Domingo 4 de julio del 2021, una fecha histórica que quedará grabada como el día que empezó a enterrarse, de una vez por todas , la Constitución de Augusto Pinochet y le da la bienvenida a la esperanza detrás de escribir una nueva carta magna en democracia con paridad de género, con los pueblos originarios y sobre todo con participación ciudadana.
Eran las 8:30 de una fría mañana en Santiago y las cámaras y especiales de prensa se dirigían a los distintos puntos de reunión de las listas de la izquierda en la Convención. Cada agrupación eligió puntos claves para marchar con sus adherentes hasta el Palacio Pereira (ex Congreso), que será su nuevo hogar para 155 constituyentes. El Frente Amplio hizo su reunión en calle Yungay, los pueblos originarios por su parte lo hicieron en Cerro Huelén, mientras la Lista del Pueblo se ubicó en el lugar más emblemático de todos; Plaza Dignidad,
Tal vez la naturaleza de la cobertura televisiva quedó revelada cuando les tocó mencionar dicho lugar.
TVN decía: “Lista del Pueblo iniciará marcha desde Plaza Baquedano”, Megavisión la llamaba Plaza Italia, mientras que Chilevisión / CNN en la voz de Rafael Cavada, la nombraba como Plaza Baquedano [guión] Italia [guión] Dignidad. Como se ve, un nombre que a diferentes editores de prensa les cuesta mucho pronunciar. Pero, a la vista de lo que sucedió ayer y que tuvo que ser televisado por los canales, prontamente será rebautizada prontamente como Plaza Dignidad.
Las imágenes de ayer pasarán a la historia, no así el establishment televisivo que las comentó ayer.
Sea como sea, comenzaron las marchas en un ambiente festivo, todos acompañando a los constituyentes en camino al ex Congreso, mientras que Chile Vamos y algunos independientes llegaban sin bombos ni platillos a tomar sus lugares en la sede legislativa. Algunos, como Arturo Zúñiga (UDI), hicieron declaraciones desafortunadas, asegurando en vivo que las agrupaciones que marchaban a esa hora eran irresponsables por que ponían en riesgo a todos los integrantes de la Convención por no respetar los aforos ni las normativas sanitarias.
Así transcurrió la mañana y mientras se activaban los anillos de seguridad de Carabineros, los convencionales hacían entrada al Palacio para iniciar la ceremonia, pero ahí vendría una dura noticia, que muchos temíamos y que encendió las alarmas de los medios y prensa; en las afueras del ex Congreso empezaba una brutal represión de Carabineros a los manifestantes de las marchas, utilizando todo su arsenal para sacar a las personas de los distintos puntos del centro de Santiago. Las imágenes no tardarían en viralizarse vía redes sociales -siempre antes que la TV (redes sociales vs. TV; 1- 0)- y llegar a los convencionales.
De tal modo, en el momento de dar inicio a la ceremonia, ésta se interrumpió abruptamente con una enérgica constituyente por la Lista del Pueblo, Alejandra Pérez, quien se paraba en su silla y alzaba la voz para gritar en vivo: “A todos ustedes se les olvida que estamos aquí por la gente que están reprimiendo ahora mismo, allá afuera”, un grito que avivó la mecha e impulso que varios constituyentes se arrojaran a la mesa de la encargada del Tricel, Carmen Gloria Valladares, que dirigía la ceremonia y que una vez escuchado los alegatos de los constituyentes, dio por suspendida la sesión hasta aclarar lo sucedido.
La imagen de Elisa Loncon como presidenta de la Convención Constituyente quedará en los analaes de la historia del país y de la TV.
La situación no se aclaró en casi dos horas, lapso en el cual los canales culpaban a los manifestantes por lanzar piedras y provocar a Carabineros, acusaciones desmentidas por imágenes y videos en redes sociales, en las que se ve claramente que Fuerzas Especiales agredía a manifestantes y gaseaba a la prensa independiente que trabajaba en el lugar (redes sociales vs. TV; 2- 0).
Probablemente gracias a estas gestiones y ante el vacío y la soledad del gobierno, se pudo poner freno a Fuerzas Especiales y se dio inicio a la sesión con un juramento que maravilló a muchos, y que dio paso a la alegría, abrazos y al cántico; “Y va caer y va caer, la Constitución de Pinochet”, mientras que la situación contrastaba fuertemente con la imagen de los convencionales de derecha que solo atinaban a mirar el suelo, un gran acierto del director programático, y todo transmitido por TV a todo el país.
Valladares, después de esto, se arremangó -en un símbolo de “empecemos a cambiar esto”- y se dispuso a contar los votos para elegir presidente o presidenta de la Convención. Fue un conteo que emocionó a los televidentes dado el fuerte carácter simbólico del acto en que dos mujeres indígenas se presentaban como las cartas con mayor opción. También llenó de esperanza al amplio sector que quiere grandes transformaciones, pues veían que, pese a la diversidad de la Convención, era posible ponerse de acuerdo.
De tal modo, compitieron Isabel Godoy (del pueblo colla) y Elisa Loncon (del pueblo mapuche), lográndose en la segunda vuelta conglomerar las fuerzas de izquierda que le dieron 96 votos a Loncon, quien pasará a la historia por ser la primera presidenta de la Convención Constitucional, en una imagen televisiva que pervivirá por siglos. Esto fue coronado con un discurso memorable que inicio en su lengua natal y termino en español: “Todos juntos vamos a refundar este Chile, tenemos que ampliar la democracia, tenemos que ampliar la participación hasta el último rincón de Chile para que sea un proceso transparente […] Por los derechos al agua, por los derechos de las mujeres, por los derechos de los niños” (acá el discurso completo).
Vendría luego la segunda votación para elegir vicepresidente y acá fue un poco más reñida la pelea entre el ganador Jaime Bassa (Frente Amplio) y La Lista del Pueblo, con Rodrigo Rojas (Pelao Vade, un icono de las protestas en Santiago). Tal vez acá se vio una suerte de adelanto de cómo pueden llegar a ser las negociaciones futuras entre las coaliciones para llegar a acuerdos en la Convención; con una ex Concertación sin protagonismo y una derecha que no existió, y que vivió su primera jornada atrincherada, con cero diálogo y siendo espectador en primera fila de cómo se caía a pedazos la Constitución de 1980.
Todo lo anterior televisado al país, con imágenes indesmentibles y que hablan por sí solas, las que pervivirán en la historia y que no pudieron ser tergiversadas ni connotadas por los comentarios de un establishment televisivo que ayer tuvo que narrar lo evidente y que poco a poco comenzará a pasar al olvido.
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