Alrededor de cuatro mil personas despidieron esta tarde al joven Camilo Catrillanca Marín, el comunero mapuche asesinado de un tiro por la espalda perpetuado en un operativo policial del “Comando Jungla”, el pasado miércoles 14 de noviembre de 2018 en la Comunidad Autónoma de Temucuicui, Ercilla.
Un territorio recuperado por la comunidad. Camilo no pudo concluir su proyecto, donde compartiría su hogar con su hija de 6 años y su pareja, quien está embarazada.
Para llegar al lugar, Carabineros mantuvo un amplio control en la ruta. En el territorio de Temuicuicui, se percibía la rabia y la pena. La comunidad lloró la partida del weichafe, y preparó su último adiós, el eluwun (funeral) de Catrillanca.
El escenario se tiñó de banderas negras.
A eso del mediodía, los presentes que principalmente eran familias mapuche, compartieron alimentos, mote, sopaipillas, cazuela, y carne tras dos días de velorio, es decir, küni o kütxal, que es una especie de “ramada”. En el lugar, también hubo presencia de funcionarios del Instituto de Derechos Humanos, el abogado José Aylwin, el historiador Martín Correa, y gente que solidarizaba con el sufrimiento del Pueblo Mapuche.
El nieto del histórico lonco Juan Catrillanca fue velado en la casa que estaba construyendo, en el sector del ex fundo La Romana, el mismo que alguna vez perteneció al agricultor René Urban. Un territorio recuperado por la comunidad. Camilo no pudo concluir su proyecto, donde compartiría su hogar con su hija de 6 años y su pareja, quien está embarazada de dos meses.
Alrededor de las 15:00 horas las autoridades del Pueblo Mapuche de diferentes territorios y corrientes políticas, a quienes unía el dolor, dieron unas palabras, generalmente en mapudungun.
Héctor Llaitul, Aucán Huilcamán, Juana Calfunao, José Santos Millao, uno de los wérkenes (vocero) de Temucuicui, Mijael Carbone, acompañaban a los loncos Victor Queipul y al abuelo del fallecido, quien recibía los pésames con serenidad y agradecido.
Todos pidieron justicia por la muerte de Camilo.
Las mujeres sacaron una a una, las flores que acompañaban el ataúd, se ordenaron en fila y comenzaron los sonidos del kultrun, las trutrukas, las pifilcas, y los wiños (bastones de madera del palín), golpeándose uno con otros, acompañados de afafanes, el grito de guerra mapuche.
El punto culmine ocurrió cuando la multitud se detiene al lado del tractor en el que fue asesinado el joven weichafe.
También hubo caballos, que montados por pu lamngen (hermanos mapuche), encabezan el recorrido para que el espíritu de Catrillanca viaje.
A las 17:30 horas y empezó la caminata hacia el cementerio indígena. En aproximadamente 10 kilómetros los homenajes no cesaron para Camilo. El punto culmine ocurrió cuando la multitud se detiene al lado del tractor en el que fue asesinado el joven weichafe.
El sol ya estaba bajando cuando cerca de las 19:30 horas la marcha fúnebre llegó al cementerio.
Familiares, amigos, y la Comunidad de Temucuicui le entregó el último adiós en un ambiente de tristeza y rabia, pero a la vez, con un mensaje directo “continuar con newen (fuerza) para enfrentar al Estado y recuperar el territorio ancestral”.
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