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Martes, 5 de Agosto de 2025
[Jueves de medios]

Prensa chilena: los de siempre actúan como antes... y más que antes

Marcos Ortiz F., director de Ojo del Medio (@ojodelmedio)

En un nuevo aniversario del estallido social, pero luego de la dura derrota del Apruebo y el proceso constitucional, los medios tradicionales exhibieron lo de siempre, pero aún más que antes: columnistas de think tanks e instituciones conservadora, encuadres sobre la violencia, y también el espacio para que políticos y otros actores cobren cuentas al sector derrotado.

El ejercicio de leer los diarios del fin de semana se convirtió en un proceso doloroso. Ahí estaban, triunfantes, decenas de voces que buscaban reinterpretar el estallido social de 2019 con la superioridad moral que les confirió el aplastante triunfo del Rechazo seis semanas antes.

Bastó con hojear El Mercurio y La Tercera durante el sábado 15, domingo 16 y lunes 17 de octubre para percatarse de que la arremetida era completa. En tan solo tres días un total de 11 integrantes de Libertad y Desarrollo eran destacados en sus páginas para opinar de lo humano y lo divino.

Ahí estaban algunos de los columnistas habituales (Gonzalo Cordero, Luis Larraín, Natalia González, Hernán Cheyre), a quienes se les sumaron invitados ocasionales (Rodrigo Pérez-Mackenna, Tomás Flores, Paulina Henoch, Carlos Williamson, Macarena García). Pero la guinda de la torta fueron las entrevistas a página completa a Rodrigo Ubilla, en La Tercera, y al padre fundador, Cristián Larroulet, en El Mercurio.

A la luz del panorama y con expresiones más o menos parecidas fueron varios quienes señalaron que habíamos pasado del “no lo vimos venir” a un todavía más preocupante “aquí no ha pasado nada”. Algunas de las voces y miradas más cuestionadas durante el masivo levantamiento de 2019 volvían a tener tanta o más tribuna que hace tres años para reducir el estallido a la obra de un puñado de delincuentes, omitir cualquier referencia crítica al gobierno de Sebastián Piñera, enarbolar críticas varias contra Gabriel Boric y, claro, opinar sobre el proceso constituyente.

Uno de los comentarios más claros lo ofreció el tuitero Floro Ceballos, quien en parte de un largo hilo de menajes escribió: “Ahora es la parte en que los ganadores del plebiscito pasan por caja, emiten certificados de buena conducta y exigen actos de contrición. De pasada, si pueden, le echan una maquilladita a la historia”. Respecto de quienes apoyaron las principales demandas del 18/O, agregó: “Todos entran en el saco ambiguo del ‘octubrismo’: el que quemó una iglesia y asaltó un negocio, el que marchó el 25-O con un cartel en la mano o tocó cacerolas, el que tuiteó y el que pegó un afiche, el que que se alegró por el acuerdo de noviembre y el que no”.

La pregunta que más se repitió en las diversas pautas de la prensa fue cómo había cambiado Chile entre octubre de 2019 y octubre de 2022. De la mano de generosas encuestas gentileza de la Universidad Andrés Bello (dirigida por Raúl Figueroa) y la Universidad del Desarrollo (de Eugenio Guzmán, los números arrojaron precisamente lo que les interesaba a quienes las publicaron: el estallido solo había traído miseria y desolación. El hecho de que, por mencionar dos ejemplos, la humanidad completa experimentó la mayor pandemia del último siglo junto con una depresión económica global, fueron detalles que convenientemente soslayaron.

Reescribir la historia para que nunca más hordas de ciudadanos salgan a la calle a exigir cambios profundos es una tarde que está ocurriendo, frente a nuestros ojos cada día que pasa. Y a cargo de esta operación están los de siempre.

La pregunta que desde esta humilde tribuna nos hacemos es, ¿y cuánto cambiaron nuestros medios en este período? ¿Qué procesos de reflexión interna se llevaron a cabo a lo largo de estos más de mil días? ¿Cómo se ha intentado enfrentar la drástica caída en credibilidad que sufrió nuestro periodismo desde 2019?

En un interesante reportaje publicado el sábado 15, La Tercera reveló “las cuentas por cobrar de la derecha”. De acuerdo con el artículo, los partidos de oposición habían acordado “enrostrar los retrocesos que –a su juicio– ha experimentado el país a raíz del estallido social y –en particular– los actos vandálicos que caracterizaron ese proceso”. Con ese objetivo, continúa la nota, la UDI, RN y Evópoli esperaban “sacar cuentas alegres subiendo el tono de sus críticas al gobierno”. A la luz de los hechos, vale la pena preguntarse ¿en qué se diferencia la cuidada estrategia de la derecha respecto de la pauta de algunos medios en los días recién pasados? El interlocking que existe entre políticos, empresarios, encuestadores y dueños de medios es un fenómeno que aflora con más evidencia que nunca en momentos de alta controversia como el que atravesamos.

Resulta entendible –aunque no del todo– que la primera reacción de parte de nuestro periodismo haya sido considerar el estallido nada más que como un episodio de violencia desatada. Académicos de distintas latitudes explican que para un medio es más sencillo cubrir un hecho periodístico puntual (la quema de una estación de metro, la existencia de barricadas) que un fenómeno político y social de causas múltiples como fue el descontento de 2019.

Esa explicación podría ser válida para los primeros días post 18/O, pero a tres años del levantamiento popular es exigible que los medios más influyentes del país entreguen una visión de lo ocurrido que dé cuenta de su entera complejidad. ¿Dónde quedaron los abusos de importantes actores del sector privado? ¿Olvidaron ya la falta de manejo político de Sebastián Piñera? A pocas horas de iniciada la revuelta, Cecilia Morel –entonces Primera Dama– ya parecía haber entendido el mensaje. “Vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás, señaló en un mensaje de audio filtrado que dio la vuelta al mundo. Todo parece haber quedado en el olvido.

Reescribir la historia para que nunca más hordas de ciudadanos salgan a la calle a exigir cambios profundos es una tarde que está ocurriendo, frente a nuestros ojos cada día que pasa. Y a cargo de esta operación están los de siempre.

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Chile no es un país, es un latifundio que jamás llegará al desarrollo ni habrá justicia.. es la granja gobernada eternamente por los mismos de siempre, sus hijos y los nietos de esos cerdos.

Pareciera que nunca hubo 18-O, sigue lo mismo y empeorando con una derecha equivocada y con una ideología evidentemente cercana al fascismo, la que negaban hasta hace poco, pero "por amor" es más fuerte!

Chile se derechizó, el 62% prefiere vivir con miedo, subyugado al poder económico de la derecha, quizás se acostumbraron a su "zona de confort", pero también aportó a la derrota los aire de supremacía y soberbia ética y moral de los constituyentes, y los casos ya conocidos por todos, resultado, un gobierno débil sin apoyo incluso de algunos personajes de su misma trinchera como Jadue y Jiles, llegó el tiempo que estos parásitos y oportunistas políticos pisoteen al gobierno, con este escenario, la derecha manda como siempre ha sido, no necesita ser gobierno,porque siempre han tenido el poder político y económico y el apoyo de las Ff.AA y policías, nuestro país sigue igual o peor que antes del estallido, conveniencia total para la derecha que incluso la delincuencia le convienen y la usa para manipular masas, que después ese 62% no se queje de lo que. ellos decidieron.

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