
Los brasileños enseñaron a empresarios chilenos cómo usar movimientos de mujeres ‘contra los marxistas’, y cómo preparar el terreno para que los militares entraran en acción. “La receta existe y funcionó en Brasil”, les dijo uno de ellos. Esta fórmula incluía: crear caos económico, fomentar el descontento social, actos de sabotaje y atentados explosivos.