Sara Larraín

La falta de un marco normativo claro para la producción y distribución del hidrógeno verde genera incertidumbre sobre su impacto ambiental y social. Chile apuesta por este “gas limpio”, pero la construcción de puertos, plantas desaladoras y redes de transporte requerirá grandes inversiones y ponen en duda la viabilidad económica.

Europa necesita reemplazar al petróleo y Chile está dispuesto a ser una pieza clave en el proceso desarrollando una industria de hidrógeno que requerirá 80 millones de toneladas de agua anualmente y 450 mil hectáreas de molinos eólicos y paneles solares en Magallanes y Antofagasta. Energías renovables que, en todo caso, no aportarán a la matriz energética nacional.

La ex candidata a gobernadora por la Región Metropolitana cree que es importante que el gobierno de Gabriel Boric pueda detener proyectos de fuerte impacto ecológico, como Dominga y Alto Maipo, y que dé urgencia a un proyecto de ley de glaciares. Joignant agrega que es relevante que las próximas autoridades de Medio Ambiente salgan de la sociedad civil y de organizaciones socio ambientales.