Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Viernes, 19 de Abril de 2024
Entrevista

Pairican: "La autodeterminación es el derecho más importante para la nación mapuche"

Paula Huenchumil J.

unknown.jpg

Fernando Pairican
Fernando Pairican

El historiador Fernando Pairican defiende la idea de la ocupación territorial como un mecanismo de lucha para la defensa de los derechos indígenas, y critica que toda la política de tierras sea a través de los títulos de merced, los que consagraron la ocupación del Wallmapu. Sobre una posible Asamblea Plurinacional cree que no resuelve las demandas, pero sí permitiría avanzar.

Admision UDEC

Fernando Pairican Padilla (35), doctor en Historia de la Universidad de Santiago, sostiene que una posible Convención Constituyente plurinacional no resuelve las demandas del pueblo mapuche, pero sí permitiría avanzar en lo que cataloga como derechos fundamentales, siendo la autodeterminación el más importante. “El pueblo mapuche era un pueblo libre hasta la ocupación de la Araucanía, es decir,  tiene una historia que acompaña a esa demanda para poder legitimarla”, explica.

En conversación con INTERFERENCIA el académico mapuche, autor del libro Malón. La rebelión del movimiento mapuche. 1990-2013 (Pehuén, 2014) y La Biografía de Matías Catrileo (Pehuén, 2017), cree que un Estado Plurinacional le permitiría a la sociedad chilena “abrir los campos mentales y conceptuales, dejar de pensarse monocultural tanto en lo político, social y económico”.

Para Pairican, quien también dirige la colección de pensamiento mapuche contemporáneo de Pehuén Editores, en Chile hay una institucionalidad que consagró la usurpación territorial y la colonización del territorio mapuche que se mantiene hasta hoy, por ejemplo, a través de los títulos de merced. “Yo te ocupo y legalmente te entrego esto. Sobre esa legalidad del colonialismo es que los chilenos siguieron usurpando territorio”.

- Tras el cierre de la Comisión Técnica no está claro de qué manera una posible nueva Constitución resguardará los derechos de los pueblos indígenas y del pueblo tribal afrodescendiente ¿Cómo ve este escenario?

- Lo que planteaban los dirigentes en el Wallmapu es que hay una posibilidad de domesticación y pérdida de los avances de los derechos fundamentales de los pueblos originarios. Creo que existirá un nuevo tipo de hegemonía cultural y política en que nos van a decir que ya hay una nueva Constitución, que hay un avance y, por lo tanto, se va a reactualizar ese racismo que yo he escuchado en los últimos diez años, en que los mapuche éramos porfiados porque no nos contentamos con nada.

Avecino que habrá una nueva legitimidad política desde el Estado en la que los mapuche vamos a tener que readecuar toda una estrategia política para volver a continuar avanzando en el proceso de descolonización y de liberación nacional mapuche. 

- ¿Cree que una Asamblea Constituyente Plurinacional resuelve de alguna forma las demandas del pueblo mapuche?

- No, pero permitirá avanzar en torno de los derechos fundamentales. Pondría el acento en la diversidad y no en la homogeneidad. Esa asamblea plurinacional permitiría avanzar hacia una una Constitución plurinacional y por lo tanto resquebrajar este orden hegemónico que se sobrepone lo chileno por lo indígena. Empezar a avanzar lentamente hacia una transición, que sería la interculturalidad para poder conquistar los derechos fundamentales. En ese escenario se puede avanzar y hacer entender a la población lo que significa la autodeterminación como un derecho de la nación mapuche.

- ¿Cuáles son estos derechos fundamentales a los que se refiere? 

- La autodeterminación es el derecho más importante, como el derecho a decidir en lo económico, político y social de un territorio que te determine, en el entendimiento que el pueblo mapuche era un pueblo libre hasta la ocupación de la Araucanía. Es decir,  tiene una historia que acompaña a esa demanda para poder legitimarla.

Desde el Estado ha existido un colonialismo hacia territorio mapuche. Ha habido todo un proceso de usurpación del territorio, un desmedro de la propiedad de la tierra mapuche. En ese escenario creo que es legítimo el proceso mapuche de una recuperación de territorio, para poder ejercer y construir la soberanía territorial suspendida, como dice el libro Escucha Winka.

- En un escenario hipotético ¿qué cree que significaría para Chile conseguir una Asamblea Plurinacional?

- Sería abrir los campos mentales y conceptuales de la población no indígena, dejar de pensarse monocultural tanto en lo político, social y económico. La población indígena tiende a ser más intercultural, desde los tiempos previos a la ocupación de la Araucanía, no había problemas en incorporar elementos de la sociedad no indígena, como el caballo, el proceso de mapuchización de este animal, al punto que es un elemento fundamental en un nguillatun, como agradecimiento porque se convirtió en una fuerza de trabajo, en una fuente de movilización, de alimentación y acompañamiento de la sociedad mapuche. Es un animal externo de la sociedad mapuche que logra estar en su núcleo.

- ¿Qué significa en la práctica la autodeterminación?

