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Viernes, 19 de Abril de 2024
Perfil (segunda parte)

Marta Harnecker: la educadora de Chile y América Latina en el socialismo

Manuel Salazar Salvo

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Marta Harnecker poco antes de su muerte
Marta Harnecker poco antes de su muerte

La intelectual chilena falleció hace una semana a los 82 años de edad. Se hizo conocida en todo América Latina en 1969 cuando publicó uno de sus libros más exitosos: "Conceptos Elementales del Materialismo Histórico”, obra que ha tenido más de 70 ediciones hasta el día de hoy. Esta es la historia biográfica de quien fue, también, esposa del cubano 'Barbarroja", el encargado de los movimientos guerrilleros en la región.

Admision UDEC

Marta Harnecker conoció a Louis Althusser, el filósofo marxista, en el otoño europeo de 1964, iniciándose entre ellos una gran amistad hasta que el intelectual francés cayó en una profunda depresión y ella decidió regresar a Chile.

Althusser estaba publicando desde 1960 polémicos artículos sobre la juventud de Marx en las revistas francesas La Pensée y La Nouvelle Critique, trabajos que en 1965 fueron reunidos en su libro Pour Marx, publicado por la editorial Masperó. Esos textos conmovieron a los especialistas europeos e hicieron célebre a su autor.

El filósofo recomendó a Marta leer a Marx, empezando por El Capital, y le empezó a contar a la joven chilena sus teorías, entregándole varios de sus trabajos inéditos. Luego la invitó a un seminario sobre otro libro que preparaba -Para leer El Capital- y le presentó a unos de sus buenos amigos: Régis Debray, quien ya había publicado El castrismo: La larga marcha de América Latina.

Muchos amigos y alumnos de Althusser –todos comunistas- derivaron hacia el maoísmo, pero él le contó a Marta por qué no lo hacía: “He permanecido en el partido porque es allí donde está la clase obrera francesa. Ellos -sus amigos y alumnos- son un grupo pequeño burgués y como tal tienden a irse a los extremos.” 

Marta dejó su beca y empezó a trabajar vendiendo tarjetas postales artísticas en una librería del Barrio Latino de París y luego como traductora de algunas obras de Althusser que preparaba la editorial mexicana Siglo XXI. La colaboración con el filósofo francés la dio a conocer como intelectual marxista althusseriana en los medios académicos latinoamericanos en un momento que en había un verdadero esnobismo sobre el filósofo.

Marta estuvo en París en mayo de 1968. No era alumna universitaria cuando desde La Sorbone se transmitían en directo por televisión las discusiones de los estudiantes. Concurrió a las protestas callejeras, pero no participaron sus compañeros de estudios de marxismo porque muchos de ellos estaban trabajando como obreros en diversas fábricas.

El regreso a Chile

Volvió a fines de 1968, cuando arreciaban las reformas universitarias y empezaba a estudiarse el marxismo y asumió como profesora de esa materia en la Universidad Católica. También empezó a investigar sobre esa materia en el Centro de Estudios Socio-Económicos, CESO, de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile. 

Desde Francia escribía artículos con pseudónimo para la revista Punto Final, que ya dirigía Manuel Cabieses, sobre los conceptos elementales del marxismo y en Chile siguió haciéndolo por algún tiempo.

Militó, además, en Ranquil, un partido de izquierda clandestino, donde trabajaba con las bases obreras. Ella lo hizo en el cordón industrial de Cerrillos, incentivando a los trabajadores para que ellos mismos hicieran las tareas políticas y no esperaran que otros las hicieran por ellos. Cuando ganó Salvador Allende se dispersaron y se integraron a la Unidad Popular.

En la campaña presidencial previa, Marta se empezó a especializar en la enseñanza popular. Con sus compañeros de Ranquil elaboraban diaporamas sobre diversos temas que mostraban en industrias, en las plazas de población y en los campos. Los resultados fueron espectaculares porque la gente entendía los temas de inmediato y los dirigentes sindicales se sentían mucho más seguros cuando hacían sus exposiciones. 

Marta periodista

Marta se incorporó al Partido Socialista y se hizo cargo de la Comisión de Formación Política. Al mismo tiempo era profesora de materialismo histórico en la carrera de Sociología de la Universidad de Chile, investigadora de CESO  y, desde mediados de 1972, subdirectora de la recién creada revista semanal Chile Hoy.

A ese medio la llevaron Pío García y Theotônio dos Santos, que eran dos de los fundadores; como director eligieron a José Manuel Quijano, quien hasta ese momento era subdirector de la revista uruguaya Marcha. El Comité Editor era muy pluralista, pero eso duró poco. Llegó a Chile el director de cine Costa-Gavras y dio una entrevista para el primer número donde habló pestes de los países donde imperaban los socialismos reales y el PC abandonó de inmediato el Comité Editorial.

