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Sábado, 20 de Abril de 2024
Progresismo en crisis

Sin Estado no hay PPD

Nicolás Massai D.
Pedro P. Ramírez Hernández

En sus 30 años de historia, el Partido por la Democracia ha pasado 24 en el Estado. La derrota presidencial de 2017 y la pérdida de escaños en el Congreso sumergen a este partido en una crisis política que incluye la pérdida de influencia, de recursos y una dañada imagen pública.

Admision UDEC

Arriba del mesón de recepción en la sede del Partido por la Democracia (PPD), cerca del metro Santa Ana en Santiago Centro, permanece la foto oficial del segundo periodo presidencial de Michelle Bachelet. Ese tiempo que ya pasó, y que tuvo a la ex Nueva Mayoría disponiendo del aparato estatal entre 2014 y 2018, es precisamente el que se echa de menos dentro de la tienda dirigida ahora por el ex canciller Heraldo Muñoz.

El triunfo electoral de Chile Vamos, y la pérdida de escaños en el parlamento, está afectando no solo la capacidad de influenciar en la agenda que tiene esta colectividad, sino que también la cantidad de recursos disponibles. Es un hecho, además, que los aportes de los militantes a las arcas –conocidos como ‘cotizaciones’– disminuyeron considerablemente entre la transición de ser una fuerza oficialista a una opositora.

Dirigentes históricos y conocedores del partido, entrevistados por INTERFERENCIA, declararon que este es uno de los momentos de mayor crisis en el PPD. Un miembro de la directiva nacional afirmó que, un hecho que ha influido en el actual escenario pesimista de la colectividad, fueron las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2017.

Entre enero y septiembre de 2017 los militantes que laboraban en el Estado aportaron poco más de 86 millones de pesos a las arcas partidarias, cifra que disminuyó a poco menos de 23 millones durante el mismo período de 2018.  

“Fue una debacle electoral”, afirma. Y así fue.

Cifras a la baja

La elección de 2005 fue la más exitosa a nivel parlamentario para el PPD. Dentro de los triunfos recordados, estuvo el de Guido Girardi sobre el dirigente histórico de la Democracia Cristiana, Andrés Zaldívar, superándolo por 180.000 votos y arrebatándole el cupo de esa circunscripción que le correspondía a la entonces Concertación en el Senado. En diputados las cuentas fueron alegres: ese partido obtuvo poco más de un millón de votos, alcanzando 21 escaños.

En la siguiente década, el PPD nunca más obtuvo resultados tan buenos. En la elección de 2009 ese partido perdió más de 160.000 votos en las parlamentarias.  Cuatro años después, en 2013, volvió a perder unos 200.000 votos. Y, finalmente, este 2017, el conglomerado sólo logró  poco más de 340.000 votos, casi dos tercios menos que en 2005, reduciendo su bancada de diputados de 21 a 8.  

La crisis de representatividad se refleja en las arcas de ese partido. Un ejemplo de ello son los ingresos por concepto de aportes trimestrales que el Estado entrega por la Ley Orgánica Constitucional de los Partidos Políticos, que se determina en base a la cantidad de votantes que se obtienen en las elecciones de diputados. Este monto disminuyó en casi 80 millones, pasando de recibir casi 185 millones de pesos entre abril y junio de 2017, a poco menos de 103 millones en el mismo período de 2018. Es decir, una merma de más de 80 millones en un solo trimestre.

Hay otra partida que se redujo considerablemente. Es la que tiene que ver con las cotizaciones de los militantes, una pérdida de ingresos que, en este caso, se asocia directamente con la derrota electoral de la Nueva Mayoría de 2017. Al igual como sucede con casi todos los partidos políticos, los militantes del PPD que se desempeñaban en labores del Estado debían entregar una parte de sus salarios al partido. La escala del aporte dependía de la función y jerarquía que cumplía el militante dentro del aparato del gobierno. Así, por ejemplo, los ministros de Estado tenían que aportar en torno a 500.000 pesos mensuales, mientras que un funcionario sin rango de jefatura aportaba en torno a 100.000 pesos al mes.

