Fue justo en la víspera del actual Halloween que se celebra en Chile, el 30 de octubre en 1957, que unas 1.200 familias se tomaron unos terrenos despoblados ubicados en lo que hoy se conoce como la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Estaban escapando de las miserables condiciones de las “poblaciones callampas”, que se extendían a lo largo de una franja de cinco kilómetros en la ribera del Zanjón de la Aguada. Así nació la emblemática población La Victoria.
Violeta Parra hablaba a mediados de los años 60 de “mi querida población La Victoria”. En los años 80 fue un lugar de resistencia activa a la dictadura. A partir de los años 90 y los 2000, comenzó a sufrir -y también a ser estigmatizada- con el creciente narcotráfico.
Al igual que muchos otros lugares de Chile, desde Providencia a Valdivia, la festividad estadounidense de Halloween está presente en La Victoria. Pero en este lugar se mezcla la festividad de la “Noche de Brujas” con la de su aniversario de ser la primera toma de terrenos exitosa en la historia chilena.
INTERFERENCIA visitó la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre esa población. Nuestro fotógrafo asociado, Luis Hidalgo, pasó varias horas en ese lugar, sacando fotos y escuchando a los vecinos.
“La sensación de libertad y el ambiente de alegría, son las primeras cosas que uno se topa al llegar a La Victoria en su fiesta de aniversario 61º”, dice.
Y cuenta: “El festejo es una mezcla de comparsas y niños disfrazados pidiendo dulces, debido al festejo norteamericano que se ha ido adoptando. Niños y viejos recorren las casas de sus vecinos, pidiendo dulces y amenazando con travesuras. La excusa es buena y la gente sabe que ‘los victorianos’ tienen fama de rudos. Tal vez por eso se ven bastantes pistolas y metralletas de juguete (creo), niños corriendo entre los puestos que ofrecen cervezas y anticuchos. Los murgueros se mezclan con superhéroes, pero todos bailan juntos. Realmente hay fiesta y carnaval”.
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