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Jueves, 18 de Abril de 2024
Matías Hermosilla

Historiador del humor: “El movimiento social se ha empoderado con conceptos cómicos"

Lissette Fossa

El historiador ve muchos elementos jóvenes que hacen novedoso el humor que ocurre en las protestas de este año, como los memes. Asegura que no es casualidad que Pikachu sea un símbolo del estallido social, pues llama a construir un imaginario nacional totalmente nuevo, con referencias a la cultura popular de masas, como los monos animados.

Admision UDEC

Matías Hermosilla se define como un historiador que ocasionalmente se desempeña como comediante en los asados. Desde siempre se ha interesado por la cultura popular, la música y el humor, y en este último tema se centró para su tesis de magíster en la Universidad Católica.

Actualmente cursa un doctorado en la State University of New York at Stony Brook, Estados Unidos. Pero continúa, desde la distancia, como coordinador general de la Red de Investigación y Estudios del Humor (RIEH), organización que junto con otros académicos y comediantes formó en 2017.

“Para mí, no hay nada más contextual que un chiste. Porque un chiste responde a una sociedad particular, en un contexto y una época determinada. El chiste es una forma de ironizar la realidad y de construir comunicación. Busca algo más allá que solo comentar algo, busca provocar risa, incomodidad”, explica Hermosilla, quien ha enfocado su trabajo en el humor político.

En dos años, miembros de la red han participado en seminarios internacionales sobre el humor y han organizado dos congresos anuales, uno en 2018 y otro este 2019. En los congresos se han congregado humoristas, comediantes de stand up, actores y académicos, en torno a reírse y reflexionar por qué y de qué nos reímos los chilenos.

Para Hermosilla el humor ha sido un factor importante en el estallido social en Chile, una forma de rebeldía ante la autoridad y ante un sistema social que agobia a los chilenos. Por eso, no le sorprende que uno de los símbolos de las manifestaciones sea un pokemón.

“El Baile de los que Sobran también es una canción sarcástica, te invita bailar con los que sobraron de un sistema. Hay una idea de tomar la comedia como un elemento de una catarsis colectiva. Estamos criticando el modelo, desde el patriarcado hasta el modelo económico, pero nos empoderamos con un concepto cómico”, afirma el historiador.

INTERFERENCIA conversó con Hermosilla sobre la relevancia del humor en la revuelta social, el fenómenos de los memes y de los desafíos del humor político frente a un movimiento social que marcó la década.

- ¿Se puede hablar de humor chileno? ¿Es distinto al argentino o al de Estados Unidos?

- Yo creo que sí. 

Lo que pasa es que hoy en día hay cosas mucho más globales que hace treinta años, por eso hay cosas que nos dan risa que son más universales. Por la lógica en que vivimos, podemos dialogar más cercanamente con contextos que no son los propios. Hoy todo es mucho más instantáneo que en los 90 o en los 60.

De todas formas, el humor tiene que ver mucho con la contingencia, por ejemplo, un chileno en Santiago no va a entender los chistes específicos de los políticos estadounidenses. Hay ciertas particularidades que son difíciles de leer si uno tiene otros contextos.

Hay un trabajo interesante que hizo Andrés Mendiburo, académico de RIEH, que ha analizado el tipo de humor que le gusta a los chilenos. Ha hecho un análisis estadístico de eso, y, por ejemplo, el chileno tiende a tener un humor más agresivo y más auto-irónico.  Pero yo diría que hay ciertas dinámicas que solo se entienden a nivel local.

- ¿Es el humor un factor importante en la política?

- Sí, hace un tiempo hice un estudio con Claudio Rolle y un profesor italiano, Matteo Andreone, sobre el uso político del humor, y hacíamos una comparación entre Silvio Berlusconi y Sebastián Piñera. Veíamos cómo los manejos de la comedia eran muy diferentes, Berlusconi era un showman, el que te cuenta el chiste, el que te explica una historia. En el caso de Piñera, eran errores no forzados, se ríe porque se sienta en la silla de Barack Obama, como un niño chico. 

Incluso no se ha tomado en cuenta el contenido cómico de la canción política chilena, por ejemplo, la música de Víctor Jara y de Violeta Parra es muy poco auto-irónica, es más de burla del otro, una forma de ataque cultural. 

Y, aunque uno no lo esperaría, los políticos de derecha tienden a ser más auto-irónicos. Llega a ser perverso. Pensemos en José Antonio Kast, que maneja la comedia con una expericia que uno no se lo esperaría. Por ejemplo, alguien una vez tuiteó un tanque en la carretera y puso que Kast estaba saliendo de vacaciones, y Kast respondió con fotos donde sale su cabeza photoshopeada arriba del tanque. Eso es interesante, que los políticos usen esa lógica burlesca a su favor.

Eso ha cambiado, antes no era así. Arturo Alessandri Palma incluso hizo un acto ilícito; mandó a la policía a robar todos los números de la revista Topaze, donde se reían de él, porque aparecía pintando un león en la pared, pero el león estaba domesticado por un domador, que era Carlos Ibáñez del Campo, y decía el chiste que 'el león no era tan bravo como lo pintan'. Arturo Alessandri Palma tuvo que asumir el hecho, cuando lo pillaron que había mandado a la polícia a robar y quemar las revistas. Habló por la radio, asumió y dijo que por dignidad tenía que defender el cargo y por eso lo había hecho.