“La  bancada de diputados es intrascendente y se está apostando todo al liderazgo presidencial de Heraldo Muñoz, quien no tiene experiencia electoral”, afirma un dirigente del PPD.

Si bien INTERFERENCIA no obtuvo la cifra de cuántos militantes del PPD tuvieron que dejar sus empleos en el Estado, sí obtuvo acceso parcial a las cuentas internas de ese partido. Entre enero y septiembre de 2017 los militantes que laboraban en el Estado aportaron poco más de 86 millones de pesos a las arcas partidarias, cifra que disminuyó a poco menos de 23 millones durante el mismo período de 2018.  

A diferencia de otras tiendas políticas con mayor recorrido histórico como el Partido Socialista, el Partido Comunista o la Democracia Cristiana, el PPD no tiene patrimonio, por lo que una fuente importante de sus ingresos proviene de este tipo de aportes. El miembro de la directiva nacional que conversó con INTERFERENCIA, indicó que el partido “ha estado en el gobierno 24 de sus 30 años de existencia”, por lo que evidentemente afecta el hecho de no estar presentes en el poder Ejecutivo.

“Muchos se acostumbraron a empleos en el Estado y perdieron su compromiso ideológico”, dijo.

La crítica anterior no es una cuestión desconocida al interior de la colectividad. El 22 de octubre el PPD inició la convocatoria a su II Congreso Ideológico y Estratégico, la instancia de definición que renovará la política y el horizonte de este en los próximos años.

Esta discusión se enmarca dentro de la crisis que atraviesa la centroizquierda a nivel nacional e internacional. No es un misterio para nadie que la socialdemocracia, que en parte representa ese partido, está en una franca crisis electoral e ideológica en Occidente.

"Tenemos un problema entre política y ética que es necesario enfrentar seria y sabiamente para recuperar y revalorar el rol de la política", afirma el dirigente. “La derrota de la centroizquierda fue política más que electoral, y puede tener consecuencias estratégicas”.

El foco, reconocen ahora dentro de la colectividad, está en reconstruir el partido, y reinventar su identidad. Al mismo tiempo, gran parte de su reagrupamiento se está desarrollando a partir del levantamiento de la candidatura presidencial de Heraldo Muñoz, el ex canciller de Michelle Bachelet.

Gracias Heraldo

A inicios de octubre, la Corte Internacional de Justicia de La Haya desestimó la demanda boliviana en contra de Chile para obligar a esta última a negociar un acceso soberano al océano Pacífico. El primero que salió a hablar ante las cámaras de televisión chilena fue Heraldo Muñoz, quien fuera canciller durante casi todo el periodo de Bachelet desde que se presentó la acción legal.

Durante los días posteriores, en WhatsApp comenzó a circular una imagen viral confeccionada desde el partido. Se leía: “Gracias Heraldo Muñoz. Chile te agradece por la contundente Defensa de Nuestro Territorio”.

El mensaje buscaba capitalizar la victoria en La Haya en favor del ex canciller, quien  es visto como una potencial carta presidencial del partido. Para el miembro de la directiva nacional que conversó con INTERFERENCIA, la apuesta por Muñoz tiene poco asidero.

“La  bancada de diputados es intrascendente y se está apostando todo al liderazgo presidencial de Heraldo Muñoz, quien no tiene experiencia electoral”, comentó.

INTERFERENCIA se contactó con Heraldo Muñoz, actual presidente del PPD, para hacerle las preguntas relativas a este artículo. Sin embargo, el ex canciller negó la solicitud diciendo que por estos días se encuentra con una agenda muy intensa. Propuso que este medio se comunicara con Sebastián Vergara, secretario general del partido, para hacer las consultas respectivas. Éste último no contestó llamadas ni mensajes de WhatsApp.

El desafío por delante no es fácil. La nueva directiva tiene que reagrupar a la militancia y reactivar sus círculos sin el financiamiento con el que contaba antes. Como mencionan el documento partidista en el marco del congreso ideológico: “El tema de fondo es que tenemos que recuperar la autonomía de lo político frente a la economía, pero sobre todo la autonomía respecto al poder económico”.

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