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Viernes, 19 de Abril de 2024
Especial elecciones de 1970

Tomic, Alessandri y Allende cierran sus campañas

Eduardo Labarca Goddard (*)

allende

Allende se dirige a sus partidarios - Foto de Ximena Castillo.
Allende se dirige a sus partidarios - Foto de Ximena Castillo.

En uno de los momentos más dramáticos y tensos de la historia moderna de Chile, los candidatos clausuraron sus campañas en multitudinarios actos efectuados en los alrededores de la Estación Mapocho y en la Alameda.

Admision UDEC

(*) Extracto del libro “Chile al rojo”; Ediciones de la Universidad Técnica del Estado; abril de 1971.

Jorge Alessandri cerró su campaña el domingo 30 de agosto con una concentración masiva frente a la Estación Mapocho. Hasta entonces en los mítines organizados por la derecha participaban casi exclusivamente las huestes alessandristas reclutadas entre sectores modestos y de capas medias, y algunos dirigentes políticos. Pero ese domingo la aristocracia bajó del barrio alto; de Vitacura, de Las Condes, de Américo Vespucio, de Providencia... Los automóviles estacionados a lo largo de la avenida Costanera ocupaban más de veinte cuadras, hasta las Torres de Tajamar. La oligarquía entendía que se libraba una batalla de vida o muerte. Las grandes mansiones se vaciaron y en los automóviles de lujo se agolpaban los padres, los hijos, los nietos, los abuelos, y también, quisiéranlo o no, la empleada doméstica y el jardinero. Una clase social compacta sentía que aún podía salvarse yendo a gritar frente a Jorge Alessandri: "i Victorioso... volverá... victorioso... volverá...¡". 

La manifestación alessandrista de mediodía fue impresionante y esa tarde en Providencia, Apoquindo y otras arterias que conducen al sector alto de Santiago estalló un verdadero festival. Hasta la noche y durante los dos días siguientes los automóviles desfilaban tocando las bocinas, con alegres y elegantes jovencitas sentadas en los tapabarros. A la vez, garrote en mano, jóvenes aristócratas en grupos de centenares y centenares obligaban a los transeúntes a proclamar su adhesión alessandrista. Todo olía a guardias blancas. 

El lunes 31 de agosto le tocó a la Unidad Popular. La concentración se efectuó por la tarde en la Alameda Bernardo O'Higgins, desde el Hospital San Borja hacia el poniente. Los altoparlantes se extendían sólo hasta la Plaza Bulnes, pero los asistentes llegaban ocho o diez cuadras más allá, hacia la Estación Central. No era una, sino que eran diez concentraciones simultáneas en torno a otros tantos escenarios. La mayoría de los asistentes no alcanzó siquiera a divisar el tablado principal en que se hallaba Allende. Las columnas interminables llegaron de todos los rincones de la provincia, desde barrios y poblaciones populares. El ambiente fue de fiesta. Se trataba indiscutiblemente de la mayor concentración realizada jamás en Chile. 

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 Alessandri cierra su campaña en las afueras de la Estación Mapocho.
Alessandri cierra su campaña en las afueras de la Estación Mapocho.

La UP había librado la arremetida final de las últimas semanas enarbolando un lema optimista "iVenceremos!"- que asomaba en cada afiche, hoja volante, rayado mural y en las canciones de la campaña. Había conseguido dar a su propaganda un tono de ofensiva, a lo cual contribuyeron poderosamente las Brigadas Ramona Parra.

Las BRP, que tomaban su nombre del de una dirigente juvenil comunista asesinada en la masacre de la Plaza Bulnes de 1946, habían introducido una nueva dimensión en la propaganda política callejera. Organizadas por las Juventudes Comunistas, las BRP sumaban a lo largo de Chile más de cincuenta. Pertenecían a tales brigadas, jóvenes obreros, estudiantes y campesinos -muchos de ellos recién adolescentes- que burlaban la persecución policial, cumpliendo su cometido de noche o a pleno día, según las circunstancias. Protegidos por cascos plásticos y overoles, trazaban con singular destreza las consignas de la candidatura de Allende, en grandes dimensiones, en los sitios estratégicos de ciudades y caminos. 

Los miembros de las Brigadas Ramona Parra -que pronto encontrarían seguidores dentro de las demás juventudes de la UP- pintaban junto a los letreros murales de innegable valor artístico, que resultaban ya familiares para todos los chilenos al término de la campaña. 

