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Martes, 5 de Agosto de 2025
[Sábados de streaming – Documentales]

El crimen del siglo – Dos veces tragedia

Juan Pablo Vilches

Fugitive - The Crime of the Century (2021)

Fugitive - The Crime of the Century (2021)
Fugitive - The Crime of the Century (2021)

Medio millón de estadounidenses han muerto por opioides durante este siglo. Y unos pocos estadounidenses se enriquecieron con esto, corrompiendo de paso a las instituciones del Estado. Y lo peor es que esto ocurrió dos veces en menos de 20 años.

A comienzos de este año, un representante republicano por Texas (era que no) llamado Dan Crenshaw, llevó a un nuevo nivel la política performática de su partido al proponer que las fuerzas armadas estadounidenses intervengan militarmente en territorio mexicano. No contra el gobierno de AMLO (aún), sino contra los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación por ser los supuestos responsables del tráfico de fentanilo a su vecino del norte.

Esta droga opioide de bajo costo, alto poder adictivo (100 veces más que la heroína) y altísima probabilidad de propiciar sobredosis letales, mató a más 70 mil estadounidenses en 2021 y es la responsable de las pavorosas imágenes que se viralizaron hace poco, con el barrio de Kensington, en Filadelfia, inundado por un enjambre de zombies. Ciudadanos estadounidenses con su juicio y sus sentidos nublados por el fentanilo.

Mientras otros performers republicanos como Lindsey Graham y William Barr respaldan la propuesta de Crenshaw –comparando al fentanilo con un arma de destrucción masiva, y a México con Afganistán–, y AMLO defiende a su país diciendo que el fentanilo viene principalmente de China, en el catálogo de HBO Max figura un documental que ya en 2021 iba a la raíz del problema. La que por cierto los republicanos nunca mencionan.

El responsable de la cinta es Alex Gibney, quien carga con un Oscar a cuestas y una sólida trayectoria denunciando crímenes de cuello blanco (Enron, the Smartest Guys in the Room) y develando fraudes (La mentira de Armstrong o La inventora), entre muchas otras formas de exhibir los monstruos que pululan en el pesadillesco sueño americano. Y es precisamente lo que hace acá, con nombre y apellido.

El título de El crimen del siglo podrá parecer exagerado, pero esa sensación se disipa con las cifras presentadas por el autor en unos letreros enormes y ficticios que nadie ve. Medio millón de estadounidenses muertos desde el 2000 por causa de los opioides, lo que además genera pérdidas enormes para el Estado y ganancias aún más grandes para las farmacéuticas. Las principales villanas de esta historia por haber generado la demanda que hoy satisface el fentanilo.

El documental explica el cómo en dos episodios, porque en la práctica cuenta dos historias casi idénticas, con protagonistas distintos pero con los mismos resultados.

La primera comienza con un interesante y veloz repaso al uso de las drogas en la historia de la humanidad, junto con un relato aún más interesante sobre el tráfico de drogas y en particular del opio. Con el infame imperio británico propiciando la infame Guerra del Opio por razones económicas, como ejemplo más descarado de que todo esto es historia antigua y que la falta de escrúpulos a la hora de gestionar este negocio no ha cambiado en nada.

Eso mismo ocurre con la oxicodona, villana y protagonista de este primer episodio, lanzada a mediados de los 90 por los archivillanos de la familia Sackler y su infame farmacéutica Purdue, quien comercializó un producto para pacientes terminales como un comodín para tratar cualquier dolor.

Como este documental es presentado desde el escándalo y una sorda indignación moral, Gibney recurre a ciertos trucos de Michael Moore al darle toques de humor y sorna al relato, mientras se exacerba a la vez la violencia de lo que se nos está contando.

Los montajes paralelos con los objetos de arte coleccionados por los Sackler y las pocilgas donde mueren los adictos a la droga que vendieron, y los siniestros eventos corporativos para premiar a los vendedores más eficaces en sobornar médicos que la prescribían, son algunos de los gatilladores de incredulidad más espectaculares. Pero ni de lejos son los más importantes.

El creciente elenco de fuentes, más material inédito de uno de los Sackler declarando ante la fiscalía, explican bastante bien cómo Purdue literalmente compró a un funcionario de la FDA (Agencia estadounidense para alimentos y medicamentos) para relativizar el poder adictivo de la oxicodona. Y posteriormente inhibió al Departamento de Justicia de llevar a juicio a la farmacéutica por la epidemia de sobredosis que causaron en a finales de los 90 y durante los 2000.

La andanada de evidencia contra Purdue y su fármaco es condimentada por un médico defensor de los tratamientos con oxicodona –y bien pagado por ello–, mas no para “equilibrar” el documental sino para relevar “la mirada de los malos”, de quienes con total sinceridad explicitan sus razones y la narrativa que se inventaron y que se creen para hacer lo que hacen.

Esta es una constante en la obra de Gibney, y como tal aparece en el segundo episodio, el dedicado al fentanilo. Comercializada desde 2012 por Insys y su CEO/fundador/delincuente John Kapoor bajo la marca Subsys, esta droga tiene como principal defensor y acusador a su simpático y sociópata vicepresidente de ventas. Un pícaro llamado Alec Burlakoff.

El testimonio de este individuo no solo sirve como columna vertebral de este episodio –no tan redondo como el anterior–, sino como vitrina de la disociación moral que genera este tipo de negocios: donde se sabe que se hace el mal pero se elaboran complejos sistemas de autoengaños para relativizar ese mal, incluyendo el amparo de la legalidad.

Así como la FDA y el Departamento de Justicia se dejaron comprar por Purdue, el Senado Federal neutralizó un inteligente ataque de la propia FDA contra la cadena de suministro de las drogas como Subsys. Entonces, fueron los Estados quienes empezaron a limitar la comercialización legal de los opioides, y ante esas dificultades llegó el tráfico ilegal desde el extranjero.

¿Desde China o desde México? Eso sigue debatiéndose, pero lo que sí es seguro tras ver El crimen del siglo, es que el origen de este problema es 100% estadounidense: por la codicia de sus farmacéuticas, la debilidad de sus instituciones ante el (gran) dinero y la enfermiza relación de los estadounidenses con el dinero y con el dolor.

Lo aludido en estas líneas es solo una fracción menor de las situaciones increíbles y absurdas que se ven en el documental, las que en conjunto dan la impresión de un país moralmente quebrado, con un gran capital incapaz de empatía alguna con sus compatriotas, a quienes trata y elimina como enemigos.

Y esto no solo pasó una vez, sino dos; solo que en la segunda ocasión la comedia no aparece por ninguna parte.

Acerca de…
Título original: Fugitive - The Crime of the Century (2021)
Nacionalidad: EE. UU.
Creado por: Alex Gibney
Duración: Dos episodios de 120 minutos cada uno, aprox.
Se puede ver en: HBO Max

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