Luego hubo discrepancias con Quijano y terminaron nombrando a Marta como directora, a quien, dada su inexperiencia como periodista, ayudaron muy de cerca José Cayuela, quien era el editor general, Marcela Otero, el uruguayo González Bermejo y Faride Zerán, una joven reportera recién egresada de la Universidad de Chile.

La plantilla de la revista quedó, entonces, dirigida por Marta Harnecker, y el equipo quedó conformado por: José Manuel Quijano, subdirector; José Cayuela, jefe de redacción y editor nacional; Alfonso Varela, editor internacional; Gustavo González, editor económico; Darío Carmona, editor de cultura; Germán Marín, Jorge Modinger, Augusto Olivares, Víctor Vaccaro, Faride Zerán, redactores; y, Armando Cardoso, editor gráfico. El Comité Editor lo formaban Jaime Barrios, Theodonio dos Santos, Pío García, Marta Harnecker y Alberto Martínez.

Marta contó algunos aspectos del trabajo en la revista en la entrevista que le dio a Rodrigo Ruiz ya citada en la primera parte de esta serie

- "La revista duró hasta el golpe se septiembre de 1973. Poco antes, creo que cuando hacíamos la penúltima revista, hicimos un reportaje de cuando el MIR estaba en la zona mapuche. Hubo una cosa que fue muy destacada: los militares habían tomado presa a una dirigente indígena y la habían colgado de un helicóptero. Nosotros sacamos su foto en la portada. Aunque no teníamos al MIR en el consejo editorial, ellos nos ayudaban con información de inteligencia. Llegamos a tener una buena relación, ellos respetaban a nuestra revista. Llegué a ser amiga de Miguel Enríquez, de Nelson Gutiérrez, también de Pascal Allende".

- "De hecho, como nosotros veíamos y discutíamos acerca del golpe que venía, comenzamos a pensar en qué íbamos a hacer con la revista y yo, como militante socialista, hablé con el PS y me dijeron que ellos no tenían condiciones de apoyarla en condiciones de clandestinidad, que pidiéramos apoyo al MIR. Ahí estuve con Pascal Allende preparando las condiciones para la revista en la clandestinidad. Los compañeros del MIR que contacté me dijeron que creían que si venía el golpe los cuarteles se iban a insurreccionar. Eso no pasó, y vino un periodo mucho más crítico de lo que imaginábamos. Entonces me recomendaron salir del país y, como ya era conocida por mi libro, ocuparme de buscar solidaridad".

- "Pero volviendo atrás, cuando hicimos aquel reportaje de la mujer campesina colgada de un helicóptero y anunciábamos que se preparaba el golpe, tuve la visita en la oficina de Chile Hoy de tres generales de la Fuerza Aérea, diciendo que no podía publicar eso, que de dónde había sacado la noticia, buscando intimidarme. Después, cuando vino el golpe, nosotros teníamos en prensa una entrevista a un marinero que decía: 'Sí viene el golpe, y si Allende nos llama a sublevarnos, nosotros obedeceríamos a Allende´".

- "Me acuerdo que cuando hicimos un reportaje sobre el cobre, cuando muchos mineros estaban en contra de la Unidad Popular, nos fuimos a preguntarles a los trabajadores demócrata cristianos por qué estaban en contra y ellos tenían algunos argumentos en los que consideramos que ellos tenían la razón. En vista de eso hablamos con Jorge Arrate, que en ese momento era el presidente de Codelco, le contamos que teníamos este material y que nos parecía muy importante divulgarlo. Él se entusiasmó con la idea. En ese momento se pensó en un tiraje de 20.000 ejemplares. ¿Por qué divulgarlo? Mi visión era que podría ser un puente para que la contradicción entre los trabajadores pro-Allende y los que estaban en contra pudiese resolverse. Nos parecía que si nosotros reconocíamos que sectores que estaban opuestos al proceso tenían la razón en algunos puntos concretos, eso los iba a predisponer positivamente. Pero cuando publicamos ese número con un editorial explicando estas cuestiones, Jorge Arrate se disgustó y decidió parar el número. No se distribuyó. No hubo acuerdo, esa es mi opinión, a lo mejor Jorge tiene otra. Se hizo un tiraje enorme, tres veces más grande de lo regular, pero la revista no se repartió en quioscos, quedó guardada".

Marta y la gente de Chile Hoy también trabajaron con Patricio Guzmán en la producción del documental La batalla de Chile. Más tarde, ella y José Cayuela ayudaron en el montaje que se hizo en Cuba. Éste último, que hoy vive en Isla Negra, se quedó con Marta en La Habana dos años colaborando en el boletín Chile Informativo.