Finalmente, cerró Tomic. 

Su comando decidió efectuar el mitin final en el mismo sitio elegido por la Unidad Popular, para lo cual la izquierda le cedió su propio escenario, La Democracia Cristiana intentaba demostrar al electorado que la definición sería entre Allende y Tomic, El mitin tuvo una gran envergadura, aunque resultó notoriamente inferior al de la Unidad Popular. Decenas de miles de estandartes, banderas y lienzos contribuían a abultar las dimensiones de la concentración, a Ia cual, además llegaban manifestantes en trenes especiales desde Valparaíso y desde el sur del país. 

La amplia y hábil publicidad tomicista logró dar la imagen de un mitin gigantesco. La Unidad Popular afirmaba haber reunido 800 mil personas. El PDC se atribuía un millón. Con ello, el efecto de la exitosa concentración de Jorge Alessandri se veía desvirtuado y surgía nuevamente la duda entre muchos electores: ¿Por quién votar para atajar a Allende? 

En Santiago, el día 4 de septiembre amaneció nuboso, pero al correr de las horas el cielo se fue despejando. En Arica, Iquique, Antofagasta y otras localidades del Norte Grande, el sol imponía desde temprano un clima caluroso. Llovía, por el contrario, tenuemente en las provincias de Malleco y Cautín. En Chiloé el aguacero era torrencial. En las bases de la Antártida chilena no había precipitaciones y en el enclave polinésico de la Isla de Pascua, los isleños y continentales residentes concurrían a votar bajo un sol radiante.

Tomic

 Tomic cerró en la Alameda Bernardo O´Higgins - Foto de Sonia Aravena.
Tomic cerró en la Alameda Bernardo O´Higgins - Foto de Sonia Aravena.

Tres millones 539. 747 chilenos de ambos sexos, mayores de 21 años, que sabían leer y escribir, -por primera vez también votaban los ciegos mediante cédulas especiales con signos del sistema Braille- se hallaban inscritos en los registros electorales y debían decidir el destino de Chile. A 1 392. 830 de ellos les correspondía votar en la provincia de Santiago. Cada elector debía concurrir a su respectiva mesa receptora de sufragios, de las cuales existía un total de 14.490, distribuidas en todas las comunas del territorio nacional: Ahí les sería entregado un lápiz de mina para que indicaran su preferencia completando una cruz en una cédula de formato único, en Ia cual el nombre de cada uno de los tres postulantes aparecía procedido de una breve raya y de un número fijado de acuerdo a un sorteo: el "1" para Tomic, "2" para Alessandri y el "3" para Allende. 

Las mesas debían atender a partir de las 8 de la mañana y hasta las 4 de la tarde, salvo las que se constituyeran después de las 8, que debían completar 8 horas de funcionamiento. 

La realización del escrutinio en cada mesa y la sencillez de un cómputo en que intervenían sólo tres nombres, permitía esperar los primeros resultados para las 5 de la tarde. 

Ese día los tres candidatos permanecieron en Santiago, donde Alessandri y Tomic votaron en las mesas de la primera comuna ubicadas en Ia Estación Mapocho. A primera hora Allende se presentó a la 14° Comisaría de Carabineros, correspondiente a su domicilio, para dejar constancia de su imposibilidad de viajar a Punta Arenas, en la provincia austral de Magallanes, donde se hallaba inscrito. Luego acompañó a su mujer, Hortensia Bussi, a votar al local del Liceo N° 7 de Niñas. 

Jorge Alessandri permanecía en su departamento, frente a la Plaza de Armas, rodeado por sus parientes y colaboradores más cercanos. Uno de ellos, el que fuera en su régimen secretario general de Gobierno, Patricio Silva Clarés, le recomendó a media tarde preparar su discurso para la manifestación de celebración del triunfo de esa noche. Alessandri, que en muchas ocasiones había expresado dudas acerca de la posibilidad de ganar, le advirtió que no debía estar tan optimista. "No nos vaya a pasar lo que a Gustavo Ross", comentó, recordando al confiado candidato de la derecha que resultara derrotado por el Frente Popular en 1938. 

El día transcurrió normalmente .Y desde las cinco de la tarde, al iniciarse los cómputos, el país comenzó a vivir la más tensa y angustiosa espera de su historia.



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