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Viernes, 19 de Abril de 2024
[El domingo político en la TV]

Sánchez versus Blumel: El peligro de que todo cambie para que nada cambie

Vagabundo Ilustrado (@vagoilustrado)

Beatriz Sánches y Gonzalo Blumel en "Estado Nacional" TVN

Beatriz Sánches y Gonzalo Blumel en "Estado Nacional" TVN
Beatriz Sánches y Gonzalo Blumel en "Estado Nacional" TVN

Este domingo en "Estado Nacional" (TVN), se vivió un interesante round entre la excandidata presidencial Beatriz Sánchez, y el exministro del interior Gonzalo Blumel, ambos candidatos a la convención constitucional. La discusión pone de manifiesto el escepticismo que hay frente al proceso, la desconfianza en que los mismos que se opusieron a los cambios -incluso con represión- sean elegidos y los responsables de concretarlos. 

Admision UDEC

En medio de un “presidencialismo” medial impuesto, el proceso de candidaturas para la convención constitucional ha tomado hasta ahora un rol menor en los programas de contingencia política de la TV, esto a pesar de la proximidad de la elección de abril, y a la trascendencia de lo que significa configurar los cimientos de una eventual carta magna que regirá los destinos del país durante las próximas décadas. Y si bien es cierto que algunos programas han comenzado a darle espacio -mínimo aún cabe decir-, la discusión ideológica ha escaseado y las posiciones, quizás por el poco tiempo el afán de aprovechar los minutos en pantalla para visibilizarse y marcar en la campaña, han carecido –en su mayoría- de profundidad política.

Este domingo en “Mesa Central” (Canal 13) estuvieron las pre-candidatas presidenciales Paula Narváez (PS) y Evelyn Matthei (UDI), en “Tolerancia Cero” (CNN-Chile) entrevistada fue la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, y en “Pauta Libre” (La Red) fue entrevistada la Diputada Ximena Ossandón (RN), además de un bloque donde se profundizó en el reportaje de “La voz de los que sobran” sobre las acusaciones por abuso en contra del Diputado Florcita Motuda (hasta hace unos días militante del PH), con testimonio de una de sus víctimas. Mientras en “Estado Nacional” (TVN) tuvo una interesante entrevista, de la cual particularmente profundizaremos en esta columna.

Sin obviar el centralismo mediante, este domingo -con bajo rating y poca repercusión huelga decir- en TVN se vivió un momento interesante en su primer bloque. Allí, con un moderador/entrevistador a ratos decorativo, se enfrentaron dos posiciones que representan -en parte- el Chile que tuvo un punto de inflexión el 18 de octubre de 2019. Dos candidatos a constituyentes por la Región Metropolitana (Distrito 12 y el 10). Por un lado, la ex candidata presidencial del Frente Amplio, la periodista Beatriz Sánchez, y por el otro el exministro del Interior durante el “estallido social”, el ingeniero civil ambiental Gonzalo Blumel.

Sánchez versus Blumel:

En lo que parecía una entrevista más de dos candidatos buscando visibilidad de cara a la elección de abril para lograr un escaño en la Convención Constituyente, terminó en una discusión profunda de un país que aún palpita una profunda crisis social, solo pausada por una pandemia que hoy recrudece en la denominada “segunda ola” y que ha condicionado el proceso político, social y de cambios del que se venía. Frente al televisor, una excandidata presidencial (que por poco no pasó a segunda vuelta, siendo en su momento un fenómeno político de cambio), y un exministro del interior, que se ofreció en un momento como el ajuste de un cambio necesario en pleno estallido social, y que terminó, a la cabeza de un gobierno represivo, que cayó –sin levantar hasta hoy- en el fondo de las encuestas y con el más alto rechazo en la historia democrática registrada del país.

La discusión de fondo:

Saltándonos lo protocolar -y unos 5 minutos de preguntas de acercamiento que no fueron a cosas muy profundas-, vino la consulta por parte de Matías Del Río sobre los pactos que los conglomerados -al cual cada uno representaba- realizaron. Por un lado, Blumel, perteneciente a Evópoli, que terminó pactando con el ultraderechista partido Republicano, y Sánchez, del Frente Amplio, quien fue consultada por el pacto al que llegaron con el Partido Comunista.

Sánchez inició señalando que pasaron harto tiempo de discusión, y que los unía –particularmente para la constituyente- lo que denominó como “principios constituyentes”. Y que por ello “se sentía cómoda, pues fue parte de un proceso que recogió también demandas desde las organizaciones sociales”, según afirmó.

En tanto Blumel señaló que era complejo, porque existen diferencias claras, debido a que Evópoli es un partido liberal, moderado, y eso marcaba diferencias con el partido de Kast, pero el esfuerzo de unidad fue más importante, y aunque si bien era complejo –insistió en ello-, no había que seguir profundizando en la polémica, sino que concentrarse en lo importante y los puntos (que no mencionó nunca) que los unía.

