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Jueves, 18 de Abril de 2024
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Series de TV – El juicio: El rey no se divierte

Juan Pablo Vilches

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El rey no se divierte
El rey no se divierte

Eficiente drama judicial, ambientado en la Italia próspera, que compensa su escasa vocación pública con un buen desarrollo de personajes y bastantes giros inesperados.

Admision UDEC

La fiscal Elena Guerra (Vittoria Puccini) se nos presenta en una sala de clases. En un colegio, hablándole a niños de diez años o menos sobre la naturaleza de su trabajo, y desplegando ante ellos esa resolución propia de los predadores que buscan a su presa y la cazan.

Pero en su caso, siempre son dos presas: el (o la) culpable y la verdad. O al menos así debería ser.

La aparición del cadáver de una adolescente en la ribera de un río la vuelve a sumergir en el trabajo que ama, que lleva en la sangre (su padre es un gran fiscal) y que al mismo tiempo parece haber borrado hace tiempo la sonrisa de su rostro. También le permite evadirse del inevitable hundimiento de su matrimonio, claramente incompatible con su dedicación a litigar en nombre del Estado.

Sin embargo –y esto no califica de spoiler, por conocerse en el primer episodio– todo cambia cuando la fiscal descubre que Angelica Petroni, la víctima, poco antes de su asesinato, se había contactado con una antigua pareja suya, tras enterarse de que él era su padre biológico. Es decir, descubre que la víctima es el bebé que dio en adopción hace 18 años.

Una circunstancia personal de la fiscal que la involucra con el caso que persigue, funciona como una bomba de tiempo a lo largo del juicio y de la serie.

Habiendo una gran razón para inhabilitarse, la fiscal calla y prosigue con la investigación, y la serie prefiere dejar sin esclarecer el amasijo de razones personales y profesionales que la empujaron a perseverar en esta situación reñida con la ética y que a la vez funciona como una bomba de tiempo a lo largo del juicio y de la serie.

Y lo más probable es que la bomba explote, pues la principal sospechosa del asesinato es Linda Monaco (Camila Filippi), la hija del empresario más poderoso de la ciudad de la serie, Mantua. El mismo telón de fondo donde transcurre Rigoletto, la ópera de Verdi sobre caprichos de aristócratas e hijas muertas, que a su vez es una versión de El rey se divierte, de Victor Hugo. ¿Y quién se divierte en El proceso?

Ruggero Barone (Francesco Scianna), el abogado defensor de Linda, tiene la mundanidad que se le suele atribuir al diablo. Es ambicioso, atractivo, aparentemente cínico y parece tomarse la vida con la ligereza de quien apuesta en la vida con una buena mano, tan buena que incluso le permitió ascender desde un origen más bien modesto. En suma, es el negativo absoluto de la fiscal Guerra.

La serie se articula entre estos tres personajes, donde la fiscal y el defensor se mueven como las reinas en un tablero de ajedrez, mientras que la acusada vendría a ser un rey, uno que no se divierte en absoluto, pues se encuentra en prisión preventiva mientras se desarrolla el juicio. El otro rey vendría a ser una adolescente muerta.

Naturalmente el tablero de ajedrez es Mantua, ubicada en una de las zonas más ricas de Italia, la Lombardía, cuya riqueza se exhibe con la pulcra conservación de un patrimonio arquitectónico y artístico riquísimo, el que convive con edificios de diseño hípermoderno como el palacio de Justicia donde se desarrolla el juicio. Entre el escenario de Renacimiento y de siglo XXI, de cuando en cuando, aparece el siglo XX suburbano, de los padres adoptivos de la víctima y de otros personajes secundarios que orbitan en torno al trío protagonista que, en el fondo, interpretan una obra de cámara en una puesta de escena operática.

Las contorsiones que sufre la vida de la fiscal Guerra y el cariz que toma la relación entre el defensor con su defendida corren en paralelo con el juicio y sus sesiones, marcadas con una fecha y un número ordinal como si fueran un reloj. Cada episodio adquiere la misma estructura, donde el racconto de un diálogo puntual en el largo interrogatorio que dio pie a la acusación y al juicio, funciona como preludio del desarrollo de este y del progresivo develamiento de las circunstancias que resultaron en la muerte de Angelica Petroni. 

Los giros inesperados efectivamente sorprenden y la agregación paulatina de variables a la trama –escorts, chantajes, acosadores, embarazos, droga y finalmente el involucramiento directo del poderoso padre de Linda– agregan colorido y formas a un fresco dinámico y virtuosamente impredecible.

Y el esquema funciona bien: los giros inesperados efectivamente sorprenden y la agregación paulatina de variables a la trama –escorts, chantajes, acosadores, embarazos, droga y finalmente el involucramiento directo del poderoso padre de Linda– agregan colorido y formas a un fresco dinámico y virtuosamente impredecible.

Pero solo eso. Teniendo elementos para hacer una declaración fuerte sobre Italia o la Justicia, la serie opta –legítimamente, en todo caso– por privilegiar un tono de entretenimiento, con apenas algunos apuntes valiosos pero anómalos: los guardaespaldas del padre de Elena, que operan como un recordatorio de que incluso en la primermundista Mantua opera la mafia y su violencia primaria; o la colección de llaves de Gabriele Monaco, una metáfora limpia y atemporal sobre el ejercicio del poder y la influencia, y sus límites.

La partida de ajedrez que es este juicio, con la sucesiva aparición y descarte de testigos y sospechosos, no es más que la excusa para desencadenar un final sorpresivo, con buenas armas, pero que delata demasiado la intención de que todo termine con una escena conjunta con los dos abogados litigantes. Una escena simple y elocuente, como para no necesitar un epílogo respecto del juicio, donde los jugadores se dan la mano después de la partida y que incluso da pie a diversas vías en que esta historia –la de estos dos abogados– podría continuar.

El creador de la serie, Alessandro Fabbri, obtuvo en 2020 el prestigioso Premio Flaiano al mejor guion y razones no faltan. La narración de este proceso penal es a la vez verosímil y funcional al dramatismo del género; mientras que el espacio dedicado a lo que ocurre fuera de la corte da suficiente aire para que los personajes principales adquieran la densidad suficiente. ¿Suficiente para qué? Para seguir viéndolos, aunque eso aún no está resuelto.

 

Acerca de...

Título: El juicio (Il Processo)

País: Italia

Exhibición: Una temporada de ocho episodios (2019)

Creada por: Alessandro Fabbri

Exhibida originalmente por: Canale 5

Se puede ver en: Netflix

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