Julio trae un nuevo concurso de Interferencia.

Se trata de la edición de un nuevo sorteo mensual para sus suscriptores vigentes, quienes para participar sólo tienen que escribir a [email protected], nuestro editor general, manifestando su interés de ser parte del concurso.

Para suscribirse o renovar la suscripción, basta entrar a este link, solo tomará un par de minutos.

En  esta ocasión se sortean dos ejemplares de Humo en la calle, el jugoso negocio de la represión y las armas no letales en América Latina. una novedad editorial de Aguilar en el cual participaron distintos medios de investigación de la región, estando Interferencia a cargo del capítulo chileno, bajo la labor del periodista Diego Ortiz.

 Dice su reseña: 

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"Este libro es una colección de reportajes en profundidad, escritos por los mejores reporteros investigadores de América Latina, que exploran un tema común: el negocio que hay detrás de la represión a las protestas sociales".

"Todo indica que detrás del comercio de las llamadas armas no letales y de elementos como gases lacrimógenos, balas de goma, y otros artefactos usados para controlar las marchas ciudadanas, están unas pocas empresas que son las que les venden esos arsenales a los distintos gobiernos de la región".

"Esta investigación colectiva logra tejer esos puntos en común y llegar a esa revelación periodística. Cada capítulo se dedica a uno de los países donde ocurrieron los fenómenos de protesta social, Colombia, Venezuela, Bolivia, México, etcétera".

"La coordinación periodística es de Maria Teresa Ronderos, una autoridad en periodismo de investigación en Colombia, quien articula a los equipos de reportería de los más serios medios independientes del continente, como Revista Anfibia, Animal Político, Efecto Cucuyo, Cerosetenta, Telemundo, entre otros medios afiliados al Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP)".

Sorteo anterior

Respecto del sorteo de junio, del dos copias del libro 18-0 de Carlos Tromben, una de ellas fue para Marcelo Quezada de Providencia, y una lectora de Ñuñoa que prefirió mantener su nombre en reserva. 

Felicidades a ambos.