- ¿Y cómo está el humor político en Chile, ahora, en un momento tan histórico? ¿Nos estamos riendo de los políticos? ¿Los políticos se están riendo de ellos mismos?

- Hay que separar el caso de los comediantes y los políticos. Por el lado de los comediantes, ellos han visto que en este contexto todo es político, no puedes escapar a la política, porque tu audiencia te lo cobra, por eso tienes que hablar de lo que está pasando. 

Lo otro es que en la política actual, el humor humaniza, el humor es un capital político. Las personas que se muestran de buen humor se humanizan ante la audiencia. Personas como Berlusconi o como Obama, que hacen bromas, van a los programas de televisión, son ejemplos de ello. Yo lo llamo capital político de lo cómico.

En Chile, Giorgio Jackson y Gabriel Boric lo usaron mucho rato, cuando les sacaron una foto que parecía que coqueteaban, ellos bromearon con eso. Camila Vallejo, cuando la acusaron de comprarse un Audi, se sacaba fotos con autos de juguete. Sobre todo en las generaciones más jóvenes de políticos, eso ve más jugueteo con el humor.

En la política chilena, yo diría que las mujeres tienen una sensibilidad cómica mayor que los hombres, como Michelle Bachelet, también porque es una manera de hacerse cargo de rol y enfrentar al patriarcado, desde la perspectiva cómica.

- En Chile, tras el estallido social, se ha visto mucho dolor, pero también mucho humor, han surgido muchos chistes en las paredes, muchos memes ¿En los momentos de crisis o de impacto emocional, tienden a aumentar también los chistes? ¿Hay una conexión entre el estallido y el humor?

- Hay ciertas pistas en la historia, que nos dicen que en los momentos más terribles, incluso, el humor sigue existiendo. Rudolph Herzog habla de un momento, en la Alemania nazi, que existía comedia. Él decía que el humor en esa época era una válvula de escape. Lo mismo se puede decir que pasó en la dictadura de Augusto Pinochet.

Pero ahora ocurre otro proceso, que estamos en un momento donde hay un movimiento social que está recibiendo violencia muy fuerte de parte del Estado, violaciones a los derechos humanos, pero la gente no le tiene miedo a los militares. Y por ahí viene una veta cómica. Este es un movimiento social particularmente cómico. Incluso aparecen cosas graciosas que no se relacionan directamente con el movimiento, como cuando gente que gritaba “Karol Dance degenerado” en la calle, en momentos de mayor tensión. Estas referencias, como Karol Dance, son de la cultura popular masiva, y se toman espacios simbólicos.

Y este movimiento social tiene mucho de las generaciones nativas digitales. Es también una revolución de los otakus, del animé. Que uno de los símbolos de la protesta en Chile sea Pikachu, es cómico en sí. Es un acto de buscar y construir nuevos símbolos sociales, que encuentran en el espacio público una expresión, y la comedia tiende a unir a las personas en esos espacios.

- ¿El meme juega un papel en todo este estallido social? Es un humor visual, gráfico, muy distinto al humor que veíamos en la televisión en los 90 y que se ha usado mucho estos días.  

- Sí, el meme varía y cambia muy rápido. El meme en sí responde a algo que es diferente a la caricatura y a la comedia en sí, que es el anonimato. Los memes son las dinámicas del espíritu de la nación, los encapuchados de la red, no están basados en la autoría, por eso uno no se fija mucho en la estética del meme, lo importante es el mensaje que se comparte. Es un humor rebelde. Las transgresiones más definitivas a la autoridad, que hemos visto en movimientos sociales, son el meme y el uso de la fuerza. Porque el comediante firma su comedia, se hace cargo, pero quien hace el meme no se hace cargo de la broma, la comparte no más.

Pero también este movimiento ha llamado a la colectivización y a empoderar la organización. La Coordinadora Social Shishigang llevan cinco encuentros de stand up en la periferia, donde los comediantes actúan gratis. El primero fue en Recoleta y se llenó. Es así como el humor está en los muros, en los memes, pero también está llamando al encuentro.

- ¿Y los temas de lo que nos reímos cambian? Lo pregunto porque ya han dejado de ser graciosos o de ser aceptados los chistes machistas, o chistes de violación.

- Las sociedades van cambiando y así el sentido del humor va cambiando. La comedia de lo hipersexualizado ha sido castigada por las audiencias. No es que la comedia tenga que ser políticamente correcta, no es eso, es que la gente ya no se ríe con esa comedia.

Igual hay que comprender que siguen habiendo nichos de comedia que no son a veces chistes para un público masivo.

- ¿Ser gracioso o cómico es una cualidad con la que se nace o es algo con que se hace?

Hay un psiquiatra que se llama Paul McGhee que dice que sí se puede enseñar el sentido del humor, se puede desarrollar, lo que no quiere decir que puedas llegar a ser la  persona más divertida del mundo. La verdad es que es incierto. Incluso uno puede preparar mucho un chiste o un stand up, pero no te puedes asegurar que la gente se ría.

Es como en la música, puedes ser un músico con muchas técnicas, muy completo, pero puede que tu música no emocione. Porque la música y la comedia no responden a ciencias exactas. A veces en la teoría algo puede ser chistoso, pero en la práctica no lo es.



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