Cuando se inició el estallido social chileno el 18 de octubre muchos se preguntaron si era posible preverlo.
Esa misma pregunta rondó por la cabeza de Sebastián Piñera en numerosas ocasiones. En una entrevista que dio hace unas semanas a una radioemisora española, respondió: “no, no, no”. Posteriormente, señaló que los servicios de inteligencia chilenos no estaban a la altura de las circunstancias y que era necesario modificarlos.
Sin embargo, existe un campo de estudios interdisciplinarios que, de alguna manera, pretende realizar la compleja tarea de predecir este tipo de sucesos históricos y sociales. Se trata de la “cliodinámica”, la cual es una disciplina que se desprende de la economía histórica, la econometría y lo que se conoce como “cliometría”.
Considerando que muchos piensan o anticipan un “marzo caliente”, esta disciplina podría entregar algunas claves
La cliometría consiste en “el uso del instrumental tradicional de la economía para resolver preguntas de carácter histórico, es decir: modelación, teorías, y además una serie de aspectos empíricos”, señala José Díaz, docente e investigador del EH Clio Lab del Instituto de Economía de la Universidad Católica.
“El término cliometría surgió como una broma. ‘Clio’ es la musa de la historia —una de las nueve musas de apolo—, y "metría" es medir. Entonces es como decir ‘vamos a medir la historia’. Quien comenzó esto fueron Robert Fogel y Douglass North, ambos ganadores del Premio Nobel de Economía en 1993. Su agenda de investigación era esa: donde había un problema histórico, tratar de resolverlo utilizando estas herramientas de la economía”. señala Díaz.
Uno de los aportes más famosos de la cliometría se trata de la investigación realizada precisamente por Robert Fogel, en la cual se dedicó a estudiar el real impacto que tuvo la construcción del primer ferrocarril en la economía de Estados Unidos. A partir del análisis de datos y estadísticas históricas, relativizó la importancia que tuvo este suceso histórico.
Sin embargo la cliodinámica es algo distinto, señala Díaz: ”la cliodinámica es mucho más ambiciosa. Lo que ellos sostienen es ‘vamos a tratar de identificar patrones o regularidades en el tiempo y a partir de ahí tratar de generar grandes tendencias y eventualmente predicciones de comportamiento’. Es una agenda de investigación más arriesgada”.
Un exponente de la cliodinámica es Ian Morris, historiador que en 2010 publicó el libro Why the west rules —for now. The Patterns of History and what they reveal about the future (Por qué Occidente manda —por ahora. Los Patrones de la Historia y lo que revelan sobre el futuro). En este texto, Morris estudia la capacidad material y cultural de distintas civilizaciones, desarrollando indicadores que permitan observar el desarrollo de estas sociedades, y cómo a partir de estas medidas es posible encontrar correlaciones entre estos índices y los momentos en que distintas civilizaciones han conseguido imponerse sobre otras.
Para explicar cómo diseñó estos índices de desarrollo social, Morris publicó otro libro en 2013, denominado “The Measure of Civilization” (La medida de la Civilización). En esta publicación, Morris expone la metodología que ocupó para poder medir cuantitativamente aspectos que tradicionalmente han sido tratados de forma cualitativa. Es decir, transformar aspectos históricos, sociales y culturales, en grandes cantidades
Otro autor que ha sido importante al respecto es Peter Turchin, académico de la Universidad de Connecticut y uno de los más grandes exponentes de la cliodinámica. Aventuró el arribo de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y una serie de episodios violentos hacia fines de esta década utilizando modelos estadísticos. Una de sus publicaciones más importantes es “War and peace and war” publicada el año 2006, en la que estudia de forma estadística y matemática la forma en que los imperios han tenido épocas de apogeo y, posteriormente, de decadencia. A partir de estos estudios, Turchin plantea modelaciones y simulaciones que le ayudan a comprender lo que ocurre en el presente y, eventualmente, en el futuro.
En un artículo reciente, el periódico español El Mundo se comunicó con Turchin a propósito de las predicciones que ha realizado. El experto explica a este medio que fue en el 2010 cuando realizó una serie de publicaciones que predecían el clima inestable y turbulento que sobrevendría en los próximos años. Turchin señala que, entre otras cosas, encontró una “serie de paralelismos” entre Estados Unidos y Europa, entre los que se aprecia “como resultado de fuerzas comunes, el ascenso del populismo”.
