
Al historiador Manuel Gárate le tomó más de diez años de trabajo recopilar cientos de caricaturas sobre Pinochet en Europa y Estados Unidos y analizarlas, donde halló patrones e idearios comunes sobre la controvertida figura del tirano. Cuenta que ya desde 1973 se dibujó a Pinochet como un vampiro y que su figura era asimilada a la de un villano perfecto.