Charlie Kirk

Tylenol, prisión y funeral: tres escenas desconectadas en apariencia, pero unidas por el mismo trasfondo. Todas hablan del dolor —físico, político, espiritual— y de cómo se manipula para fines de poder. Trump lo usa para legitimarse, la cárcel lo oculta en el pantano y la religión lo convierte en bandera de batalla.

El asesinato de Charlie Kirk y los mensajes en clave meme dejados en los casquillos por el supuesto tirador recuerdan casos anteriores en que la cultura online y la violencia política confluyeron en sujetos radicalizados, capaces de perpetrar asesinatos en masa, como los casos de Christchurch, un supermercado de El Paso, Texas, o el reciente tiroteo en una escuela católica en Minneapolis.