Cristián Barra, quien se hizo conocido en la política nacional por coordinar el rescate de los 33 mineros de la mina San José en 2010 y posteriormente por ser el jefe del Plan Estadio Seguro entre 2012 y 2014, actualmente se desempeña como jefe de uno de los cargos vitales en materia de seguridad del Ministerio del Interior: la Unidad de Análisis de Datos y Coordinación Intersectorial (abreviada UAD para este artículo).
Si bien el nombre de esta oficina no da muchas luces sobre el rol que cumple la misma, su objetivo es recopilar información que sirva a las máximas autoridades del Ministerio del Interior para entender el acontecer nacional en materias de organizaciones sociales y así poder reaccionar a conflictos que se vayan presentando.
La UAD era una de las unidades más cercanas al ex subsecretario Rodrigo Ubilla, al punto de que era su amigo Germán Quinteros Raby quien estaba a cargo. Hoy Cristián Barra responde de igual forma al actual subsecretario, Juan Francisco Galli, aunque con la particularidad de que ambos son más cercanos al ministro de Defensa, Alberto Espina, que al titular de Interior, Gonzalo Blumel.
Tanto en La Moneda como en la opinión pública se pronostica que las protestas en marzo de este año serán tan intensas como en los tres últimos meses de 2019, a raíz de esto, el organismo tendrá un rol protagónico en el manejo de la contingencia.
En este escenario, el nombre de Cristián Barra causa expectación, por el rechazo que generó entre las barras bravas durante su paso por Estadio Seguro.
La UAD
La resolución exenta nº 1.149 de 2016 –durante el gobierno de Michelle Bachelet– crea esta unidad y se explica que sus objetivos serán “asistir técnicamente al Ministerio del Interior y Seguridad Pública en el análisis de información en las materias de contingencia política, social y económica a nivel sectorial”, como también “sistematizar y analizar datos políticos, programáticos, sociales y económicos que nos permiten el logro de objetivos que se haya fijado la Subsecretaría del Interior”.
Estas definiciones entregan un poco más de información sobre qué rol cumple esta oficina, pero es lo que realizan sus funcionarios en la práctica lo que da a entender su importancia.
INTERFERENCIA conversó con uno de los analistas, quien prefirió mantener su identidad en secreto.
“Trabajamos con fuentes abiertas e información pública. Generalmente nos enfocamos en ver el comportamiento en redes sociales de quienes lideran organizaciones. Por ejemplo, vemos si han trabajado en algún municipio y así vamos armando un mapa de sus redes políticas”, dijo.
Además de esto, el analista explica que parte fundamental del trabajo es la lectura y análisis de la prensa, como también entrevistar personas que aporten información relativa a organizaciones sociales –asegura que siempre se identifican como funcionarios del Ministerio del Interior al hacer esto–. Además, el funcionario de la oficina que así lo quiera, puede ir a observar protestas sin participar de estas, con tal de obtener más datos. Todo esto para entender los conflictos en curso y anticipar otros.
Estos detalles dan a entender que las funciones son similares a las de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), aunque sin la capacidad de obtener información de atribuciones exclusivas de las policías, tales como la interceptación de teléfonos o la utilización de agentes infiltrados. Pero de igual forma, ambas comparten su dependencia del Ministerio del Interior.
Son cerca de cincuenta funcionarios a nivel nacional los que trabajan para la UAD. Están divididos entre asesores macrozonales, analistas especializados en temáticas de violencia rural o problemas medioambientales, como también en encargados regionales y provinciales. Todos estos realizan informes dirigidos al subsecretario y al ministro del Interior.
En tanto, para acceder a este trabajo, las características que se solicitan es tener capacidad de empatía y de análisis.
Según la fuente, al inicio del actual gobierno la idea del ex subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, era que esta unidad no contara con ex policías o ex uniformados, bajo la premisa de que “solo los civiles pueden entender a los civiles”.
El analista señaló a INTERFERENCIA que hasta antes del 18 de octubre el funcionamiento de la unidad estaba bien evaluado, puesto que habían podido manejar conflictos sociales como el medioambiental de Quintero y Puchuncaví. Pero después del estallido social, este accionar civil se habría diluido porque Carabineros ”se dejó llevar por sus propios análisis respecto del conflicto y en la forma de enfrentarlo”, dijo la fuente.
Cristián Barra, el interino
Según información obtenida por INTERFERENCIA, el ex jefe de Estadio Seguro asumió el liderazgo de esta oficina de “inteligencia” en diciembre del año pasado, justo después de la renuncia de Rodrigo Ubilla a la subsecretaría.
Hasta ese entonces quien lideraba la UAD era Germán Quinteros Raby, íntimo asesor de Ubilla, quien fue perfilado por nuestro medio anteriormente por haber intimidado a una de las mujeres que demandó a la ex autoridad por haber comprado tierras mapuche de manera irregular.
Barra no figura actualmente en el portal de Transparencia del Ministerio del Interior cumpliendo este cargo, pero según confirmaron desde la oficina de comunicaciones de la subsecretaría, efectivamente lo está haciendo. La respuesta oficial dice que se trata de un interinato y no algo definitivo.
De todas formas, desde Interior señalaron a nuestro medio no tener información sobre si hay un nombre pensado para quedarse permanentemente con el cargo o si hay una fecha límite para el interinato.
Lo que sí es concreto es que actualmente Barra –quien sólo tiene enseñanza media cumplida– se encuentra cumpliendo una doble función, puesto que a la vez es el jefe de la Unidad de Gestión, Riesgo y Emergencia de la Subsecretaría del Interior, trabajo por el cual recibe un honorario bruto de $6 millones 191 mil pesos.
Quedando pocos días para marzo y la probable intensificación de las protestas, la expectación respecto a Cristián Barra nace a partir de su historial. En Estadio Seguro generó un rechazo tan alto que distintas hinchadas le dedicaron una canción:
“Cristián Barra, la concha de tu madre, los bombos y las banderas, no mataron a nadie”, esto en relación a que una de sus políticas fue prohibir elementos de animación en los partidos de fútbol.
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