En el mismo artículo, se señala que el uso de herramientas científicas, matemáticas y estadísticas que hace Turchin para estudiar las dinámicas de la historia social, ha atraído fuertemente a empresarios del área de las finanzas y la tecnología: “su prestigio crece más allá del ámbito académico, tanto que sus dotes de adivino interesan hasta en Silicon Valley”, señala el artículo.
Lo interesante es que, ya se trate de modelaciones científicas o predicciones aventuradas, lo cierto es que efectivamente nos encontramos en un contexto de fin de década políticamente inestable. La primavera chilena es solo uno de los casos, al cual se suma una serie de conflictos sociales ocurridos en el último tiempo: en Ecuador, durante octubre de 2019; en Colombia con el Paro Nacional de noviembre de 2019; las protestas en Hong Kong, desde junio de 2019; el movimiento de los ‘chalecos amarillos’ en Francia, que inició en 2018 y que aún continúa; además de protestas en Turquía, España, entre otros lugares del mundo.
Este clima de conflicto y malestar predicho por Turchin, y que parece replicarse en diversos lugares del mundo, resulta fuertemente controversial, debido a que muchas de esas revueltas sociales han ocurrido en sociedades que, como es el caso de Chile, se encontraban disfrutando de un tránsito asfaltado hacia el desarrollo, cifras económicas favorables y una supuesta bonanza económica sin contratiempos.
Sin embargo, respecto de la cliodinámica, no todo son exponentes extranjeros. Erik Haindl es un economista chileno, ex decano de Economía y Negocios de la Universidad Gabriela Mistral, que en 2017 publicó el libro “Las civilizaciones y las leyes de la historia”.
Haindl señala que en este texto se dedicó a “estudiar todas las civilizaciones que se han registrado (...) encontrando que todas las civilizaciones tienen cierta regularidad empírica. Entonces traté de ver en qué se parece cada una de las civilizaciones a las otras, cuáles son los ciclos, cuánto se demoran, entre otras cosas”.
Haindl comenta que mediante este ejercicio científico es posible encontrar muchos patrones en las civilizaciones, afirmando que incluso “se parecen mucho”. Sobre la cliodinámica señala que se trata de “estadística aplicada a la historia utilizando el método científico”. Respecto a esto, el académico señala que, empíricamente, “todas las civilizaciones nacen, crecen y mueren” y que “todas las civilizaciones están condenadas a la muerte, a colapsar”, pues según la teoría, podría decirse que las civilizaciones son organismos vivos.
Consultado sobre la capacidad de realizar predicción sobre fenómenos sociales, señala: “yo pienso que sí, pero con mucha varianza. Una civilización es una variable aleatoria. No se puede predecir de manera absolutamente precisa, pero sí se pueden encontrar proyecciones y dinámicas”.
Respecto del estallido social en Chile, señala que antes que la caída de una civilización, lo que ha sucedido es un “ciclo corto” propio de Chile, el cual consiste en ciclos de 40 años de estabilidad seguido de episodios de revuelta: “Piensa que el proceso independentista inició en 1810. Luego en 1951, 41 años después, ocurrió también un periodo de revuelta durante el gobierno de Manuel Montt. Si a eso le sumas 40 años, está la guerra civil de 1891. Luego de eso, en 1931, está la sublevación que terminó con el gobierno de Carlos Ibáñez. Si a eso le sumas 42 años, está el derrocamiento de Allende en 1973, y si le agregas 46 años, tienes el 2019. Eso se puede estudiar, la forma en que se comportan esos ciclos”.
José Díaz, de EH Clio Lab, es algo más escéptico. Cita lo señalado por Richard Thaler, premio Nobel de Economía el año 2017: “Thaler dice que quienes mejor hacen predicciones no son los físicos, no son los economistas y, por supuesto, no son los historiadores. Son los meteorólogos. Esos tipos tienen menor tasa de error en predicción. Yo creo que somos mucho mejores explicando lo que sucedió que anticipando el fenómeno”.
Sin embargo, algo rescata de la cliodinámica: "hay que pensar en el polvorín. Es decir, si tu enciendes un fósforo en una habitación vacía no pasa nada. Si subes treinta pesos en el pasaje del metro en otras condiciones, a lo mejor es anecdótico. Pero si prendes un fósforo en un polvorín esto explota. El punto es identificar en qué momento la habitación vacía se convierte en un polvorín. Eso es un poco lo que intenta hacer la cliodinámica”.
Comentarios
Muy buena página. la reviso
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