El Himalaya puede verse desde ciertas partes de la India por primera vez en décadas por la reducción de la contaminación. En Venecia, las aguas de los canales están cristalinas. En Madrid, se ha reducido sustancialmente la contaminación atmosférica, al igual que en varias partes de China y en el norte de Italia.
Es así que el canal de televisión estadounidense National Geographic indicó que el planeta tierra ha sido el principal beneficiado desde que sigue avanzando la pandemia. “Las cuarentenas frente al coronavirus causan estragos en la economía, pero beneficia al medio ambiente”. Además, habla sobre cómo la “fauna salvaje reconquista las ciudades, la naturaleza parece querer recuperar el espacio perdido”.
Esta es tal vez la única consecuencia positiva que acarrea el coronavirus, pandemia que ya registra más de un millón ochocientos casos y que ha cobrado la vida de 112.000 personas en todo el mundo.
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Sin embargo, las buenas noticias atmosféricas no han llegado a Chile. Santiago es una de las excepciones, la capital de Chile no solo ha mantenido la contaminación atmosférica, sino que la ha aumentado.
Esto se desprende de las cifras arrojadas por la investigadora Elena Sánchez García del grupo Land and Atmosphere Remote Sensing (LARS-UPV) del Centro de Tecnologías Físicas de la Universitat Politècnica de València, cuyo análisis ha sido entregado en exclusiva a INTERFERENCIA.
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A diferencia de lo que LARS-UPV ha podido constatar en otras partes del mundo, donde han bajado significativamente los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) -uno de los principales responsables de la contaminación del aire- en Santiago ha ocurrido lo contrario. Pese a las medidas de cuarentena decretadas por comunas desde el 26 de marzo, la ciudad continúa experimentando elevados niveles de contaminación atmosférica, aumentando incluso en un 25,5%. En tanto, Temuco -otra ciudad altamente contaminada- los números son un poco más amables, pues la crecida es de un 2,9%, pero sin que se registre ningún descenso.
La investigación ha sido realizada con anterioridad en diferentes ciudades del mundo, concitando la atención de la prensa europea, a través de un mapeo que se realiza con satélites europeos, los que a través de rayos infrarrojos detectan sus niveles de contaminación. De tal modo, Sánchez utilizó las imágenes satelitales de la misión Sentinel-5P del programa Copernicus de la Agencia Espacial Europea (ESA), durante los periodos 6-16 de marzo, 17-26 de marzo y del 27 de marzo al 11 de abril para los casos de Santiago y Temuco, que es el periodo en que se declaró la epidemia en Chile.
Indagando en el NO2
“El NO2 es un gas que tiene una vida corta, por eso se puede analizar localmente. En el caso de España se debía mucho a la combustión de los coches, entonces aquí se redujo muchísimo, además se paralizaron las industrias. En el caso de Chile, no ha existido un confinamiento total y hay medidas pocos restrictivas”, explica la investigadora del Centro de Tecnologías Físicas de la UPV, quien de todas maneras señala que hay diferencias de la geografía física que pueden incidir.
El sitio web Aire Chile define contaminación atmosférica como, “la presencia de contaminantes en la atmósfera, tales como polvo, gases o humo en cantidades y durante períodos de tiempo tales que resultan dañinos para los seres humanos, la vida silvestre y la propiedad. Estos contaminantes pueden ser de origen natural o producidos por el hombre directa o indirectamente”.
El dióxido de nitrógeno es un gas de efecto invernadero que se toma como proxy para medir los niveles de contaminación de muchas sustancias que emiten los vehículos a motor, como el dióxido y monóxido de carbono, los óxidos de azufre o partículas en suspensión. Además, la exposición continuada a espacios que contienen niveles de dióxido de nitrógeno afecta a las vías respiratorias y puede agravar enfermedades cardiovasculares.
Estos datos aparecen luego de que durante la primera semana de abril algunos medios de comunicación, como La Tercera o El Mostrador, publicaron que Santiago había reducido su contaminación hasta en un 58%, conforme lo indican las estaciones de monitoreo de la capital, en comparación con el mismo periodo, pero en el año 2019.
En cambio, los datos de LARS-UPV consideran la progresión del indicador en términos sincrónicos durante el periodo de transcurso de la epidemia, desde que se declara hasta el sábado pasado 11 de abril.
Temuco: El riesgo del Covid-19 aumenta en una de las ciudades más contaminadas
En los últimos años las ciudades de Temuco y Padre Las Casas, en la región de La Araucanía han liderado las cifras de mala calidad del aire y suelen presentar altos índices de contaminación en esta época.
El mismo estudio de la Universitat Politècnica de València, indica que también ha habido un aumento de contaminación atmosférica de un 2,9%, en Temuco, pese a que desde el sábado 28 de marzo se decretó la cuarentena total y el cordón sanitario.
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Un artículo publicado por Emol habla sobre el impacto que podría tener la contaminación atmosférica en el auge del covid-19 en ciudades como Temuco.
La publicación informa que una investigación de la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard dada a conocer en The New York Times, “indica que los pacientes con coronavirus que viven en áreas con altos niveles de contaminación del aire en EE.UU. -antes de la pandemia- tienen más probabilidades de morir por la infección que los que habitan en partes más limpias”.
“Hay muchas ciudades en Chile con altos índices de contaminación atmosférica, y podría darse también está relación, poniendo en un riesgo mayor a sus habitantes. Temuco, Coyhaique están entre esas ciudades contaminadas. Entrando ya al invierno podría ser un factor detonador de mayor mortalidad por Covid-19", señaló al mismo medio el director del Programa de Sustentabilidad de la UTEM, Óscar Mercado.
Este escenario ya lo advertía María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS quien en octubre de 2019 dijo que “la calidad del aire mata cada año a siete millones de personas”. Igualmente la entidad desde 2015 señala que “en la actualidad hay pocos riesgos que afecten tanto a la salud en el mundo como la contaminación atmosférica”.
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