Las cartillas populares

Mientras, en CESO, Marta hizo cartillas para ayudar a la gente a defenderse de la propaganda de la derecha que decía que el gobierno comunista les iba a quitar las cosas, que iban a perder la libertad, que iban a mandar a los niños a la Unión Soviética, que se iba a acabar la democracia, etcétera. Se hicieron las cartillas: Democracia ¿para quién?Libertad ¿para quién?; Medios de producción y medios de consumo. Unos dibujantes, Palomo y su grupo, decidieron ponerles dibujos y se creó una revista en Quimantú que se llamaba La Firme, donde se explicaban la nacionalización del cobre y otras medidas del gobierno con el sistema de combinar textos y dibujos. 

Luego hizo los Cuadernos de Educación Popular, unos pequeños libros escritos para explicar en forma muy sencilla una serie de conceptos del marxismo a personas sin formación académica. Se produjeron dos series: la primera, de siete libritos, explicaba qué es la sociedad, su composición social y hacia donde conducía su cambio y llevaba el nombre de ¿Qué es el socialismo? La segunda, de cinco, fue titulada: ¿Cómo luchar por el socialismo? y se refería a conceptos políticos como partido, estrategia y táctica, alianzas y otros.

Aquel esfuerzo pedagógico tuvo una enorme difusión no sólo en América Latina, sino en Europa y África. También en diversos países de Europa.

El golpe de Estado

Marta preparó varias casas de seguridad para refugiarse en caso de un golpe, pero estaban demasiado lejos y el martes 11 junto al personal de Chile Hoy se quedó en el céntrico departamento de un periodista, a escasas cuadras de La Moneda. De ahí un breve paso por su departamento y luego a la casa de unos amigos españoles y más tarde a la casa desierta de una prima. Enseguida a la casa del embajador de Venezuela donde también estaban Víctor Pey, Jacques Chonchol, Gabriela Uribe y Paulina Viollier, la esposa de Carlos Altamirano, entre otras personas. Estuvo allí hasta febrero de 1974 cuando salió rumbo a Cuba.

Marta se había enamorado del cubano Manuel Piñeiro en 1972 durante uno de sus viajes a La Habana. Allí iniciaron un apasionado romance, pese a que Piñeiro le contó que estaba casado y tenía un hijo. Le prometió sí que hablaría con su esposa al respecto, pero no lo hizo hasta varios años después.

Piñeiro, alias Barbarroja, fue uno de los comandantes de la revolución cubana y luego de la victoria en 1959 fue nombrado jefe de los servicios de inteligencia. En 1975 le encargaron dirigir el Departamento América, responsable de las operaciones cubanas de inteligencia en toda América Latina. Murió en un accidente automovilístico en marzo de 1998 a los 64 años de edad.

Con Marta se casaron a mediados de los años 70’ y tuvieron una hija, Camila Piñeiro Hackerner.

Tras llegar a La Habana, Marta, junto a Marcela Otero y otros periodistas, creó el boletín Chile Informativo que más tarde, con el apoyo del médico Danilo Bartulín, se distribuyó también en México.

Poco después puso en Marcha el Centro Memoria Popular Latinoamericana, MEPLA, orientado a mantener y difundir la memoria histórica de los movimientos populares de América Latina, donde le prestó una valiosa ayuda Grete Weinmann, la viuda de Edgardo Enríquez, dirigente del MIR asesinado en Argentina durante la Operación Cóndor.

Los primero contactos de Marta con Venezuela los tuvo en 1976 y sólo se intensificaron en 2002 cuando viajó a Caracas para entrevistar a Hugo Chávez en varias sesiones que sumaron más de 18 horas.

Poco después el gobernante venezolano la invitó a que colaborara con él, pero ella había empezado una relación afectiva con Michael Lebowitz, que estaba haciendo clases en Canadá. Sólo en 2004 pudo trasladarse con Mike a Caracas y comenzó a ayudar a Chávez en diferentes materias.

Marta lo asesoraba especialmente en materias comunicacionales en temas cómo dirigirse a los venezolanos y organizarlos para conseguir que ellos colaboraran. Eso terminó en 2011 cuando ella y Mike se fueron del país hacia Canadá en 2011, pero siempre ambos siguieron escribiendo y tratando de ayudar a Chávez.

En ese país siguió viajando a dictar charlas y conferencias en diversos países hasta que le diagnosticaron un tumor cerebral que la llevó a la muerte hace algunos días. Escribió 82 libros en su vida, distribuidos en todo el mundo y se transformó en una de la autoras que más libro vendió y sigue vendiendo en todo el mundo.

Todos los libros de Marta Harnecker están disponibles en Rebelión.

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