Aquí fue cuando Sánchez, retomando por un rato su pasado rol de periodista –incluso quitándole el protagonismo a Matías del Río-, tomó el control y ritmo de la entrevista pasando a preguntar (entrevistar) a Blumel, tomando la entrevista un tono atractivo, de mayor profundidad y también de tensión:

- “Yo no entiendo Gonzalo, tú estabas por el ‘Apruebo’ ¿qué haces en la lista del ‘Rechazo’?” lanzó Sánchez.

- “Creer que ‘Chile Vamos’ es la representación del ‘Rechazo’ me parece un profundo error y una arrogancia. Mucha gente de ‘Chile Vamos’ votó por el ‘Apruebo’”, respondió Blumel.

- A esto Beatriz Sánchez espetó: “La UDI completa estuvo por el ‘Rechazo’, la mitad de RN estuvo por el ‘Rechazo’, que decir Republicano, que incluso su tono en contra de hacer la nueva constitución… ¿entonces?

- “Yo quiero una constitución para todos, para los del ‘Apruebo’ y los del ‘Rechazo’. Pero el PC –con quien el FA pactó- estuvo en contra del acuerdo (15 noviembre)”, devolvió Blumel.

Las heridas abiertas:

Fue aquí donde Sánchez lanzó una dura crítica y cuestionó directamente a Blumel por presentarse a constituyente:

“Lo que pasó con el estallido del 18 de octubre no ha terminado, estamos en una pandemia, pero lo que pasó, ese malestar, no ha terminado. Hay una herida abierta en Chile. Gonzalo, tú eras ministro del interior en un momento en que a los chilenos se les detuvo, chilenos quedaron mutilados, fueron torturados por la policía. Las violaciones a los Derechos Humanos fueron establecidas por organismos internacionales y nacionales, y a pesar de que estamos en una pandemia, el tema no está cerrado. Mi pregunta es, con harto respeto: ¿Podemos enfrentar la conversación, el discutir sobre un nuevo Chile, con las personas que encabezaron la represión en contra de los chilenos y chilenas?”.

Blumel, emplazado, armó su respuesta, respondió: “Me parece bien que hablemos estos temas, me parece bien que hablemos de Derechos Humanos, pues estos son las garantías y derechos más importantes de las personas. Cuando asumí (28 octubre 2019), había una crisis institucional profunda, y había denuncias de abusos, atropellos y violaciones a los Derechos Humanos. El gobierno invitó a organismos internacionales como Human Rights Watch, ACNUR, y vinieron y recogieron informes de los casos y denuncias que se habían presentado, e hicieron una serie de recomendaciones (…) se revisaron protocolos, se planteó reformar las policías, y hay organismos autónomos que están investigando. Eso se hace en una democracia. Pero quienes van a resolver son los chilenos, democráticamente en las urnas”.

-“Hubo 352 personas con daño ocular, varios heridos, torturados, ocurrió lo de Gustavo Gatica, hay responsabilidades políticas. Por eso mi pregunta es abierta ¿Podemos escribir un nuevo Chile arrastrando esto que sucede hoy día?”, contragolpeó Sánchez.

-“Si había responsabilidad política, debieron presentar una acusación constitucional, y si no lo hicieron, habrán tenido sus razones o no tenían los fundamentos o los apoyos necesarios”, se defendió  Blumel.

El peligro de Lampedusa, a pesar de los independientes:

La discusión en “Estado Nacional” conlleva parte esencial de un fenómeno visto esta semana, que hace eco de un profundo escepticismo ante el proceso constituyente y de variadas críticas a aquello que se denominan ya coloquialmente; “los mismos de siempre”, generándose -ya como masa crítica- cuestionamiento a que en varias de las listas de los partidos tradicionales, vayan de candidatas personas que abiertamente se opusieron a una nueva constitución, o bien, que fueron parte de quienes resistieron –con represión- los cambios que se exigían masivamente desde la calle.

Según datos del Servel, se inscribieron cerca de 2213 candidatos y candidatas independientes, configurando un poco menos de 100 listas a lo largo de todo Chile, posibles a que casi 500 mil chilenos y chilenas que –en un periodo de un poco menos de dos meses y no exentos de ciertas complicaciones iniciales- patrocinaron a estos independientes para que pudieran postular. Sumados –afirmó el consejero del Servel Alfredo Joignat en “Mesa Central”-, son más que todos los partidos políticos, esto a pesar de todo el tiempo para los refichajes que tuvieron estos.

Si bien “patrocinios no son votos”, estos datos hablan de una clara necesidad de renovación política que resuena ya como un clamor en la ciudadanía.

Y es que hay una sensación de que la constituyente podría ser cooptada por la misma “clase política” que generó –por acción u omisión- la crisis social que detonó en el “estallido social”. Constituyente que por lo demás tuvo un alto costo social y humano para el país, y que de no mediar el “estallido” y las protestas constantes, ciertamente hoy no sería posible.