- En sí la autodeterminación sería la creación de un estado propio, es decir, crear una nación independiente. Ha habido casos de autodeterminación, en el 60 en África, en Medio Oriente, luego en el fin de la Guerra Fría también hubo etapas de autodeterminación, lo que se llamó la balcanización, en el marco de las naciones que pertenecía a la antigua Unión Soviética. 

Pero no se está construyendo un discurso nacionalista en el caso mapuche. Jamás se ha sostenido ni una guerra de secesión, ni la utilización de un ejército para eso, sino que se ha jugado dentro de la variable de la política. Por eso creo que el movimiento mapuche es altamente democratizador y democratizante, porque lo que ocupa es una resistencia, una lucha de los derechos civiles. Ocupa mecanismos dentro del liberalismo chileno para poder avanzar en torno a los derechos fundamentales, incluso la utilización de la violencia política no es contra personas, es contra propiedad, contra maquinaria. 

El caso Luchinsger-Mackay, si fuese así, sería una excepción, no la regla del movimiento mapuche. El movimiento mapuche no se ha abierto al exterminio de seres humanos, eso no es cierto. Es un movimiento de derechos civiles y en ese contexto hay que avanzar hacia la autodeterminación ¿Qué hay? Controles territoriales. Es un interesante laboratorio de autonomía que el movimiento mapuche ha creado, eso lo diferencia de otros casos de América Latina. No creo que estemos en la idea de comunidades zapatistas, estamos lejos de aquello, pero es una experiencia interesante para poder fortalecer esa idea de que el control territorial sí es una política emanada desde el movimiento mapuche, desde abajo, que debería ser escuchada por otros actores políticos.

- Comentó que la recuperación territorial es un proceso legítimo ¿por qué?

- Porque en Chile hay una institucionalidad que consagró la usurpación territorial y la colonización del territorio mapuche. Y hoy lo que se puede luchar a través de vía Conadi [Corporación Nacional de Desarrollo Indígena] son las tierras entregadas post títulos de merced.

En sí mismos los títulos de merced son el documento legal de la ocupación del Wallmapu. “Yo te ocupo y legalmente te entrego esto”. Sobre esa legalidad del colonialismo es que los chilenos siguieron usurpando territorio, y eso es lo que los mapuche levantaron como primera etapa de demanda en torno a revisar los títulos de reducción.

- Mencionó que los títulos de merced son el documento legal de la ocupación Araucanía, ¿por qué? 

- En Arauco responde a un concepto bastante colonial y que habla de la élite que estaba en el Bío Bío. Es la que se forja en Isla Laja, que son militares. Son quienes llegan a la frontera como parte de las Reformas Borbónicas del siglo XVIII, con Ambrosio O’Higgins. Ese territorio tiene la idea de la merced como una entrega de tierras a los súbditos y vasallos del rey.

Bajo la República chilena, como son ellos mismos los que van a construirla, O’Higgins, Prieto, Bulnes y hasta Montt, van a continuar con esa política española de los títulos de merced, a diferencia de lo que va a hacerse a partir de 1868.

En el caso de Cautín ese título de merced se le va a denominar reducción en la lógica norteamericana, que es lo que miraban como experiencia.

Son dos experiencias políticas; una de continuidad, otra nueva de cambio, pero ambas terminan creando un laboratorio de colonialismo tan particular en Chile en que se rige a lo indígena por el consenso y por la coerción. Entonces yo incorporo sujetos indígenas al modelo, puedo aceptar la reducción, ponerle nombre de cacique Colipi, aceptar profesora mapuche, incluso que lleguen a ser ministros como Coñepan, siempre que se muevan dentro de las normativas que el Estado colonial están demarcando. Ahí podemos hacer algunos consensos.

¿Pero al otro actor mapuche, al que se levantó contra el Estado chileno, al que evitó que el Estado colonial pudiese asentarse y todavía lo impide en su magnitud? A ese le llamamos indio, lo deshumanizamos. A ese mapuche es viable quemarle la ruca y todas esas atrocidades que nos viene a dar la memoria oral a partir de 1900 o los escritos de Tomás Guevara.

-¿Hay alguna medida particular que pueda emprenderse para ese actor mapuche que se levanta contra el Estado chileno?

- Llevándolo al presente, al mapuche que osa a levantarse en contra la República chilena se le aplican leyes como la Ley Antiterrorista. Hay una continuidad de este laboratorio de política indígena que el Estado chileno ha creado desde el siglo XIX, pero se va reactulizando según el contexto político. Pasaste del indio, al flojo y al borracho del siglo XX, y hoy al terrorista. 

Hay una criminalización que solo se entienden acá, “es que los mapuche queman camiones”. En Nueva Zelanda te dirían que es solo una máquina. La aplicación del concepto terrorista al movimiento mapuche actual, se entrecruza con esta idea de la derecha chilena de que lo mapuche lo asocian a la izquierda y la subversión. Entonces tienes un racismo muy particular, porque es un racismo militar, pero además de una derecha pinochetista, con subjetividades. Ahí se levanta el discurso que el mundo mapuche es porfiado, es terrorista, que quemar camiones es terrorista.

