
Asumida popularmente como una frase con un carácter independentista antes de ser oficializada en el escudo en 1920, lo cierto es que el lema no ha estado exento de polémicas y ha intentado ser modificado en los años recientes. “En Chile todo cuesta cambiarlo, porque hay una valoración excesiva de la estabilidad y el orden, más que de la libertad”, explica el historiador Rafael Sagredo.