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Jueves, 18 de Abril de 2024
[Jueves de medios]

Matrimonio igualitario ¿El pasaporte para oponerse a todo lo demás?

Marcos Ortiz F., director de Ojo del Medio (@ojodelmedio)

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El día de la cuenta pública en que Piñera anunció respaldo a matrimonio igualitario
El día de la cuenta pública en que Piñera anunció respaldo a matrimonio igualitario

Un análisis de los editoriales de los principales periódicos -en especial, La Tercera- lleva a preguntarse si es que el apoyo a la medida no es un modo de liberar algo de energía y así mantener a raya otras causas.

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El inesperado apoyo de Sebastián Piñera al matrimonio igualitario hizo despertar a muchos del letargo en el que se había convertido su última cuenta pública. El anuncio, que remeció a progresistas y conservadores, sirvió también para sacudir de la monotonía a los editoriales de la prensa chilena, textos predecibles por su acérrima defensa del status quo y los intereses económicos de los principales grupos de poder.

Fue el caso del texto publicado por La Tercera pocas horas después del discurso. En él, y bajo el título de El país ya está preparado para aprobar el matrimonio igualitario, el diario del grupo Copesa argumentó que “Chile ha experimentado profundos cambios culturales en la última década”. Para justificar el punto, el texto aludió a “diversos estudios de opinión”, los que señalan que más de un 70% de la ciudadanía apoya una ley de este tipo.

La posición de La Tercera no pasó inadvertida. El académico de la UDP Andrés Scherman, por ejemplo, se cuestionó si este repentino apoyo a una ley que tanta oposición ha generado en ciertas esferas conservadoras no respondía más bien a una bandera blanca enarbolada tras una derrota en la batalla de las ideas. “Hoy matrimonio igualitario en La Tercera. Ayer: fin de los senadores designados, de hijos ilegítimos, divorcio, alza de impuestos a las empresas y así. ¿Bendición o resignación de la elite?”, escribió en Twitter. Con similar dosis de ironía lo recibió su colega Claudio Fuentes: “Había que estar ‘pre-pa-ra-do’, ahhh”, tuiteó de vuelta el investigador.

Lo que mueve la brújula al interior de los consejos editoriales no son convicciones profundas sino apenas cálculos e intereses mezquinos de sus accionistas. Si ceder en el matrimonio igualitario permite liberar algo de energía para mantener a raya otras causas, entonces que así sea.

La argumentación esgrimida por el inesperado editorial –cambios culturales y apoyo popular en encuestas– bien podría utilizarse para una serie de temas sobre los cuales la prensa tradicional chilena se ha mostrado consistentemente en contra. La disminución de las barreras de entrada para candidatos independientes en las elecciones parlamentarias de fin de año es uno de los más evidentes. La Tercera se manifestó en contra en su edición del 26 de mayo, mientras que El Mercurio hizo lo propio apenas unos días antes. Entre ambos argumentaron que las medidas establecidas para la Convención Constitucional “no son apropiadas para el funcionamiento permanente de la democracia”, y que una medida de este tipo podría afectar “la gobernabilidad”.

¿No estamos entonces “preparados” como país para incorporar más independientes en el Congreso? ¿O es sencillamente que una idea de este tipo redistribuye el poder de una manera que incomoda a los consejos editoriales de nuestra prensa? ¿Qué mecanismo define cuándo el país logra el nivel de madurez necesario para contar con una ley largamente ambicionada por su ciudadanía? Aparentemente, hay quienes no logran procesar todavía la diversidad presente en la Convención y menos aún la avalancha de demandas pendientes que dejó en evidencia el estallido.

Pocos días después de su apoyo al matrimonio igualitario, La Tercera publicó una extensa encuesta que reveló que el 91% de los chilenos está a favor de que en las elecciones de noviembre “se permita incluir listas de independientes”. El apoyo a la idea –transversal en términos etarios y que concita la aprobación del 80% de los consultados de derecha– quedó relegado hacia el final del reportaje y no fue abordado posteriormente con la profundidad que una medida con ese nivel de adhesión ameritaría. La ciudadanía parece entonces sí estar preparada.

¿En qué momento se decide abrir una pequeña puerta de la represa para que la presión del agua contenida por años no termine por derrumbar el dique completo? Porque eso es lo que parece haber pasado con el visto bueno al matrimonio igualitario, una demanda justa impulsada por agrupaciones corajudas y que lleva décadas congregando a miles de personas en las calles. Lo que mueve la brújula al interior de los consejos editoriales no son convicciones profundas sino apenas cálculos e intereses mezquinos de sus accionistas. Si ceder en el matrimonio igualitario permite liberar algo de energía para mantener a raya otras causas, entonces que así sea.

El apoyo a una ley de matrimonio igualitario de La Tercera parece explicarse por el hecho de que su aprobación no toca los bolsillos de la jefatura.

En plena crisis sanitaria, La Tercera ya ha abogado primero por la necesidad de un pasaporte verde y luego por la pertinencia de un pase de movilidad, ambas medidas muy cuestionadas por expertos de salud, pero celebradas por agrupaciones como la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC). En otras palabras, la postura del diario de la familia Saieh –dueña de bancos, supermercados, centros comerciales y hoteles– se alinea con la de quienes priorizan la recuperación económica a toda costa.

Solo así se explica que hayan estado en contra de decretar feriados irrenunciables los días de la megaelección de constituyentes, a favor de retomar las clases presenciales mientras los contagios por Covid arreciaban, en contra de los retiros de fondos de pensiones que dieron un alivio a millones de personas, en contra del royalty minero que busca gravar a grandes transnacionales, en contra de la anulación de la polémica Ley de Pesca, y en contra del impuesto a las grandes fortunas, medida apoyada por el 82,9% de la ciudadanía según Activa.

A la luz de lo ocurrido, el apoyo a una ley de matrimonio igualitario parece explicarse por el hecho de que su aprobación no toca los bolsillos de la jefatura. Enarbolar la bandera del arcoíris –aunque moleste al generoso puñado de columnistas estables de Libertad y Desarrollo– es preferible a tener que ceder en aspectos fundacionales de un modelo de desarrollo que ha permitido a los dueños de Copesa ser la sexta fortuna del país.

Chile ha demostrado con creces “estar preparado” para una serie de cambios que llevan demasiadas décadas juntando polvo en carpetas. Son las élites –entre ellas, los consejos editoriales de nuestra prensa– quienes parecen no estarlo.

Marcos Ortiz F., es director de Ojo del Medio.

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