.
Si bien el proyecto fue presentado como una noble intención de ayudar a personas con parálisis, contiene una serie de conflictos éticos en cuanto a la privacidad de los usuarios.
El más evidente es que una tecnología así, que permite leer la mente, puede borrar la última frontera de la privacidad, que es el pensamiento íntimo de las personas (asociado a la libertad de conciencia). Esto, sumado a técnicas como las del neuromarketing y el big data, puede lleva a manipular el pensamiento a nivel masivo. Un problema futuro, en todo caso, pues el experimento californiano apenas pudo reconocer un set mínimo de palabras, por ahora.
Y es que Facebook tiene mala reputación en esta materia, en tanto ha protagonizado una serie de escándalos relacionados justamente a materias de privacidad en sus breves quince años de existencia.
En marzo de 2018 se hizo público el escándalo de Cambridge Analytica -por The Guardian, The Observer y The New York Times- cuadno se reveló que la compañía de análisis de datos gastó cerca de un millón de dólares para obtener la información de más de 50 millones de usuarios de Facebook y así poder influenciar la decisión de votos para las elecciones de 2016, en las cuales Donald Trump salió electo como presidente de Estados Unidos.
Tan solo un mes y medio después del escándalo y como consecuencia de ello, la empresa que le vendía sus servicios a Trump, se declaró en bancarrota y Zuckerberg fue convocado a declarar ante el Congreso de Estados Unidos.
Este julio, poco más de un año después del escándalo, Facebook llegó a un acuerdo con la Comisión Federal de Comercio (CFC) para pagar una multa de 5.000 millones de dólares. La cifra de la multa es la más alta que ha impuesto la CFC y busca que Facebook reestructure la forma en que maneja la privacidad de sus usuarios.
Sin embargo, a pesar de la histórica multa, el día 12 de julio luego de que se conociera el castigo a Facebook, el precio de sus acciones aumentó a 205,27 dólares, lo más alto en el último año.
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