Qué pena y que vergüenza ser chilena, en estas horribles condiciones, en las que las cosas y las propiedades valen más que la vida misma, la felicidad, los ríos, la familia. Tenemos mucho que aprender de nuestros lamngen mapuches, tenemos que aprender a cuidar la tierra, el agua, la familia. Tenemos que dejar de creer que comprando somos felices o hermoseando una casa con cachureos. Debemos unirnos en la lucha por hacer entender a los ricos de Chile que la mayor riqueza es la paz y la tranquilidad del alma y no la acumulación de cosas.