El Negocio de la Represión

La investigación fue coordinada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística y contó con la participación de 12 medios de 10 países de América, con Interferencia cubriendo el capítulo chileno. “Constatamos que a medida que han crecido las protestas, el negocio de la represión con estas armas no letales ha florecido y que, en manos de las policías, ha dejado una estela de dolor, decenas de heridos graves y, también, muertes. Todo lo que se suponía que las armas no letales querían evitar”, explica María Teresa Ronderos, directora del proyecto.

La tercera edición de este premio otorgado en Suiza seleccionó 94 textos en 10 idiomas, entre ellos ocho en español. También compiten otros medios de renombre como Times, The Guardian, Gatopardo, El Diario.es y Anfibia.

La investigación El negocio de la represión, realizada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (Clip) junto con Interferencia y otros 11 medios de América Latina y Estados Unidos, descubrió que a medida que crecían las protestas ciudadanas, el negocio de la represión con armas menos letales florecía entre gobiernos y empresas. Chile registró el mayor número de heridos graves en contexto de protesta en la región desde 2018.

La empresa brasileña Condor es una de las mayores exportadoras de armas “no letales” de toda América Latina. De US$5.6 millones que Chile adquirió en bombas lacrimógenas entre 2019 y 2021, US$4.1 millones fueron municiones Condor. Esta es la historia de la empresa y su impacto en el continente.

En el estallido social de 2021 en Colombia, un nuevo dispositivo de guerra cobró protagonismo: Venom, un lanzador múltiple que dispara oleadas de granadas aturdidoras y lacrimógenas con un alcance no visto antes y que sembró terror no solo entre los manifestantes.

El 8 de noviembre de 2019, Carabineros disparó más de 2 mil tiros de escopeta en Plaza Dignidad. El INDH interpuso 44 acciones judiciales por violaciones a los derechos humanos en aquella jornada. La abogada Valeria Reyes fue una de las víctimas de ese día: "La sensación era que te estaban matando".

Pernalete murió por el impacto de una bomba lacrimógena en el pecho. Navarrete estuvo 40 días en estado vegetativo y perdió la memoria por una agresión similar. Chacón quedó ciego por disparos de perdigones a quemarropa, 45 de los cuales aún tiene incrustados en el rostro. Estas son sus historias.

Una psicóloga, un publicista y una veterinaria, entre otros, obtuvieron ventas por $11 millones de dólares. El Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (Clip) e Interferencia indagaron en las estructuras societarias detrás del negocio de la represión.

El gobierno ecuatoriano recibió bombas lacrimógenas de Colombia y Perú para reprimir las últimas protestas nacionales y además hizo una compra declarada confidencial de armas no letales. A Colombia le devolvió el préstamo con granadas brasileñas de un modelo controversial, pues varios lotes habían sido desaprobados por la policía de Sao Paulo.

Una investigación de El Deber (Bolivia), Revista Anfibia (Argentina) y El Universo (Ecuador), en conjunto con el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística, da cuenta como los gobiernos ecuatoriano y argentino acudieron en auxilio del régimen de Añéz cuando las protestas se tomaban las calles de Bolivia en noviembre de 2019.

El Centro Latinoamericano de Investigación Periodística formó una alianza con Interferencia y otros 11 medios de la región para revelar el negocio detrás del armamento no letal y su impacto en la sociedad latinoamericana. En este corto documental, la historia de la hoy senadora Fabiola Campillai, quien hace tres años salió de su casa a trabajar y un cartucho lacrimógeno le cambió la vida para siempre.

La directora del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (Clip) da cuenta de los principales hallazgos de la investigación transfronteriza El Negocio de la Represión, hecha por Interferencia en alianza con otros 11 medios de la región. En Latinoamerica, más de US$ 100 millones fueron invertidos en armas no letales en los últimos 5 años. 203 personas resultaron gravísimamente heridas por estos elementos y 33 perdieron la vida.

Masivas protestas entre octubre de 2019 y marzo de 2020 fueron respondidas con el uso de granadas químicas, cartuchos lacrimógenos y perdigones disparados por la policía y Fuerzas Armadas. El mercado de armamento no letal vivió un boom, mientras los manifestantes vivieron las consecuencias: 3 mil casos de violaciones a los DD. HH., 460 heridos oculares y 34 personas fallecidas fueron parte del saldo.