Inter de Milán

Mientras en Europa los clubes invierten en tecnología, centros de alto rendimiento y academias que producen jugadores con un sentido táctico precoz, en Chile se discute si se debe pagar o no a los formadores. Las “juveniles” son vistas como un gasto y no como una inversión. Los cuerpos técnicos se reemplazan como quien cambia de camiseta, y los proyectos deportivos duran lo que tarda en llegar la primera mala racha.

La Champions League fue durante décadas evento donde el mérito deportivo y la imprevisibilidad permitían soñar. Así, desde el Celtic escocés en 1967, pasando por el Aston Villa, el Hamburgo, el Steaua de Bucarest, el Estrella Roja de Belgrado, hasta el Porto de Mourinho en 2004 -campeones que no eran precisamente superpotencias deportivas- el torneo más prestigioso de clubes del planeta alimentaba una narrativa romántica: cualquier equipo podía, en teoría, tocar el cielo. Esa ilusión hoy está muerta.