Sábados de streaming

Cuatro magnates tecnológicos se reúnen en una casa aislada en las montañas, para lidiar con el desastre mundial que ellos mismos provocaron. Es sátira y no es jocosa, pero al menos sus personajes son y parecen seres humanos.

Empujada desde el pasado por una historieta canónica, y agitada por un presente de guerras ideológicas y motosierras, esta serie argentina conquistó el mundo reivindicando su cultura y sus tragedias. No es la primera vez que ocurre.

No tiene penetración psicológica ni una teología muy elevada, y su época la obliga a chapotear en el maniqueísmo político. Dicho esto, este thriller vaticano acata eficazmente los mandatos del entretenimiento.

Por ser un prodigio técnico y un aporte al debate público, merecidamente es considerada como la serie del momento. ¿Es perfecta? Ciertamente que no, pero tiene el valor de decir más de lo que parece. HAY SPOILERS.

Si la premisa de este documental es que filmar es un acto de resistencia –contra Israel, en este caso–, no es para nada extraño que no tenga distribución en Estados Unidos pese a haber ganado el Oscar.

Rodeada de hype, esta película llega al streaming después de ganar un premio en Cannes y hacer vomitar a algunos espectadores en los cines. ¿Es para tanto? No, en ningún sentido.

Este documental –más periodístico que autoral– registra una explosiva regresión de lo que conocemos como primer mundo hacia algo parecido a un efímero estado de naturaleza. Lo inquietante es que esa regresión sigue ebullendo.

Un libro de memorias del siglo XIX inspira a esta película híbrida sobre el conflicto en el Wallmapu. Entre escenas de época, imágenes de otras películas e historias orales, se conforma un veredicto definitivo e infinitamente triste.

Esta película es larga, extensa y grande. Capaz de empezar y recomenzar varias veces; capaz de contener la estela de Buenos Aires y su opuesto; capaz de contener reflejos y reflexiones sobre el cine de su país. Y sobre el cine en general.

Con un genocidio en curso –y perpetrado por colonos–, esta película chilena se suma a otras importantes obras contemporáneas empeñadas en conocer y entender al genocida.

El olvido por Alzheimer de una persona es también la amnesia de un país completo, y este premiado documental muestra los esfuerzos titánicos por combatir contra el uno y la otra.

Se le han criticado errores e inexactitudes históricas, pero eso importa poco al lado del reduccionismo radical con que se aborda esta figura gigantesca para que la película pueda funcionar. Y funciona, pero a un costo altísimo.

El documentalista más prestigioso de EE. UU entrevista a uno de los escritores más importantes de la segunda mitad del siglo XX. ¿Tenemos una sandía calada? Sí, claro… pero pudo ser aún mejor.

La primera película en llevar a Pinochet como protagonista, no se conforma con insultarlo –por suerte– sino que lo deforma para convertirlo en la metáfora de algo mucho mayor.

Un retorno más al secuestro y asesinato de Aldo Moro, esta vez relatado como la pasión de un hombre que se ramifica hacia sus cercanos; traduciendo un hecho político en un drama de padres, hijos y esposos.

El club queer más reputado del Berlín de entreguerras fue un crisol de personajes fascinantes que se dispersaron a la sombra de las esvásticas. Este documental sigue a algunos de ellos y a la vez pone a nuestra época ante un espejo bastante oscuro.

La conmoción por el asesinato de Nahel M. a manos de la policía tiene un antecedente directo en el caso del estudiante Malik Oussekine, muerto en 1986 por creer que el Estado francés lo consideraba uno de los suyos.

Medio millón de estadounidenses han muerto por opioides durante este siglo. Y unos pocos estadounidenses se enriquecieron con esto, corrompiendo de paso a las instituciones del Estado. Y lo peor es que esto ocurrió dos veces en menos de 20 años.

A diferencia de otros productos de este tipo, acá no tenemos la semblanza de un pillastre crónico que embaucó por décadas al sistema. Tenemos otra cosa, más interesante pero no necesariamente bien explicada.

Nos enfrentamos a una historia pequeña, una nota al pie de página de una leyenda de nuestro tiempo; y a la vez, a una anécdota puntual que cambió para siempre el negocio del entretenimiento deportivo. Todo eso a la vez, y en simple.

Una seguidilla de incidentes internacionales son el terreno donde florece una opaca diplomática estadounidense como embajadora en Londres. A esta buena mezcla de apoteosis con tour de force se le filtra la propaganda, eso sí.

Sin furia y algo de ruido, este documental falso parodia a los venerables programas educativos de la BBC para reírnos, obvio, y también para hacer el duelo por el proyecto socialdemócrata que los produjo.

La dictadura chilena vuelve a la pantalla, relativamente diluida para que se parezca a todas las demás, y como telón de fondo de una historia (trunca) sobre rebeldía y privilegio.

Hay un problema cuando un producto promete implícitamente informar sobre un misterio, cuando lo que realmente quiere es marear al espectador con las razones por las que probablemente nunca sabrá nada.

El post-mortem del asedio del FBI al reducto de las secta davidiana en 1993 es sumamente minucioso al contar y mostrar lo que pasó, en los planos humano y procedimental. En el plano político todo es más opaco; y es una pena, pues las responsabilidades están ahí.

Ganadora de Cannes y candidata al Oscar, esta comedia negra empieza y termina tratando de hablar en serio sobre la igualdad y su opuesto. El problema está en todo lo que ocurre entre medio.

Detrás de este perro y su estilo de vida hay una gran extravagancia, la que a la vez es mostrada como un pandemónium de las taras del mundo moderno, y también como una experiencia terapéutica para el individuo que lo orquesta todo.

Basado en una laureada novela de Jorge Volpi, este documental se vale de un bullado caso policial con secuelas diplomáticas para denunciar el opaco orden que sostiene y atormenta a la sociedad mexicana.

La estafa piramidal más grande de la historia es la excusa para perfilar (insuficientemente) a su perpetrador y para dar cuenta del ecosistema que hizo posible la estafa y de las represalias que tomó. Y esto último pega fuerte.

El saqueo de los edificios públicos en Brasilia agregó un nuevo e inesperado capítulo a un buen documental de 2019 que ya alertaba del deterioro de democracia en ese país. Eso sí, también relevó sus falencias.