Le pones derechos humanos a un camión.

La derecha tiene la capacidad de despolitizar los conceptos altamente políticos de transformación. Entonces la propiedad privada se plantea como un derecho humano o nivelado a eso. Ahí es cuando creo que la derecha y la Concertación o Nueva Mayoría se equivocan en el análisis de lo que son los derechos. Como la construcción de Estado ha colocado al mapuche como indio y lo ha deshumanizado de forma permanente, la resistencia del mundo winka de la Araucanía es subir los niveles de coerción a partir de la despolitización, planteando la propiedad privada como un derecho más importante que el ser humano. Una distorsión preocupante.

- ¿Por qué cree que existe tanta oposición desde la derecha cuando se habla de plurinacionalidad?

- Porque la derecha chilena le teme a la democratización de la sociedad. Chile no es un país que se caracterice por ser los paladines de la democracia en América Latina. Al contrario, es un país que solo por el levantamiento de los movimiento obreros del 20 permite que existan leyes que hoy tenemos. O por ejemplo, por la lucha de las personas en situación de no tener casa, es por lo que se logró el nacimiento de poblaciones que se consagran con el Gobierno de Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende.

Lo que quiero decir es que este país, al ser conducido por esta élite, que todo lo social lo ve como enemigo, ve también a los derechos indígenas como enemigos. Quizás comparten alguna idea de los escaños reservados, pero es porque estarían tutelados por los partidos coloniales. Es decir, ya la derecha chilena tiene super claro quiénes son sus representantes. Como el peñi abogado Richard Caifal (recientemente nombrado Gobernandor de Cautín) lo están mostrando en ejercicio, para que sea constituyente u otros que estén en el escenario político. 

- ¿Cómo cree que debería funcionar la representatividad si de dan cupos a personas indígenas?

- Es difícil, porque la legalidad la tiene estructurada la vieja clase política. A mí me parece que debería darse un espacio a los movimientos sociales para que puedan ser actores representativos y políticamente diferentes. Así se podría avanzar hacia una democratización.

Lo que quizás se de es que los partidos colonialistas abran cupos para poder incorporarse en la Constituyente, pero qué dirigente va a querer quemar su identidad política o trayectoria para poder vigorizar justamente estos partidos cuestionados por los movimientos sociales. Las decisiones siempre serán políticas y serán cuestionadas o favorecidas el día de mañana por la nuevas generaciones. Cada decisión será clave para el futuro.

- ¿Cree que ha cambiado un poco estos estereotipos tras los días de protestas?

- Hay un reconocimiento. Si uno toma la bandera wenufoye como el símbolo de las manifestaciones sociales, incluso pusieron un rewe en la Plaza de la Dignidad. Uno puede decir que desde abajo hay una sociedad que se está forjando en la plurinacionalidad y que lo indígena no le es desconcertante con lo chileno. El punto es que si no logramos llegar a los derechos claves políticos, esos actos van a quedar como una moda pasajera o como un emblema que representó un movimiento social en algún momento. No lo veo así, creo que hay un alto respeto a la sociedad mapuche. 

Habría que incluso analizar de los que están en primera línea cuántos son mapuche, porque son muchos de sectores populares y buena parte de los mapuche viven en sectores populares y son parte de las barras bravas también. Hay que analizar este movimiento social desde la impronta étnica y cuánto de lo mapuche está presente ahí, en la conquista de la Plaza Italia.

Con el movimiento social ha surgido el estereotipo del guerrero, sobre todo en la lucha de la Plaza Italia, y si uno lo contextualiza con la lucha feminista que se esta llevando en Chile, es bastante patriarcal el estereotipo. Es un estereotipo que le cae muy bien a la cultura chilena de un país que ha sido construido por militares y que los refundadores del país chileno han sido militares, Bulnes, Ibañez, Pinochet. La élite chilena es conquistadora, que se expande al sur, que ocupa la violencia contra su propio pueblo en la protestas sociales desde 1900 en adelante, que bombardea gobiernos populares, que se expande hacia el norte y que conquista territorios de Perú y Bolivia. 

La historia mapuche es de resistencia, de evitar que lo español se expanda más allá del Bío Bío, de evitar que se pierdan las tierras. Se está reponiendo esa idea del guerrero. 

Pero en el sur, sobre todo en Cautín, está el estereotipo del mapuche como flojo y terrorista. El racismo se reactualiza a medida que la estructura va cambiando. Hay nuevos tipos de racismo, como el racismo sexual, en el caso rapanui, vistos como hombres y mujeres hipersexualizados, vistos como exotismos desde la sociedad no indígena. 



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.



Los Más

Comentarios

Comentarios

Excelente artículo

Interferencia, en mi opinión es un buen diario con excelentes reportaje además de que sus noticias se separan bastante de las noticias de los demás formatos de comunicación a los cuales uno está ya mal acostumbrados.

Añadir nuevo comentario