El corazón de la reforma de pensiones que anunció hace casi dos semanas el presidente Sebastián Piñera, “simplemente sigue la línea de quienes quieren mantener el sistema”.
Esa es la opinión del ex miembro de la Comisión Bravo, Andras Uthoff, que, en conversación con INTERFERENCIA, afirma que “en Chile no tenemos un sistema de pensiones, sino que un mercado de ahorro obligatorio que surgió de la reforma de 1981, y que transformó a los trabajadores con derechos de protección social, y en este caso de seguridad social, en consumidores de servicios financieros”.
"Esta es una industria muy lucrativa. Hay gente que la quiere mantener. Claramente con estos anuncios se perdió la oportunidad de recuperar la seguridad social en Chile”.
El economista asegura que “esta es una industria muy lucrativa. Hay gente que la quiere mantener. Tiene ciertas utilidades para el manejo de la macroeconomía, para el desarrollo del mercado financiero, pero ese no es el propósito de un sistema de pensiones. Claramente con estos anuncios se perdió la oportunidad de recuperar la seguridad social en Chile”.
Uthoff fue uno de los 11 integrantes de la Comisión Bravo, de un total de 24, que votaron a favor de impulsar un sistema mixto, que es un cambio estructural al sistema de AFP, conocida como la opción “B”. La opción “A” –votada por 12 integrantes– continuaba con la lógica de capitalización individual y es, para el experto, la alternativa por la que apuesta La Moneda.
De hecho, la propuesta del gobierno de Piñera hace caso omiso a la mayoría de las recomendaciones que realizó la Comisión Bravo (ver el Reporte Final) a fines de 2015, tal como informó INTERFERENCIA en un artículo reciente.
-¿Entonces esta reforma cierra totalmente la puerta a demandas como las del movimiento No+AFP?
-Totalmente. Esto es contrario a un verdadero modelo mixto, pero sobre todo a cualquier vuelta al reparto como lo plantea la coordinadora. Si se aprueba, adiós a cualquier otra alternativa.
"Efectivamente la gente vive más, la gente tiene problemas de empleo, la rentabilidad financiera sube y baja. Pero no tiene por qué uno abordar esas cosas de forma individual. Se puede abordar como sociedad".
-¿En su opinión las medidas anunciadas, que entre otros puntos aumenta la cotización obligatoria en 4% y abre la puerta para que nuevos actores administren ese porcentaje, ayudarán a mejoras significativas en las jubilaciones?
-Las pensiones no van a mejorar significativamente en el corto plazo, excepto aquellas que se van a asignar por asistencia social hacia los más pobres. Pero las medidas encaminadas a mejorar las pensiones en el largo plazo, que hablan de un 40%, van a ser muy marginales y los grupos beneficiados serán de la generación que están recién entrando a la fuerza de trabajo, y solo bajo condiciones muy especiales. Además, recuerde que el aumento del 4 % va a ser gradual.
"Las mejoras no son significativas. Estamos partiendo de cifras muy paupérrimas. Las pensiones están a niveles promedio de 150.000 a 170.000 pesos. Entonces cuando se habla de 40% más, a lo sumo van a ser 60.000 pesos".
-¿Pero serán mejoras significativas? Según lo que anunció el Presidente, la pensión básica solidaria, por ejemplo, aumentaría de 107.000 a 118.000 pesos mensuales.
-Las mejoras no son significativas. El tema es que estamos partiendo de cifras muy paupérrimas. Las pensiones están a niveles promedio de 150.000 a 170.000 pesos. Entonces cuando se habla de 40% más, a lo sumo van a ser 60.000 pesos más. No van a ser aumentos significativos.
-Si esta reforma se aprueba, ¿a quién beneficia realmente?
-Primordialmente a nuevos actores en el sector financiero, porque se crea una nueva industria de intermediación de fondos que van a administrar el 4%. A las AFP se les asegura que van a seguir con el 10%, entonces tampoco se les toca. Además se les promete que se les va a bajar el encaje –el monto propio de las platas de las AFP que deben invertir en los mismos activos que los fondos de pensiones.
"Se está otra vez tratando de resolver con más mercado un problema que no resolvió el mercado de ahorro obligatorio".
O sea, de las inversiones de los trabajadores ellos tienen que tener una suerte de espejo con sus propios fondos. Si pierden los trabajadores, ellos también, por lo que los obliga a buscar la mejor inversión, que es una medida que los favorece en demasía y además se crean nuevas industrias de seguros para autovalencia. Se está otra vez tratando de resolver con más mercado un problema que no resolvió el mercado de ahorro obligatorio.
