
Los documentales y libros sobre el trabajo de la primatóloga fallecida el pasado miércoles inspiraron a varias generaciones de científicos en todo el mundo. Goodall se convirtió en un modelo a seguir para muchas niñas, que antes de ella no tenían referencias de mujeres en las ciencias biológicas. También motivó a hombres y mujeres a difundir el trabajo científico para crear conciencia y a trabajar sin descanso para cambiar el mundo.

La fundación Stop Ecocide comisionó a 12 abogados de reconocida trayectoria en crímenes internacionales para lograr que el ecocidio – ilícitos cometidos en conocimiento de que existe probabilidad de dañar gravemente el ecosistema – sea reconocido en el Estatuto de Roma como el quinto crimen internacional.