Escepticismo que se acrecienta cuando la mayoría neófita de la ingeniería electoral, da cuenta de lo complejo del sistema electoral que se utilizará para elegir constituyentes (que es el Sistema de D’hondt proporcional corregido), que en su versión chilena aprobada hace unos años por los mismos partidos tradicionales que dieron por superado el sistema binominal (que por cierto así fue), finalmente termina beneficiando igualmente y en gran medida –en general- al sistema de partidos tradicionales ya constituidos y a las listas compactas de alta ingeniería y maquinaria electoral.

Así, la atomización de “listas”, sumado a lo caro de las campañas electorales (sobre todo cuando hay que recorrer todo un distrito), y la falta de experiencia del proceso electoral, profundizan ese sentir de que, como Lampedusa en el “Gatopardo”, todo puede terminar cambiando para que nada cambie, o al menos, no profundamente como se exigió (y exige aún) gran parte del país, como quedó refrendado en el resultado del pasado plebiscito de octubre.

Pero ahí está de candidato a la constituyente Gonzalo Blumel, ex ministro del interior, responsable político directo de la policía durante el periodo más álgido del “estallido social”, y que bajo su mando se vivieron las jornadas más cruentas de represión, con lamentable saldo de heridos, mutilados e incluso muertos, como acreditan 4 informes internacionales (que dieron cuenta del periodo Chadwick-Blumel). Y su aventura, sostenida en el relato de los grandes medios de la elite, como uno de los artífices del acuerdo que “salvó la democracia”. Aunque lecturas más apócrifas, plantean un relato distinto, como la de aquel “artífice de salvar a la clase política” que estaba en ‘jaque’ frente a la ciudadanía que quería un cambio y renovación profunda.

A esto parecía apuntar Beatriz Sánchez en su dura y directa interpelación a Blumel en “Estado Nacional”. Sin obviar de que Sánchez tampoco estuvo exenta de críticas respecto a su rol durante el “estallido social” por ciertos sectores de manifestantes durante las jornadas de protestas, más aún cuando el acuerdo del 15 de noviembre se firmó –en medio de una desconfianza generalizada hacia esa clase política también cuestionada-, más aún cuando, torpeza mediante y perdones posteriores, diputados del Frente Amplio terminaron votando a favor de la idea de legislar en la Cámara, leyes represivas mientras aún las protestas llenaban las calles.

Y ciertamente “Chile Vamos”, que va en una lista única, tiene -probabilísticamente- grandes posibilidades de lograr al menos 1/3 de los escaños (algunos incluso hablan que al ir en lista única, podría asegurar un 40% de la constituyente).

Pero todo está por verse, en abril los chilenos definirán, en condiciones y cancha ya marcada -y que aún genera dudas y desconfianzas-, pero que para bien o mal, resolverá quienes serán los elegidos y elegidas a ocupar uno de los 155 escaños de la constituyente que promete cambiar el país, a riesgo de qué si todo cambia para que nada cambie, es muy probable que en el próximo “estallido” difícilmente la gente aceptará con docilidad una salida institucional que, ya probada, resultó no cambiando nada.

Lo cierto es que por ahora, quien dirigió la represión contra quienes exigían los cambios que la constituyente ofrece hoy modestamente dar cauce, va como candidato en un pacto donde la mayoría va también con la convicción -públicamente señalada- de evitar cambios profundos. Y a pesar de eso, paradójicamente –amplificado por ciertos grandes medios- se presenta como artífice de esta posibilidad institucional de cambio moderado que “no afecte las reglas del juego”, como señaló sin titubear, este domingo en “Estado Nacional”.

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Y quien le dijo a la BEA que ella es la representante del "pueblo". Mi representación soy solo yo, y lo que le voy a pedir a los representantes que se pongan de acuerdo en las cosas fundamentales. Modelo Economico y de Desarrollo, Sistema de Gobierno, Sistema Judicial, Profesionalización del Estado incluyendo Instituciones INDEPENDIENTES de los partidos politicos y de las presiones de los grupos de lobby. Lease superintendencias, sernac, sernam, etc. Si hacemos una constitucion basada en lo que le paso a 350 personas estamos hasta las masas.

Pepe Grillo, ok, de acuerdo en lo que pedirás, pero lo importante de esta entrevista es destacar la patudez de un personaje como Blumel que, no cabe duda, enviado por los empresarios y la elite política, se atreve a presentarse para opinar y escribir una Constitución que , todo el país, espera sea diferente a lo que él representa. Blumel, tal como dijo Briones del yerno de Pinochet, debería estar preso por los crímenes cometidos, amparados y respaldados por su persona, por las violaciones sistemáticas (aunque digan lo contrario) a los DDHH. Sólo no recibe ese castigo porque estamos en Chile, un país corrupto y manipulado por intereses que no obedecen a las necesidades de una población abusada por tantos años.

Blumel es la basura que no debemos esconder debajo de la alfombra

Vagabundo, te felicito por la columna de esta semana. Por fin, volvemos a leer algo de calidad, periodismo crítico que ayuda a pensar y a tener opinión propia con antecedentes concretos y no solo con tuis o pantallazos.

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