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Jueves, 18 de Abril de 2024
Estudios de música

¿Por qué las canciones pop se están haciendo cada vez más tristes?

Ricardo Martínez

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La escultura LOVE de Robert Indiana, de 1970.
La escultura LOVE de Robert Indiana, de 1970.

En un artículo reciente para AEON, Alberto Acerbi y Charlotte Brand, sostienen que, "las canciones populares en inglés se han vuelto más negativas. El uso de palabras relacionadas con las emociones negativas ha aumentado en más de un tercio"

Admision UDEC

Había una época en las que las canciones pop eran básicamente un dechado de felicidad, las doradas eras de los 50 y los 60, desde las girly-groups hasta el sunshine pop. Abundaban las letras (lyrics) que hablaban de amores playeros veraniegos, parejas rodando por las colinas o explosiones de corazones que no solo dieron paso la famosa escultura “LOVE” de Robert Indiana en 1970, sino que también al "I ♡ NY" de mediados de aquella década, para promocionar a la ciudad estadounidense.

Y no solo en los Estados Unidos y en la música anglo, sino que también, y como de rebote, en Chile y en la Nueva Ola.

De a poco todo se fue como oscureciendo, y hoy predominan otras emociones en las letras de las canciones, aquellas asociadas a la tristeza, pero sobre todo al odio.

En un artículo sumamente reciente para AEON, Alberto Acerbi y Charlotte Brand, sostienen que, "las canciones populares en inglés se han vuelto más negativas. El uso de palabras relacionadas con las emociones negativas ha aumentado en más de un tercio. Tomemos el ejemplo del conjunto de datos de Billboard. Si suponemos un promedio de 300 palabras por canción, cada año hay 30,000 palabras en las letras de los 100 mejores éxitos. En 1965, alrededor de 450 de estas palabras se asociaron con emociones negativas, mientras que en 2015 su número fue superior a 700".

"Mientras tanto, las palabras asociadas con emociones positivas disminuyeron en el mismo período de tiempo. Había más de 1,750 palabras de emoción positiva en las canciones de 1965, y solo alrededor de 1,150 en 2015. Observe que, en número absoluto, siempre hay más palabras asociadas con emociones positivas que palabras asociadas con palabras negativas. Esta es una característica universal del lenguaje humano, también conocida como el principio de Pollyanna (de la protagonista impecablemente optimista de la novela homónima), y difícilmente esperaríamos que esto revierta: lo que importa, sin embargo, es la dirección de las tendencias”.

Análisis de sentimientos

Para calcular las palabras asociadas a emociones positivas y negativas, Acerbi y Brand realizaron lo que en Lingüística Computacional se conoce como sentiment analysis ("análisis de sentimientos"), que es una técnica que permite descubrir la emoción dominante en un texto. Para ello se utiliza un procedimiento denominado de "bolsa de palabras" (bag of words) donde se dispone de un listado de palabras tanto positivas ("amor", "alegría", "felicidad"), como negativas ("dolor", "odio", "vergüenza"). Esta técnica suele tener buenos resultados si se compara con clasificaciones manuales de los textos.

Lo que tomaron en consideración fueron las letras (lyrics) de todas las canciones en inglés que terminaron en el Hot 100 anual del Billboard desde 1965 hasta 2015, partiendo con los Rolling Stones y acabando con Mark Ronson –lo que totaliza un millón y medio de palabras– y llegaron a los resultados expresados arriba: las canciones se han ido oscureciendo progresivamente conforme transcurren las décadas.

Una luz en la oscuridad

¿Cómo explicar estos cambios?

Los autores sostienen que todo análisis de Big Data precisa de una Big Theory ("Gran Teoría") para interpretarse, y que en este caso la teoría a la que se debe echar mano es aquella de la evolución cultural. La cultura evoluciona tal como lo hace la biología y hay, darwinianamente, disposiciones que resultan más exitosas que otras en contextos y épocas determinadas.

Acerbi y Brand, entonces testearon si podía haber sesgos o tendencias que explicaran la tendencia al oscurecimiento de las letras, y probaron con tres modelos. El primero, el sesgo de éxito, ¿estarán los letristas imitando lo que ha dado frutos como éxito de ventas del pasado? El segundo, el sesgo de contenido, ¿no será que las canciones del presente copian los contenidos de las canciones del pasado reciente? En tercer término, analizaron el sesgo de prestigio, ¿artistas multi-éxito como Madonna, influencian a sus competidores?

Aunque no encontraron evidencia estadística para los sesgos de prestigio ni de éxito, sí hallaron un apoyo para el sesgo de contenido. Esto es, que las ideas de unas canciones se tienden a copiar por las restantes. Un ejemplo de esto se puede ver claramente en letras de la Nueva Ola chilena sobre temas playeros:

—“noche, playa, risas, penas. Las olas al chocar parecen murmurar la canción que nunca calla" ("Baño de mar a medianoche", Cecilia)

—"sabor de los mares (...) que tiene tu piel, cuando sales del agua a secarte en la arena" ("Sabor a sal", Gloria Aguirre)

—"qué me importa el mar al anochecer, las estrellas ya no me harán creer" ("Qué me importa el sol", Jaime Soval)

—"qué bien, por fin el verano llegó para ir a nadar; todo el mundo en la playa o en las piscinas" ("Por fin el verano", Carlos Alegría)

—"Son mil recuerdos de aquel verano en que te llegué a amar y que nunca yo podré olvidar" ("Recuerdos de verano", Alan y sus bates)

"Esto es consistente con otros hallazgos en la evolución cultural, en los cuales la información negativa parece ser recordada y transmitida más que la información neutral o positiva", defienden los investigadores en el texto de AEON. Y no resulta nada de extraño o exótico, si en vez de cantar "(I Can’t Get No) Satisfaction" los Rolling Stones hubieran cantado "I Can Get Satisfaction", es bien probable que el tema hubiera pasado sin pena ni gloria. O cuando Jack Black en "Escuela de Rock" le dice al alumno que canta "El rock es la razón / El rock es la poesía", "¿Saben qué sería mejor? "El rock no tiene razón, el rock no tiene poesía"".

Acerbi y Brand concluyen indicando que, "el aumento de las letras negativas en las canciones populares en inglés es un fenómeno fascinante, y demostramos que esto puede deberse a una preferencia generalizada por el contenido negativo más algunas otras causas aún por descubrir. Dada esta preferencia, lo que necesitamos explicar es por qué las letras de canciones pop antes de la década de 1980 resultaban más positivas que hoy. Podría ser que una industria discográfica más centralizada tuviera más control sobre las canciones que se producían y vendían".

Esto también puede verse en, por ejemplo, la literatura chilena del último siglo y medio. En un estudio realizado por el autor del presente texto, se mostró que, en una treintena de novelas publicadas entre 1862 ("Martín Rivas" de Alberto Blest Gana) y 2011 ("Ruido" de Álvaro Bisama), se había producido una caída de las palabras emocionales que conllevaban una desensibilkización. Toda un área por explorar.

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