-¿El aumento de la edad de jubilación es una medida acertada? ¿Realmente incide de manera importante en mejores pensiones tomando en cuenta los bajos sueldos y las lagunas previsionales?
-Es la respuesta lógica al envejecimiento. Pero en el caso de Chile tenemos un mercado de trabajo que aún no ha sido inclusivo, ni siquiera en las edades activas. Mucho menos lo va a ser en las edades pasivas, que es cuando la gente ya tiene que estar retirada. Obviamente van a encontrar a alguien que está trabajando bien y te van a decir ¡mire como lo hace! Pero no es algo que habitualmente vas a encontrar. Más bien lo estarán haciendo por necesidad que por incentivos.
"Esta mirada es no saber cómo opera el mercado real de los trabajadores. Los promotores de esta reforma viven en un mundo que no existe, ideal, de fantasía: el sistema de AFP no está hecho para el mercado de trabajo chileno".
Esta mirada es no saber cómo opera el mercado real de los trabajadores. Los promotores de esta reforma viven en un mundo que no existe, ideal, de fantasía: el sistema de AFP no está hecho para el mercado de trabajo chileno. Aún en países como Noruega tienen un sistema público muy solidario. Y solamente usan la capitalización individual para complementar las pensiones, no para determinar la pensión total contributiva.
-La Comisión Bravo alertó que entre los años 2025 y 2035 más de la mitad de los jubilados obtendrán pensiones pagadas por la AFP que no superarán el 15% de su sueldo. ¿Este escenario ha cambiado?
-No ha cambiado para nada. Y seguramente cada vez va a ser peor, porque el mercado de trabajo está precarizándose. La rentabilidad de los fondos de pensiones ha venido cayendo en una tendencia dramática y no se espera que vaya a subir de nuevo. Las proyecciones dicen que será 4% real, con suerte. Además, la esperanza de vida sigue aumentando. Luego todo indica que los parámetros que determinan el monto de los beneficios a partir de la lógica del ahorro individual, están afectando negativamente las pensiones.
"Para decir que tu pensión va a subir, no basta con decir que te van a cotizar más, sino primero tienes que saber que vas a estar empleado. Quizás tu empleador va a cotizar más, pero te echa".
-El anuncio del gobierno habla de que se mejorarán las pensiones en el largo plazo.
Me resisto a hacer esas proyecciones porque dependen de muchas cosas. Para decir que tu pensión va a subir, no basta con decir que te van a cotizar más, sino primero tienes que saber que vas a estar empleado. Quizás tu empleador va a cotizar más, pero te echa. Segundo, que se repita la rentabilidad histórica que hubo en el pasado, que era de 8%. Hoy estamos viendo que está cayendo a 4%. Tercero, que cuando llegues a jubilado no te digan que la esperanza de vida va a seguir aumentando. Entonces todas esas variables van a influir y como este es un sistema basado en capitalización individual y renta vitalicia, te van a aplicar todas esas reglas y te van a culpar a ti.
Los sistemas de pensiones lo que tratan de hacer es mancomunar riesgos. O sea, efectivamente la gente vive más, la gente tiene problemas de empleo, la rentabilidad financiera sube y baja. Pero no tiene por qué uno abordar esas cosas de forma individual. Se puede abordar como sociedad. Y para eso tienes que hacer un sistema diferente a este de capitalización individual. O haces una capitalización colectiva, o un reparto, pero donde se mancomune la exposición de todos a esos riesgos.
Eso no pasa ahora porque hoy tú asumes todos los riesgos y en forma totalmente desinformada. Te meten en una selva sin ningún arma para defenderte.
"Es la historia oculta de la génesis del sistema, de la que poco se habla, pero que hemos venido amortizando poco a poco por haber hecho este cambio. Y la promesa era que iba a haber ahorro financiero que se iba a invertir en Chile, Chile iba a crecer. Se iban a generar buenos empleos. Todos felices. Un mundo de fantasía".
-La propuesta del gobierno cierra la puerta a la idea de que el 4% de nuevas cotizaciones, que provendrán del empleador, vayan a un pilar de ahorro colectivo. De los 24 comisionados de la Comisión Bravo al menos 18 votaron a favor de que en torno a la mitad de este aumento debía ir a un fondo solidario. Pero no va a ser así. ¿Esto perjudica a los pensionados?
