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Viernes, 19 de Abril de 2024
Pocos años antes de su muerte

Cuando engañaron a Chéjov

Interferencia

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Fotografía: Sputnik
Fotografía: Sputnik

La esposa del escritor ruso tuvo que abortar por emergencia en marzo de 1902. El hijo, según algunas versiones, no era de él, lo que abrió las dudas respecto de la verdadera relación que sostenían ambos. Todo mientras el autor escribía su última obra: El jardín de los cerezos.

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Ni la familia ni los amigos de Anton Chéjov se esperaban que contrajera matrimonio ese mayo de 1901. A comienzos del siglo XX, la calidad literaria del escritor ya era de conocimiento transversal en Rusia, al nivel de León Tolstói. Y así como se leían los cientos de cuentos y obras de teatro que había escrito, también se sabían aspectos de su vida privada, como su faceta de mujeriego y su fobia al compromiso; por eso impresionó la noticia de su vínculo con Olga Knipper a sus 41 años.

De esta manera se cuenta en un artículo de The Guardian, publicado a fines de agosto y cuyo título es Secretos, mentiras y un niño: William Boyd sobre la verdad detrás del matrimonio de Chéjov.

Boyd, novelista escocés y quien se ha interesado en la vida y obra del escritor ruso, narra que Olga Knipper provenía de una familia burguesa con un mal pasar económico. Pese a eso, estudió teatro y se convirtió en una actriz de renombre dentro de círculo artístico moscovita, llegando a ser miembro del Teatro de Arte de Moscú.

Esta distancia –actualmente, en carretera, son 1.361 kilómetros– trajo consigo una comunicación basada en cartas, donde aparecen conflictos que no fueron de conocimiento público hasta estos tiempos.

Ella llamó la atención de Chéjov, precisamente, cuando en 1898 interpretó el papel de Irina Arkadina en la obra La Gaviota, escrita por él. Si bien Knipper, acorde a Boyd, no era parecida a las otras amantes del también médico –que eran ‘hermosas y seductoras’–, lo terminó por cautivar en 1899 con la misma actitud que tuvo para abrirse paso en el mundo de las artes, justo cuando el escritor ruso empezaba a sufrir la tuberculosis.

Esa enfermedad fue determinante para que la pareja se separara físicamente. Olga permaneció en Moscú por su próspera carrera, y Chéjov debió radicarse en la bahía de Yalta, península de Crimea, donde el clima es más cálido. Solo retornaba a la futura capital rusa cuando el clima era más caluroso, mientras que ella a veces lo iba a ver en tren.

Esta distancia –actualmente, en carretera, son 1.361 kilómetros– trajo consigo una comunicación basada en cartas, donde aparecen conflictos que no fueron de conocimiento público hasta estos tiempos.

Tres

Donald Rayfield, historiador británico que publicó en 1997 el libro Anton Chekchov: A Life, narró un episodio que estuvo muy cerca de romper la relación entre Chéjov y Knipper.

Rayfield, según cuenta William Boyd, accedió a una carta de un intelectual ruso poco conocido, EB Meve, quien estudió la correspondencia y descubrió un hecho fundamental en la historia, que involucraba a un tercero y que se dio en el tiempo en que la pareja hablaba de tener un hijo.

El 23 de febrero de 1902, luego de cuatro meses sin verse, Olga viajó a Yalta. En ese tiempo, el autor ya planeaba su última obra de teatro: El jardín de los cerezos.

Ella estuvo allí cuatro días y luego se fue. En el tren de regreso, el 1 de marzo, Knipper le escribió que se sentía mal, con dolores en el vientre y náuseas.

El 24 de marzo dejó constancia que los malestares persistían, y el 31 de marzo la trasladaron a una clínica en donde un cirujano le practicó un aborto.

Knipper le dijo a Chéjov que este había sido concebido en la pasada visita a Yalta. Pero el escritor también era doctor, y sospechó que su esposa supiera de su embarazo en tan poco tiempo.

Olga Knipper vivió otros 55 años y se dedicó a quitar del historial matrimonial aquellos detalles incómodos, como este.

Los diagnósticos, al parecer, apuntaron a que Olga sufría de un embarazo ectópico –cuando el feto crece fuera del útero–, lo que implicó extraerlo desde las trompas de falopio.

Habitualmente, en esa época, este cuadro se operaba entre la semana ocho y la diez a partir de la concepción, por lo que esta habría ocurrido en enero, escribe William Boyd, cuando ella estaba en Moscú y él en Yalta.

Este supuesto engaño no significó el quiebre de la relación. Chéjov regresó a Yalta y al final, en 1904, después del triunfo de su última obra de teatro, El jardín de los cerezos, viajó junto a Olga al balneario de Badenweiler, en Alemania, donde murió en julio.

Olga Knipper vivió otros 55 años y se dedicó a quitar del historial matrimonial aquellos detalles incómodos, como este.

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