Al pensionado que tiene un buen pasar, que con suerte pertenece al 15% de la población más acomodada y que son los que están guiando este gobierno, por ponerlo políticamente, los va a favorecer. No tienen que ser solidarios con nada. Pero a la gran mayoría sí le va a afectar. Y es que el sistema chileno tiene una red de protección cuando llegas a viejo y pensionado solo si tu familia califica como pobre. Entonces tienes que ir a la municipalidad, llenar la ficha familiar y te van a calificar. Si eres pobre te van a dar un subsidio, pero que es paupérrimo: 107.000 pesos la pensión básica solidaria y un poquitito más si tienes APS (Aporte Previsional Solidario). Pero nunca más que el valor de la Pensión Máxima con Aporte Solidario (PMAS) que hoy es de 280.000 pesos. Es decir, lo que tu financias, más el aporte solidario, no puede superar ese monto. En promedio los APS son de 84.000 pesos. Más alto para el que menos ahorra.
-Según los anuncios, en futuros gobiernos el Estado desembolsará US$ 3.500 millones de dólares que irán al pilar solidario y a un aporte de aumento de pensiones a la clase media. En la práctica, cada vez más el Estado tiene que hacerse cargo de subvencionar las pensiones más bajas, pese a que la promesa inicial era que no tendría que gastar un peso.
-Hemos estado en manos de locos, de fanáticos, como don José Piñera que pensó que la realidad se iba a ajustar a la teoría. Había gente que en ese entonces les creía a estos locos. Y se implementó este sistema. ¿Y cuál era la promesa? Que había que olvidarse de pensiones porque esto lo iba a resolver el mercado y el crecimiento. El país crece, todos tienen empleo y todos están obteniendo buenas pensiones. Para hacer esa locura, el gobierno tuvo que comprometerse con una deuda en ese entonces de 1,3 veces el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile, que se llama la deuda implícita.
"Desde 1981 hasta ahora hemos dedicado más de 2,5 puntos promedio del PIB a la transición al sistema de capitalización individual. Al pilar solidario le estamos dedicando 0,8 puntos. Nos ha costado más implementar esta gracia que subsidiar a los más pobres. Y todavía lo estamos pagando".
El cambio de sistema significaba hacerse cargo de las pensiones de los que ya estaban jubilados en el sistema antiguo, responsabilizarse por los bonos de reconocimiento: los que se cambiaban y había que reconocerles los años que ya habían cotizado. Significaba hacerse cargo de ciertas garantías y significaba también hacerse cargo de las Fuerzas Armadas. Todo más o menos equivalente a 130 puntos del PIB. Eso lo hemos venido pagando todos los chilenos en un ítem de déficit previsional, incluido cada año en la ley de Presupuestos. Es la historia oculta de la génesis del sistema, de la que poco se habla, pero que hemos venido amortizando poco a poco por haber hecho este cambio. Y la promesa era que: iba a haber ahorro financiero que se iba a invertir en Chile, Chile iba a crecer. Se iban a generar buenos empleos. Todos felices. Un mundo de fantasía.
-Pero el Estado ha seguido pagando esa deuda y además inyectando más recursos al sistema.
-De hecho, la realidad fue muy diferente. Si bien se venía gastando estos montos por muchos años para cambiar el sistema, no fue sino hasta poco antes de las elecciones presidenciales de 2006, que tanto la Dirección de Presupuesto como la entonces Superintendencia de Administradoras de Pensiones, elaboraron un diagnóstico que concluyó que había un problema mayor: la mitad de la gente iba a quedar sin pensiones en este sistema y no se sabía el nivel de las pensiones que se entregarían. Entonces concluyeron que ‘dado que hemos gastado tanta plata, gastemos un poco más”. Y ahí se creó el Pilar Solidario.
Mientras tanto, hemos dedicado más de 2,5 puntos promedio del PIB a la transición al sistema de capitalización individual desde el año 81 hasta ahora, al pilar solidario le estamos dedicando 0,8 puntos. Nos ha costado más implementar esta gracia que subsidiar a los más pobres. Y todavía lo estamos pagando.
Acerca del entrevistado: Andras Uthoff es Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile y Doctor en Economía de la Universidad de California en Berkeley. Es profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, e integrante del centro de estudios Instituto Igualdad, perteneciente al Partido Socialista.
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